La incombustible familia

Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de SevillaCARLOS AMIGO VALLEJO | Cardenal arzobispo emérito de Sevilla

“La Iglesia católica tiene su modelo de familia, y a la que quiere prestar una especial atención pastoral…”

 

No es la primera vez, y seguro que no será la última. El tema lo merece, porque la familia es algo troncal e imprescindible en la vida de la sociedad. El papa Francisco había convocado una asamblea extraordinaria del sínodo de los obispos al objeto de reflexionar sobre la familia y preparar, al mismo tiempo, la asamblea general ordinaria, de esa institución sinodal, a celebrar en octubre del año 2015.

Obispos, matrimonios, auditores y auditoras, expertos y representaciones fueron convocados y hablaron con enorme interés acerca de la familia y de cuanto afecta a esta comunidad de vida y de amor. Esta asamblea sinodal ha tenido notable eco en los medios de comunicación. Aunque se debe reconocer que más interés se prestaba a lo que podría ser tangencial, aunque importante, que a lo verdaderamente fundamental e imprescindible en la familia: consolidar el amor fiel y la felicidad.

Uno y otro día se nos hablaba de las opiniones acerca de la admisión al sacramento de la comunión a personas que se encontraban en situación irregular, como eran los divorciados vueltos a casar. También de situaciones de convivencia y parejas de hecho, para los que los sinodales pedían comprensión y respeto.

Siendo tan importantes todos esos problemas y situaciones, que en alguna manera podríamos llamar colaterales y que, repito, merecen una atenta reflexión, en forma alguna acaparaban las intervenciones de los participantes en el Sínodo. Lo importante era la familia cristiana y su misión en la Iglesia y en el mundo. Con el matrimonio entre un hombre y una mujer y unas características de unidad e indisolubilidad.

Que existen otras formas de convivencia entre personas es evidente. Pero la Iglesia católica tiene su modelo de familia, y a la que quiere prestar una especial atención pastoral. Este empeño está motivado no tanto por toda esa serie de situaciones especiales, problemas, agresiones y presentaciones ridículas, cuando no violentas acerca de la vida familiar y hasta un sospechoso interés por desprestigiar el matrimonio y la familia.

En la relación que se presentó al final de las reflexiones efectuadas en el aula de la asamblea sinodal, se subrayaba el interés que se había tenido en responder a lo que es la familia cristiana en su situación actual y concreta, con sus especiales circunstancias antropológicas y sociales. Poner la mirada siempre en Cristo “para repensar con renovada frescura y entusiasmo cuanto la revelación, transmitida en la fe de la Iglesia, nos dice sobre la belleza y sobre la dignidad de la familia”. Y ver y discernir los caminos que debe seguir la Iglesia en su compromiso con la familia.

 

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