“Un corazón envidioso se vuelve ácido, en vez de sangre tiene vinagre”

En la audiencia general de ayer, el Santo Padre subrayó el mal que causa el pecado de la envidia

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ÁLVARO ESPINOSA (ROMA) | El papa Francisco denunció este miércoles 22 de octubre una serie de vicios que afectan a personas clericales pero también a cristianos que se creen virtuosos. Ante más de sesenta mil participantes en la audiencia general, el Papa enumeró claramente los vicios corrosivos: “¡Cuánta división! ¡Cuánta envidia! ¡Cómo se habla mal de otros! ¡Cuánta incomprensión!”.

El Papa advirtió que “tenemos envidia porque alguien ha comprado un coche, porque ha ganado la lotería… Pero esto hace daño”. En tono muy fuerte añadió que:

La envidia crece y llena el corazón. Un corazón envidioso se vuelve ácido, en vez de sangre tiene vinagre. Nunca es feliz.

Como consejo para superar ese defecto, el Papa invitó a “apreciar las dotes de los demás, y dar gracias a Dios por habérselas dado a esas personas”.

De esta manera el Santo Padre invitó como en otras ocasiones, a adquirir la costumbre de “dar gracias. Una persona que sabe dar gracias es un corazón noble”.

El pontífice tomó como referencia las antiguas comunidades cristianas en tiempos del apóstol san Pablo, que encontraron muchas dificultades ya que vivieron “las experiencias de las envidias, las divisiones, las incomprensiones y marginación“. En ese sentido, afirmó:

Todo esto no está bien, porque en vez de edificar y hacer crecer a la Iglesia como cuerpo de Dios la destrozan en muchas partes.

Francisco recomendó aplicarse:

Algunos consejos concretos de Pablo a los cristianos de Corinto: apreciar los dones de nuestros hermanos, acercarse y compartir los sufrimientos de los últimos y los más necesitados, manifestar la propia gratitud a todos, no considerarse nunca superior a los demás.

  • Ver audiencia general íntegra:

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