Compromiso de los Capuchinos en La Guajira

Más de cien años de presencia en la región

 

“Disponibilidad, fraternidad y sencillez”

“Disponibilidad, fraternidad y sencillez”

La primera expedición de Capuchinos después de la Independencia llegó a Santa Marta el 7 de enero de 1888; y a Riohacha, diez días después. Actualmente, somos dos hermanos presbíteros en la única fraternidad capuchina en La Guajira. Atendemos la parroquia Divina Pastora en Riohacha y mantenemos compromiso misionero con la periferia. En zona rural atendemos pastoralmente las rancherías wayúu y los Centros Etno-Educativos cercanos a Mayapo, llegando hasta El Pájaro (municipio de Manaure), pero disponibles para el servicio presbiteral y fraterno en otras rancherías indígenas en la vía a Maicao y en la vía a Valledupar.

Solidaridad y sencillez

Los indígenas wayúu, beneficiarios de los internados indígenas fundados por los Capuchinos en 1911 y hoy orientados por el obispo diocesano, nos buscan para bautizar a sus niños y jóvenes; para la primera comunión en las fiestas patronales y para concurridos funerales, en los cuales también participan familiares que vienen de La Guajira venezolana. El “segundo entierro” une el clan wayúu mucho más y refuerza su experiencia de Dios, a quien llaman Mareiua.

El servicio que los Capuchinos en la actualidad llevamos a cabo se caracteriza por la disponibilidad, la fraternidad y la sencillez franciscanas, formando a los niños y jóvenes indígenas en el compromiso cristiano por la justicia social, en momentos en que la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios señala que 184.000 personas de los municipios de Uribia, Maicao y Manaure están afectadas por la crisis alimentaria, de agua y saneamiento. Según la ONU, el cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela ha empeorado la situación. “La combinación simultanea de la sequía prolongada y del cierre de la frontera con Venezuela han agravado las condiciones de la población en el acceso a medios de vida. El aumento de los precios de los alimentos ha disminuido los niveles apropiados de consumo y el acceso económico”, señala un informe humanitario.

El compromiso místico-profético de los capuchinos colombianos sigue vivo, tras el ejemplo de hermanos españoles e italianos. Sentimos la cercanía de la Conferencia de Religiosos de Colombia, solidaria con los guajiros en este tiempo de sequía prolongada, mediante significativos aportes económicos. Con el obispo, Mons. Héctor Salah, el clero diocesano, las comunidades franciscanas y demás comunidades religiosas, mantenemos óptimas relaciones, clamando a Dios el envío de nuevas e incansables vocaciones misioneras.

Texto: Fray Evaristo Acosta Maestre, OFM Cap.

Foto: Maleiwa Wamashii  

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