El místico que anhelaba un mártir para su Instituto

Memoria de monseñor Jaramillo Monsalve, asesinado hace 25 años

 

DOC.-RECONCILIACION-ARCP.-ABRIL-2014

Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, primer obispo de Arauca, fue asesinado por el ELN hace 25 años, el 2 de octubre, en la vereda Santa Isabel de Panamá, Municipio de Arauquita, departamento de Arauca. Había nacido el 14 de febrero de 1916, en Santo Domingo (Antioquia). En 1929 ingresó al Seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal (Antioquia). Llegó a ser Superior General de este Instituto. Fue ordenado sacerdote el 1º de septiembre de 1940 y el 10 de enero de 1971 consagrado obispo y nombrado vicario apostólico de Arauca. Sus restos reposan en la catedral de Arauca. Actualmente está en curso el proceso de canonización de este mártir de la Iglesia colombiana. Otro obispo, monseñor Isaías Duarte Cancino, arzobispo de Cali, siguió sus pasos unos años después, asesinado por las mafias que siembran el terror en Colombia.

Por encima del poder

“El rasgo esencial del hombre en tanto que hombre no es preguntar por el poder, sino por el deber, y abrirse a la voz de la verdad y sus exigencias. Los mártires responden de la capacidad de verdad del hombre como límite de cualquier poder y como garantía de su semejanza con Dios. Así es como los mártires son los grandes testigos de la conciencia, de la capacidad otorgada al hombre para percibir el deber por encima del poder y comenzar el progreso verdadero y el efectivo ascenso” (J. Ratzinger, Verdad, valores, poder. Piedras de toque de la sociedad pluralista. RIALP, Madrid, 2012, p. 64).

 

Ejemplo que inspira

Tumba de Monseñor Jaramillo en Arauca

Tumba de Monseñor Jaramillo en Arauca

Nunca tuve el privilegio de conocer personalmente a este Obispo, pero tuve un primer contacto con él cuando, siendo yo un adolescente, un sacerdote amigo me pasó un libro escrito por Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, He ahí el hombre. Palabras fugaces sobre Cristo; después me di cuenta que concluía con las mismas palabras del Apocalipsis: “Veni Domine Iesu” (22, 20). El impacto que este libro produjo sobre mí aún permanece en mi mente. De hecho, he sabido por personas que conocieron a este obispo sobre su calidad de predicador y de místico. En realidad puedo comprobar que sus palabras no eran tan “fugaces”…

Cuando supe de su martirio hace 25 años me faltaban cinco años para ordenarme sacerdote. Hoy doy gracias a Dios por estos 20 años de ministerio sacerdotal que cumplo cada 2 de octubre, bajo la protección de los Santos Ángeles Custodios. El ejemplo de este santo obispo no deja de inspirarme en esta Colombia que espero un día sea capaz de vivir en paz y armonía, de respetar la vida y los derechos de los ciudadanos, de salvaguardar la libertad y defender la justicia y la verdad, valores todos por los que luchó Mons. Jesús Emilio.

En una entrevista que hice hace poco al vicario apostólico de Tierradentro, publicada en Avance Vicentino (Abril – Junio 2014, pp. 114-116), Monseñor Edgar Hernando Tirado Mazo, quien conoció personalmente a Monseñor Jaramillo Monsalve y quien fue sucesor suyo en el gobierno general de los Misioneros Javerianos, le pedí el favor de que resumiera los aspectos más importantes de este obispo: “fue el místico, el predicador, el enamorado de Cristo y de María, que anhelaba un mártir para su Instituto y le correspondió a él mismo serlo”. He ahí la síntesis de lo que fue Monseñor Jesús Emilio. Dios le concedió la gracia del martirio, algo reservado a pocos. Esperamos un día verlo venerado en los altares. Él es en verdad un mártir de la violencia de Colombia, una víctima de aquellos que no creen en la fuerza de la razón y del diálogo; un hombre, un cristiano, un sacerdote, un misionero y un obispo que selló con su sangre lo que creyó, lo que escribió y lo que predicó. Que la ayuda de su intercesión nos ayude a encontrar caminos de paz, de diálogo, de reconciliación, de perdón y de entendimiento mutuo.

Texto: Orlando Escobar, C.M.

Foto: Quijote Discipulo,  Diócesis de Arauca

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