Domund: La misión tiene futuro

En más de 130 países los misioneros españoles desarrollan su misión pero su futuro se enfrenta a la crisis de vocaciones

Anastasio Gil (arriba izda), anfitrión del encuentro en sede de  OMP, en Madrid.

Anastasio Gil (arriba izda), anfitrión del encuentro en sede de OMP, en Madrid.

Domund: La misión tiene futuro [ver extracto]

JOSÉ LORENZO. FOTOS: LUIS MEDINA | Un año más, la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND), que se celebra el domingo 19 de octubre, nos convoca a la solidaridad con las Iglesias y comunidades más necesitadas. En el día a día, haciendo frente a esas necesidades, están 13.000 misioneras (ellas son el 54%) y misioneros españoles.

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Cada mañana, al despuntar el día, todos hacen bueno el lema de este año: Renace la alegría. Sin embargo, a pesar de ser el país con más misioneros católicos del mundo, la media de edad es también muy alta: 71 años. Para reflexionar sobre cómo se ha de afrontar el futuro, Vida Nueva, con la siempre inestimable colaboración de Obras Misionales Pontificias (OMP) y su director nacional, Anastasio Gil, ha organizado uno de sus tradicionales Encuentros VN para pulsar la opinión de misioneros y misioneras, consagrados o laicos, que reflexionan sobre el futuro, el papel de los laicos o el relevo que se percibe gracias a las vocaciones en las Iglesias locales.

Son los laicos Mariela Reina Moreno, César González, Teresa Monedero y los religiosos Ida Colombo, de las combonianas, y José Martín Ruiz, de la Consolata, además de Anastasio Gil. Y en sus respuestas se toca la esperanza.

Ida Colombo (IC)

Recuerda “de siempre” su preocupación por los pobres. Se fue a Guatemala a buscar respuestas y regresó su pueblo, pero con la voluntad de volver a marcharse unos años. “¿Por qué solo unos años?”, le dijo un misionero. Entró en contacto con los combonianos y Jesús la cautivó. Ha estado diez años en Perú, ocho en Granada como formadora y, desde hace tres años, en Madrid, “dando servicio en la misión comboniana en Europa como provincial”. Cuando acabe, irá a África, a compartir el amor grande que sintió en aquel encuentro radical.
 
 

César González (CG)

Formado bajo el carisma de la familia dominicana, este joven burgalés se marchó a trabajar seis meses en una radio misionera en Sepahua, en la selva de Perú. Allí conoció a Mariela, con la que se casó. De vuelta en Madrid, aprovecha el tiempo libre que le deja su trabajo en un colegio mayor para aquilatar su experiencia en la Escuela de Formación Misionera. La intención es volver lo antes posible a la misión con Mariela.

 

Mariela Reina Moreno (MR)

Esta joven peruana quería ser misionera desde pequeñita, embebida por el testimonio de los dominicos y las misioneras del Rosario. Estudió Magisterio porque quería ayudar a los demás. Y en la selva de Sepahua consiguió fundir sus sueño de docente y misionera. Y de paso conoció a César, con el que ha empezado su particular proyecto de vida misionera en familia.

 

Teresa Monedero (TM)

Esta veinteañera madrileña tenía que estar en Sierra Leona, en la misión, pero la crisis del ébola se lo ha impedido… por el momento. Las dudas clásicas de todo adolescente que se hace preguntas la llevó a Alemania, donde trabajó en una casa para poder pagarse los gastos. Allí descubrió que se realizaba en el servicio, en la entrega. Era el runrún de la vocación. Estudió Trabajo Social y está deseando salir a servir.

 

José Martín Ruiz (JM)

Este jienense conoció a los misioneros de la Consolata estando en el Seminario Menor de Granada. Su vocación le llamaba a salir fuera de nuestra fronteras y, consecuentemente, se fue al seminario de los misioneros. Ha estado 24 años en Etiopía y ahora lleva cinco en España dedicado, como superior provincial, a la animación misionera. También él está deseando regresar a la misión.

 

 

¿Cómo se percibe el futuro de la misión?

marielaMR: Requerirá mucho el compromiso de los laicos, pues los religiosos y religiosas, por lo que estamos viendo, se hacen mayores y hay muy pocas vocaciones. Los laicos estamos yendo a los lugares de misión, haciendo lo que podemos con nuestras características y cualidades. Creo que nuestro hijos, si les ayudamos en esa vocación, serán también los que en el futuro vayan a ayudar.

teresaTM: Es verdad. Los laicos tenemos que darnos cuenta de que no son solo los curas y las monjas los que tienen que ir a la misión. Todos tenemos que evangelizar y caer en la cuenta de que la misión es para todos, que hay que comprometerse. Posiblemente, el futuro pasa ahora mismo por los laicos.

 
idaIC: De acuerdo en que el futuro pasa por una mayor conciencia de los laicos, pero la Vida Consagrada misionera no va a desaparecer. Todavía hay signos de esperanza, por lo menos en mi congregación. Y hay que pensar también en la Iglesia local. En mi instituto hay cada vez más hermanas que, desde el sur del mundo, nos ayudan también a evangelizar aquí en Europa.

joseJM: Va a cambiar el panorama… Aún tenemos la idea de que Europa es el ombligo, pero la Iglesia es universal y por eso no está en crisis vocacional. Es Europa quien sí lo está. Pero no es común a toda la Iglesia, no es una crisis vocacional en África o en muchos países de Asia. Y esto llevará a plantearnos las cosas de una manera distinta. La Iglesia misionera no tiene porqué hacer referencia a un continente. La Iglesia es misionera desde su origen y hemos de volver a esos orígenes, al Evangelio, a los Hechos de los Apóstoles y plantearnos lo que nos dice el papa Francisco: que la Iglesia es una Iglesia en misión, que las comunidades cristianas son comunidades abiertas, que evangelizan en su entorno y que envían también a algunos para que evangelicen. Es necesario despejar el horizonte. La Iglesia universal no está en crisis vocacional. Y Europa ha dejado de ser el ombligo de la Iglesia.

cesarCG: No entiendo mi vida sin este proyecto de vida conjunta en torno a una ilusión, a una experiencia común de vida. A pesar de que ahora estamos en España, es verdad que el origen de nuestra vocación –y de nuestra pareja– ha sido en misión y queremos que siga siendo en misión, aquí o allá, pero el proyecto de vida familiar para el futuro no se entendería sin fijarlo en un horizonte de estar en donde se nos necesita. Y también nosotros, laicos, necesitamos ir a esos lugares.

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¿Y qué pueden aportar los laicos a la misión?

cesarCG: En mi experiencia ha estado integrado el ser laico con ser misionero, y el serlo con las hermanas y con los frailes. De hecho, cuando el religioso que estaba al frente de la misión se vio obligado a regresar a España, fuimos los laicos y las hermanas quienes tomamos las riendas, entendiendo la misión como algo compartido. Yo creo que no se puede plantear ya que los laicos tengan que estar en ese camino. Sí que se tiene que plantear cómo han de estar, pero lo de que tienen que estar presentes es algo que hace muchos años que está superado, por lo menos esa es mi experiencia…

joseJM: Procedentes de España hay 13.000 misioneros y creo que 50 misioneros laicos…

anastasioAG: ¡Nooo! Hay más, podemos estar hablando de 600 o 700 laicos. Y creciendo… Desde 2012, más de un 2%. Y con un interés creciente en los jóvenes. Me llama la atención cómo muchos de ellos son capaces de salir de sí mismos, de su entorno e irse a vivir la experiencia de la misión. Entre esos que parten, algunos, de pronto, son deslumbrados por la vocación. Por eso, es necesario que los que tenemos la función del acompañamiento tengamos la audacia de provocar esa vocación. Decirles: “¿Y tú qué?”. Y hay gente que agradece que le plantees esa pregunta. En la Escuela de Formación Misionera hay un 50% de gente joven que ha vivido la experiencia del desgarro, del abandono, de dejar las cosas y ponerse en camino. Eso es motivo de esperanza y de ilusión.

marielaMR: Sobre eso tengo la experiencia de que a Sepahua (Perú) llegó una día un joven navarro comunicador para trabajar en la radio de la misión. Y viendo nuestro trabajo pastoral y cómo dejábamos en él nuestras energías surgió su vocación. Ahora ya ha pasado el noviciado de los dominicos. Ver que van surgiendo vocaciones te hace renacer la esperanza.

anastasioAG: Desde luego ningún joven se anima cuando nos ve cara de cuaresma… La alegría brota de una tarea ilusionada e ilusionante
 

 
teresaTM: Los jóvenes deseamos saber quiénes somos y para qué estamos aquí. Conforme te vas dando y entregando a los demás es como más puedes llegar a discernir el camino que Dios ha elegido para ti. Hay jóvenes que hasta que no les lanzas la pelota nunca se lo plantearían, cuando es fundamental para cada uno buscar su vocación.

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¿Contagia el Papa su alegría para salir a la misión?

marielaMR: Sí, creo que sí… Con su exhortación apostólica Evangelii gaudium hay gente que se vuelve a interrogar, a cuestionar qué puedo hacer yo ahora, ya sea desde donde vivo o compartiendo con otra gente en otros lugares. Se ve que hay muchas más inquietudes que han ido surgiendo.

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cesarCG: Con este mensaje de Francisco, cualquier joven que está en proceso de búsqueda quiere encarnar esa realidad, verla en la gente. Es verdad que hay distintos tipos de jóvenes, de quiénes y cómo son los llamados, pero lo cierto es que los jóvenes tenemos la inquietud de ir hacia un lugar o grupo de gente en el que poder ver a Cristo encarnado. Eso es lo que intento encontrar en mi proyecto de búsqueda. La vocación misionera es palpar la realidad encarnada del Cristo misericordioso, de la alegría del Evangelio… También cuando una persona está en proceso de formación y decide ser sacerdote, casarse o lo que sea, lo vive como una experiencia de satisfacción, de alegría.

joseJM: Lo que el Papa nos propone es muy bonito y fundamental: ¿de dónde viene la fuente de la alegría y del gozo para un ser humano? Viene del encuentro con Jesús, con Dios o con una persona, y la alegría es cuando tienes un encuentro y ese encuentro, cuanto más profundo, más gozo y alegría genera. ¿Pero cómo se va a producir el contacto con el otro si te encierras, te pones una armadura y no eres capaz de comunicarte ni salir de ti? Es imposible. Hay desafíos grandes, como la manera en la que nos relacionamos con el otro, sobre todo con el diferente. No estamos preparados para el ritmo a que nos lleva la globalización. La gente que viene en las pateras, por ejemplo, no estamos preparados para ir a su encuentro, porque vienen de una cultura distinta. La formación es fundamental, también para ayudarnos a salir de nuestros muros y poder vivir en alegría.

idaIC: Yo tengo la dicha de acabar de recibir a tres chicas que van a empezar la formación con las combonianas (una portuguesa,una italiana y una española). Así que signos de esperanza hay, y muy positivos. Sí que añadiría que, aparte del encuentro con Jesús, que da sentido y alegría a nuestra vida, a los jóvenes lo que les atrae es ver a una Iglesia comprometida, con gestos concretos y pocas palabras, como está haciendo el Papa hacia los más pobres. Los jóvenes no necesitan tantas palabras, sino ver dónde estamos nosotros, desde dónde estamos hablando, del compromiso con los inmigrantes, la lucha contra la trata… Nuestras iglesias tiene que estar más abiertas porque cada vez hay menos jóvenes en ellas, aunque cada vez están más comprometidos en movimientos sociales. El joven cree que un mundo nuevo es posible, y nosotros, como misioneros y misioneras, como Iglesia, tenemos que ser más creíbles, como lo está siendo el papa Francisco.

anastasioAG: Es lo que dice el cartel del DOMUND de este año: Renace la alegría. Cuando uno se enamora, cuando uno sale de sí mismo, cuando se deja seducir, cuando se descubre que en el otro puedo descubrir las respuestas a mis interrogantes –en algún caso es el Otro con mayúsculas–, renace esa alegría. Y esa es, en definitiva, la historia del cristianismo.

idaIC: Laicos, religiosos, sacerdotes, todos podemos trabajar juntos, y eso también es un testimonio muy grande de Iglesia. Es decir, no es lo mío, sino que es lo nuestro…

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En el nº 2.913 de Vida Nueva

  • Nuevo spot del Domund en apoyo a los misioneros:

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