Ojo al Sancocho: cine de resistencia y soberanía

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El Festival Internacional de Cine y Video Alternativo y Comunitario Ojo al Sancocho, llegó a su séptima versión. Cada año y durante una semana Ciudad Bolívar es el escenario de aproximadamente 900 producciones cinematográficas nacionales e internacionales y el espacio propicio para el intercambio artístico y cultural en medio de talleres, conciertos, foros, conversatorios, lunadas y sancochos comunitarios. Esta iniciativa popular fue reconocida por la revista Semana en el 2013, como “una de las 100 experiencias que cambian al mundo”. Fue postulada a la UNEP Naciones Unidas, en el 2010 “como la mejor experiencia en Innovación auto sostenible Urbana en Colombia”. En el 2009, la Casa Editorial El Tiempo le otorgó el premio cívico por “mejor experiencia comunitaria de Bogotá”. Actualmente, el Festival es considerado como el evento de cine comunitario más importante de América Latina  y en su página oficial, www.ojoalsancocho.org se pueden ver las memorias audiovisuales desde 2008.

En la más reciente versión de Ojo al Sancocho participaron Diana Coryat, gestora cultural en medios comunitarios, cine documental y educación popular en Ecuador; Carlos Nascimento, director de la película Ciudad de Dios y fundador de Nuestro Cine, una de las organizaciones más importantes de cine popular de Latinoamérica; Catalina Casanova Bejarano, asistente y coordinadora de la vicepresidencia de relaciones internacionales del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica; Edgar Flores Mego, cineasta, comunicador audiovisual del grupo Chaski y promotor de cine alternativo en diversas provincias del Perú; Ramiro García, promotor de la asociación argentina Cine en Movimiento; el cineasta chileno José Luis Sepúlveda Lizana; la Corporación Full Producciones (Antioquia); Susana Lucia Valencia Abello, integrante del colectivo de comunicaciones Kucha Suto de San Basilio de Palenque (Bolívar); la Escuela Audiovisual Infantil (Caquetá); Platohedro, plataforma creativa colaborativa con sede en Medellín y La Asociación de Jóvenes Desplazados Nueva Imagen en Unión (Quibdó), que ha venido trabajando sobre la memoria, la violencia y los derechos humanos.

“Crear es un acto ético”

“Crear es un acto ético”

“Soñar es resistir”

En el año 2008, fruto de la necesidad de democratizar la cultura y la educación audiovisual, nace la propuesta Ojo al Sancocho de manos de Sueños Films Colombia, organización comunitaria sin ánimo de lucro. Las dinámicas que facilitaron esta iniciativa audiovisual surgieron del tejido mismo que compone la localidad de Ciudad Bolívar: 73% del territorio es rural, un gran parte de la población que allí reside ha llegado por desplazamiento forzoso, muchos de ellos indígenas y afrodescendientes, muchos de ellos niños, jóvenes y madres cabeza de familia. El cine comunitario inicia entonces como una manera de resistir los embates de la violencia, como una mirada que, lejos de los estigmas que la sociedad colombiana le ha impuesto a Ciudad Bolívar, es cercana a la esperanza, a la sencillez, a la espontaneidad y a la creatividad de su gente. 

Soberanía audiovisual

Cine comunitario,  una mirada de esperanza

Cine comunitario, una mirada de esperanza

La educación y las herramientas mediáticas democratizadas, a través de líderes culturales de diversas organizaciones nacionales e internacionales, de colectivos culturales y de entidades educativas, han permitido a los habitantes de esta localidad representar cinematográficamente tanto sus vivencias particulares, como sus problemáticas sociales en diversos formatos: documental, ficción, animación y video danza. 

Este año el Festival rindió homenaje póstumo a la vida y obra de Stefan Kaspar, cineasta suizo, cofundador del grupo Chaski y gestor de un modelo de producción comunitario y participativo para Latinoamérica. Según Kaspar, la cultura audiovisual debe surgir desde la comunidad, “no del norte hacia el sur, no del centro a la periferia”, pues es desde el corazón de lo comunitario donde se supera la desigualdad, donde surge la soberanía y donde, desde la visualización de la injusticia, se puede “aprender de ella para superarla”. Aseguraba que el cine, puesto en manos de la comunidad, permite el desarrollo local, porque su interés no es económico, no obedece a las lógicas del mercado y del espectáculo mediático, sino que “reconstruye la memoria local desde sus especificidades”, “fortalece la identidad y genera conciencia crítica” y “acorta la distancia entre el ver y el querer hacer”. Muestra de ello es la obra de video danza y tejidos de la comunidad Wounnan, residente en Ciudad Bolívar y desplazada desde el año 2009 de su territorio ancestral, por encontrase en medio del conflicto armado entre guerrilleros, militares y paramilitares del departamento del Chocó. Ellos, al igual que muchos habitantes de la localidad, han encontrado en la creación el camino para resistir el desarraigo, la violencia, la desigualdad, la pobreza; porque como sentenció Alfredo Molano en su más reciente discurso, “crear es, al fin y al cabo, un acto ético”.

Texto: Biviana García.

Fotos: Festival Ojo al Sancocho, Cinencuentro

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