Celso Morga: “Lucharé para que Guadalupe sea extremeña”

Primera entrevista con Celso Morga, nuevo arzobispo-coadjutor de Mérida-Badajoz

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Celso Morga: “Roma te da una dimensión distinta de cómo resolver los problemas” [ver extracto]

DARÍO MENOR (ROMA) | El arzobispo Celso Morga Iruzubieta, secretario de la Congregación para el Clero durante los últimos tres años, llegará a finales de noviembre a la Archidiócesis de Mérida-Badajoz como su nuevo arzobispo coadjutor tras ser nombrado el día 8 de octubre por parte del papa Francisco.

Santiago García Aracil, arzobispo de Mérida-Badajoz

Santiago García Aracil.

A partir del próximo mes de mayo se convertirá en el titular, pues Santiago García Aracil pasará a ser arzobispo emérito al cumplir los 75 años. Aunque le duele dejar Roma, reconoce que tenía ganas de estar al frente de un territorio eclesiástico, pues en la Curia romana “eres más un gestor que un pastor”. Dice que Mérida-Badajoz es una archidiócesis “tranquila y muy apetecible” y considera que podrá aportar su amplia experiencia en el trato con sacerdotes de todo el mundo.

PREGUNTA: ¿Tenía ganas de dejar Roma tras veintisiete años trabajando en la Curia?

RESPUESTA: Por una parte sí, pero por otra cuesta irse. Tengo aquí muchos amigos. Han sido muchos años de estancia. Llegaré a España a punto de cumplir los 67 años de edad. Es un momento de cambio. Deseaba hacer de obispo, pues en la Curia eres un obispo sui géneris, de un modo muy particular. Siempre estás entre papeles. Eres más un gestor que un pastor, aunque yo nunca me desvinculé de la pastoral ya que siempre trabajé en parroquias. He tenido la oportunidad de confirmar y ordenar diáconos. Aquí [en Roma] las parroquias te invitan mucho a ejercer el ministerio. Pero claro, eso no es lo mismo.

Mérida-Badajoz me parece una archidiócesis, por decirlo de algún modo, muy apetecible, pues no hay grandes problemas particulares ni politización, como puede ocurrir en otros lugares de España. Por lo que he leído y por mi trabajo en la congregación, sé que es una diócesis tranquila. Me consuela pensar que no habrá, por ejemplo, problemas particulares de patrimonio. No hay una multiplicación de pueblos pequeños con iglesias que son joyas artísticas, pero que resultan muy difíciles de mantener.

P: ¿Conoce la archidiócesis?

R: Tengo la referencia de amigos sacerdotes y, como le decía, de mi trabajo en la congregación. Pude, además, hablar con el arzobispo Santiago García Aracil en la reciente toma de posesión del cardenal Antonio Cañizares en Valencia. Los dos tenemos muy buena disposición. Él es un hombre abierto. Nos conocíamos ya de las visitas ad limina.

P: ¿Con qué bagaje llega a Extremadura?

R: Tengo bastante experiencia con los sacerdotes. Durante todos estos años me he ocupado de este tema, he tratado a sacerdotes de todas las partes del mundo. Es cierto que una cosa son los papeles y otra la vida real, pero me parece que me va a ayudar. Voy con gran ilusión por tratar a los sacerdotes, conocerlos y estar cerca de ellos. Como le decía, siempre he estado trabajando en parroquias con grupos y con la confesión, con la que se aprende muchísimo. Ves ahí cómo son los fieles, con sus problemas reales, dificultades y pecados. Por tanto, no me veo como un curial curial, aunque vengo de la Curia. Tengo experiencia de la vida de las parroquias, lo que me ayudará en el trato con la gente.

P: ¿Le aportará a usted también el hecho de haber palpado la universalidad de la Iglesia en Roma?

R: Claro. Estar tantos años en Roma te da una dimensión distinta de los problemas locales y de cómo se resuelven. Quizás un obispo que no haya tenido esta experiencia se dirige a Roma pensando que le va a resolver todos los problemas. Aquí también hay dificultades para sacar adelante los problemas, no hay una varita mágica. Ese trasfondo de la organización eclesiástica la tengo, lo que me ayudará mucho.

P: En Extremadura se reclama desde hace años que el monasterio de la Virgen de Guadalupe pase a pertenecer a una de las tres diócesis de esta comunidad autónoma y deja de depender de Toledo. ¿Qué postura adoptará?

R: Es una patata caliente. Es un problema que afecta a toda Extremadura, pues Guadalupe está en territorio extremeño, pero pertenece a la Archidiócesis de Toledo. Es, además, la patrona de Extremadura. No conozco bien la situación, pero lógicamente siempre lucharé para que sea extremeña, pero sin que llegue la sangre al río.

P: ¿Cómo ve el momento que vive la Iglesia en España?

R: Tengo la perspectiva sobre todo del clero. Nos quejamos de un clero que no puede estar a la altura de las circunstancias, pero mirando la situación en general puedo decir que los sacerdotes españoles no han dado demasiados problemas. Por ejemplo, no hemos tenido casi casos de abusos. Ha habido alguno, pero si comparas con Irlanda o con los Estados Unidos uno da gracias a Dios. Por lo que sé por medio de la congregación, creo que es un clero sano.

P: ¿Cómo se consiguió?

R: La formación ha sido bastante buena; quizás en estos últimos años no tanto, pero era buena. También el carácter español es muy normal, no te impulsa a buscar cosas extrañas. Tenemos una forma sana de relacionarnos, pasando mucho tiempo fuera. Recuerdo que un profesor del seminario decía bromeando que el protestantismo empieza donde acaba el sol y el vino. Esa perspectiva de fondo pesimista que tiene el protestantismo no la tenemos en España. Nos decía en tono jocoso aquel profesor que era imposible imaginarse a un napolitano protestante, pues tiene un sentido de la vida gozoso, nada pesimista.

P: ¿Tiene en mente algún modelo de obispo que piense seguir?

R: En La Rioja, los últimos obispos que tuvimos fueron muy buenos. Uno que yo no conocí pero que está muy presente en mi generación es don Fidel García. Fundó el seminario y tuvo que salir del Obispado en tiempos de la dictadura porque había publicado una carta pastoral muy dura contra el nazismo, cuando en España se vivía esa simpatía hacia el régimen alemán. Lo calumniaron y tuvo que exiliarse. Ese modelo lo tenemos siempre los curas de allí. Los pastores posteriores de La Rioja también son un modelo. En los obispos españoles que conozco veo un buen nivel. Son muy buenos pastores entregados a su grey.

P: ¿Ha podido hablar con el papa Francisco de su nombramiento?

R: Le escribí una carta dándole le gracias. Le contaba que me había roto el brazo jugando a pelota vasca. Hacía tiempo que no jugaba, pero vi a unos amigos y me tentaron. Le di siete veces y a la octava se me rompió el brazo. Como sabrá, tuvimos la plenaria de la Congregación para el Clero al principio de octubre, en el transcurso de la cual nos vimos con el Santo Padre. Fue el 3 de octubre. Él me preguntó entonces que cómo estaba del brazo. Es lo primero que me dijo. Después me repitió dos veces: “Hazlo bien”. Fue un encuentro muy cordial. Me impresionó su memoria, simpatía y afabilidad. Esta carta que le escribí era de finales de agosto y se acordaba de todo.
 

“Voy a una tierra abierta”

P: El presidente extremeño le ha dado la bienvenida deseando que “Dios le ilumine”. ¿Le ha respondido?

R: No lo sabía. Tendré que agradecérselo. Yo creo que voy a una tierra abierta, sin particulares problemas. Los habrá, por supuesto, como en todos sitios, pero no creo que sean creados inútilmente.

P: Uno de los más graves problemas de Extremadura es la emigración y el paro.¿Cómo se pueden afrontar pastoralmente?

R: En la página web de la archidiócesis he visto la labor que hace Cáritas y me parece que lo está haciendo muy bien. Está claro que es un paliativo. El paro es un problema que todos llevamos en el corazón cuando hablamos de España. Además de la labor de Cáritas, hay que hacer una acción pastoral para que la gente pueda tener un poco de esperanza y, en la medida de lo posible, presionar a todos los que tienen responsabilidades para que no olviden que los parados viven un drama personal cada día. Es algo terrible. En la carta que envié a la archidiócesis tras mi nombramiento me refería a esto. Me hacía cargo de esta situación dramática.
 

Con voluntad de servir

“Instantes después de hacerse público su nombramiento, el 8 de octubre, se difundía el saludo [ver íntegro] del nuevo arzobispo coadjutor a los fieles de Mérida-Badajoz. En él, Celso Morga afirma que va a esas tierras “con las manos llenas de buenos deseos, con gran voluntad de serviros y hacer el bien entre vosotros como imagen de Cristo Buen Pastor”.

En su nueva responsabilidad, va con el deseo de “trabajar pastoralmente en plena comunión de intención y afecto con nuestro querido papa Francisco” y “en plena comunión eclesial con nuestro querido arzobispo monseñor García Aracil”.

 

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