Francisco “las divisiones entre cristianos hieren a la Iglesia, hieren a Cristo”

Dijo ante miles de fieles en la tradicional Asamblea General de los miércoles

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ÁLVARO ESPINOSA (ROMA) | En plena vorágine informativa con motivo del Sínodo de la Familia, el papa Francisco asistió este 8 de octubre a la Plaza de San Pedro en la que le esperaban miles de personas para ofrecer su tradicional Audiencia General de los miércoles.

En su catequesis el Papa invitó a “no resignarse a esta división, que ha causado tantos conflictos a lo largo de la historia” Ante tal hecho Francisco exclamó “¡Incluso guerras! ¡Esto es una vergüenza!”.

El Santo Padre insistió en no acostumbrarse a esta situación de hecho, aunque venga de muy atrás, pues “las divisiones entre cristianos hieren a la Iglesia, hieren a Cristo”.

El Vicario de Cristo explicó que “la soberbia y el egoísmo que nos vuelven intolerantes e incapaces de escuchar y aceptar a quien tiene un punto de vista diverso”, es lo que aparece de uno u otro modo, detrás de estas heridas.

Invitando a un cambio definitivo de actitud, el Papa comentó que:

En todas las comunidades hay teólogos. Dejemos que discutan los respectivos teólogos, pero nosotros caminemos todos juntos, ayudándonos los unos a los otros y haciendo obras de caridad juntos. Esto es lo que se llama ecumenismo espiritual.

Esta idea de dejar discutir a los teólogos no es de ahora. En el viaje que se produjo a Tierra Santa en Mayo, el Papa comentó a los periodistas que el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, con quien rezó en el Cenáculo, le había confirmado un detalle del primer encuentro de sus predecesores, 50 años antes:

Me contó que Atenágoras le dijo a Pablo VI: ‘Nosotros caminamos juntos tranquilos, y a todos los teólogos los metemos en una isla, y que discutan entre ellos. Entretanto, nosotros, ¡caminamos por la vida!’.

La nota curiosa se produjo cuando el Obispo de Roma confesó de manera improvisada que hoy se cumplen 40 años de su primera comunión y añadió que además de entrar en comunión con Jesús, ese sacramento “nos introduce también en la comunión con los demás”.

 

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