La UE decreta la caza del inmigrante irregular

Conferencia Episcopal, CONFER y Cáritas censuran una redada con “sesgo racial”

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MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Pese a que su carácter era reservado, finalmente se ha filtrado a través de varios medios de comunicación la orden de la operación policial Mos Maiorum (traducible del latín como “la costumbre de nuestros ancestros”), decretada el 10 de julio por el Consejo Europeo y que, entre los días 13 y 26 de octubre, busca detener e interrogar en los estados miembros de la Unión Europea (UE) al mayor número posible de inmigrantes en situación irregular con el supuesto fin de obtener información sobre mafias de tráfico humano y bloquear las principales redes de inmigración ilegal.

La reacción de diversas entidades eclesiales, sociales y políticas ha sido de total repulsa ante lo que entienden una vulneración de los derechos humanos más básicos, pues la selección de los “sospechosos” partiría de criterios subjetivos de carácter racial. En ese sentido se muestra el comunicado conjunto del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones, CONFER y Cáritas [ver íntegro]:

Manifestamos nuestra inquietud en cuanto a las posibles vulneraciones de derechos humanos que pueda acarrear, puesto que la selección del perfil de las personas a detener para obtener información incluye, necesariamente, un sesgo racial.

Las instituciones eclesiales manifiestan otro motivo de preocupación:

Las mismas reservas se plantean con relación a los lugares en donde se desarrollarían estas detenciones: ¿hablamos de espacios públicos, de instalaciones y dispositivos de acogida de organizaciones sociales como las nuestras?.

Cuestión que aborda, en conversación con Vida Nueva, José Luis Pinilla, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones:

El Papa nos pide, en su mensaje para la Jornada de Migraciones de 2015, ‘una acción más eficaz e incisiva, que se sirva de una red universal de colaboración, fundada en la protección de la dignidad y centralidad de la persona humana’. Esto es lo que nos ha llevado a recabar, a través de nuestros contactos con instituciones eclesiales europeas, informaciones y advertencias técnicas.

Un volumen de información que, al ser público, se teme que sea aprovechado por las fuerzas policiales de toda la UE para acotar su búsqueda de inmigrantes irregulares y acudir directamente a los propios centros de estas entidades más comprometidas.

Algo que a Pinilla le hace exigir “garantías” a la hora de poder elaborar libremente informes por parte de toda institución comprometida en esta causa, puesto que situaciones como esta, de confirmarse, supondrán “una vulneración de derechos hacia estas personas”. Y hacia los colectivos para los que su defensa es su cuestión de ser:

Parece una macro-redada europea. Muchas de nuestra delegaciones contactan con inmigrantes sin documentación, por lo que no sería ficticio pensar que muchos de ellos puedan verse sometidos a un nuevo control e incluso pudiera ocurrir algún tipo de detención cerca de sus ámbitos.

Lo que, por otro lado, no le extrañaría:

Es como para alarmarse, porque con esta acción se pone a todos los inmigrantes irregulares en el ojo del huracán y se les estigmatiza, al asimilarlos con presuntos delincuentes.

Con el fin de conocer si situaciones así pueden producirse, Cáritas Europa, la Comisión Católica de Migraciones Europea y el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) han dirigido una pregunta al Parlamento Europeo en la que se pide que se explique:

Qué mecanismos se han puesto en marcha para garantizar que durante esta operación conjunta de la policía no sean violados los derechos fundamentales de los migrantes, incluyendo el principio de no discriminación, y qué medidas de seguridad efectivas se van a adoptar para asegurar la adecuada protección de los datos personales recogidos.

 

Conferencia Episcopal, CONFER y Cáritas censuran una redada con “sesgo racial”

La de José Luis Segovia, director del Instituto Superior de Pastoral de Madrid, es una de las voces más autorizadas en materia de derechos de los migrantes. Recién aterrizado de un viaje por Nador y Melilla, el sacerdote ofrece a Vida Nueva su valoración de la Mos Maiorum: “El propio nombre, ‘la costumbre de nuestros mayores’, apela nada menos que a las raíces éticas y religiosas de una Europa cosmopolita, abierta al diferente, que bebe de la razón griega, la idea de justicia romana (dar a cada uno lo que necesita) y de la compasión y el humanitarismo de la tradición cristiana, para designar una operación policial basada en la discriminación étnica y en la selección racial como criterios de control policial y como elemento de una política obsesionada con el imposible control de flujos”.

A su juicio, “además de estar llamada al fracaso (el único muro que contiene la desesperación es la justicia social)”, las administraciones públicas pueden incurrir con esta redada en la utilización de “herramientas proscritas por la legislación y la jurisprudencia internacional”, como ya ocurre con las expulsiones en caliente, “negadas de modo tan poco decente por el Ministerio del Interior”.

“Felizmente –concluye–, la Iglesia y sus instituciones, en fraternal defensa de los derechos de los migrantes, invitan a toda la sociedad a estar vigilantes, pues todos somos ‘guardianes de nuestros hermanos’. Está en juego nuestra propia dignidad. Eso es lo que aprendimos de nuestros mayores, lo que está en el código genético de nuestras raíces cristianas”. Y es que “pretender luchar contra las mafias sin hacerlo eficazmente contra la pobreza, supone fracasar en los dos frentes”.

 

#venidapormí

Como explica Miguel Ángel Vázquez, desde Por Un Mundo Más Justo están impulsando en las redes sociales la campaña #venidapormí, con la que buscan interpelar a la ciudadanía: “Llamamos al acto de desobediencia de romper el DNI y, una vez convertidos en ‘sin papeles’, marcarse la cara con el símbolo de ‘igual’ en negro y pronunciar ‘venid a por mí’. Es una forma de solidarizarnos con nuestros vecinos migrantes y de avisar a las fuerzas de seguridad de que, si van a por ellos, nos tendrán enfrente para velar por sus derechos. Mucha gente ya está compartiendo su foto con la cara marcada en redes sociales y esperamos que, a lo largo de estos días, el número aumente”.

En el nº 2.913 de Vida Nueva

 

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