Carmen Peña: “Espero que se propicie una mirada realista a los anhelos de las familias actuales”

Entrevista con una de las pocas participantes españolas en el Sínodo de la Familia

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JOSÉ LORENZO. FOTOS: LUIS MEDINA. | Un selecto grupo de ocho españoles participará en el Sínodo sobre la Familia. Carmen Peña García es una de estas personalidades, en calidad de experta adjunta a la Secretaría General. Profesora de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Comillas y Defensora del Vínculo y Promotora de Justicia en el Tribunal Eclesiástico Metropolitano de Madrid, cree que esta convocatoria sinodal era muy necesaria tras los vertiginosos cambios sociales que han afectado a la institución familiar

PREGUNTA: Mujer, laica y designada perito del Sínodo. ¿Qué lecturas podemos hacer de todo eso?

RESPUESTA: Es una satisfacción poder participar en una institución tan relevante, que intenta mantener vivo el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar. Este Papa ha dado gran impulso a esta colegialidad episcopal y a una mayor apertura, y me parece un dato esperanzador la inclusión de un número significativo de fieles laicos –de parejas de matrimonios, pero también de mujeres– entre los asistentes al Sínodo. De algún modo, supone un reconocimiento del sacerdocio común de los fieles y de la corresponsabilidad de todos los bautizados, a la vez que una muestra de realismo, pues las cuestiones relacionadas con la familia, el matrimonio, los hijos, etc. afectan de modo directo y principal a los laicos, y es bueno que estos sean escuchados en estos temas.

P: ¿Era necesaria la convocatoria de este Sínodo?

R: Sí, es una iniciativa oportuna y necesaria, pues son muy notables, a nivel mundial, los cambios sociales relacionados con la familia. Mirando solo a España, el cambio ha sido vertiginoso, con una significativa reducción de la tasa de nupcialidad y de natalidad, el aumento de las parejas de hecho y las familias reconstruidas, el incremento del número de divorcios, el reconocimiento legal del matrimonio entre personas del mismo sexo, la drástica reducción del número de matrimonios canónicos celebrados…

Aunque se trata de datos que requieren una cuidadosa valoración, no necesariamente negativa, esos cambios –unidos a otras situaciones, quizás no tan novedosas (poligamia, machismo, matrimonios interreligiosos…), que persisten en otros contextos culturales distintos– son un reto importante para la pastoral de la Iglesia y su misión evangelizadora.

Por otro lado, desde la perspectiva de la nueva evangelización, la familia sigue siendo una institución social básica, un ámbito privilegiado de amor, de socialización y educación, que constituye un punto de partida común para un diálogo con la persona y el mundo actual, en línea con las percepciones conciliares recogidas en la Gaudium et Spes. Espero que el Sínodo propicie una escucha atenta del sensus fidelium y una mirada realista a los anhelos, expectativas y dificultades de las familias actuales, de modo que se pueda proceder a una renovación del discurso que lo haga inteligible y significativo para la persona moderna. En ocasiones, el mensaje eclesial sobre el matrimonio y la familia puede ser percibido por la sociedad, e incluso por muchos cristianos, como un mensaje negativo, de oposición o de censura, en vez de como un mensaje de bienaventuranza, como una propuesta bella y atrayente que responde a los anhelos profundos de la persona.

Carmen Peña: “Espero que se propicie una mirada realista a los anhelos de las familias actuales” [íntegro solo suscriptores]

En el nº 2.911 de Vida Nueva

 

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