Por una Europa de la solidaridad y la paz

Las II Jornadas Sociales Católicas por Europa, celebradas en Madrid, animan al compromiso de los cristianos

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FRAN OTERO | Con un importante y variado cartel de ponentes y con el objetivo de dar respuesta desde la óptica cristiana a los grandes desafíos a los que se enfrenta el continente europeo en la actualidad, se celebraron en Madrid, del 18 al 21 de septiembre, las II Jornadas Sociales Católicas por Europa, evento que organizan conjuntamente el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comisión Europea (COMECE).

La conclusión, tal y como ha quedado plasmada en la declaración final [ver íntegra], es la siguiente:

Europa es una comunidad de vida y de destino. Frente a la crisis social, los cristianos cuentan con todas las herramientas necesarias para crear una Europa más fraterna y solidaria que ponga a la persona humana en el centro de su proyecto. La crisis actual ofrece una oportunidad para que los cristianos se comprometan de modo renovado y decisivo a favor de una Europa de la solidaridad y de la paz.

En primera fila, el ministro Jorge Fernández Díaz.

En primera fila, el ministro Jorge Fernández Díaz.

Durante cuatro días, los más de 200 participantes de distintos países reflexionaron, al hilo de las ponencias, testimonios y talleres sobre preocupaciones del Viejo Continente hoy. A grandes rasgos, se abordó la contribución de la fe cristiana al presente y futuro de Europa; la Europa social; el replanteamiento de la economía y el trabajo con una perspectiva cristiana; la persona y la familia en la base de la sociedad y los derechos humanos; y, finalmente, la propuesta de Cristo como fuente de esperanza.

Un trabajo que alentó el papa Francisco a través de una carta [ver íntegra] remitida por el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, en la que recordaba la importancia de:

Un testimonio más coherente y gozoso, que despierte las conciencias de una realidad en la que los bienes temporales y el orden social deben estar al servicio de la persona y su plenitud en Dios (…) Una Iglesia que presta mayor atención a las necesidades materiales de los que sufren,también aprenderá a ofrecer un anuncio más convincente de la verdad y de la salvación a los que tienen hambre y sed de vida eterna y a aquellos que piden razón de la esperanza que está en vosotros.

En esta línea se mostró, en la rueda de prensa previa al evento, el secretario general de Cáritas Europa, Jorge Nuño: “El mundo está ardiendo y los cristianos europeos debemos ser portadores de esperanza”. Citó, en concreto, a los cientos de personas que pierden la vida en el Mediterráneo buscando una vida mejor, la pobreza infantil que asola a tantos países y la situación de los refugiados sirios.

Por su parte, el cardenal arzobispo de Génova y vicepresidente de la CCEE, Angelo Bagnasco, presente ante los periodistas y luego en la inauguración de las Jornadas, defendió que los cristianos, la Iglesia, tienen algo que decir ante las cuestiones que afectan a Europa, siempre con un deseo de bien común. Dijo:

Juan J. Omella presidió una de las eucaristías.

Juan J. Omella presidió una de las eucaristías.

La Iglesia es libre de esgrimir un juicio de valor sobre lo que sucede y de retener aquello que es bueno, no para juzgar los corazones de los hombres, sino para alentarles a una visión más profunda y realista de la persona, del bien común y de los asuntos sociales.

En este sentido, en la defensa de las raíces cristianas, destacó la importancia de que los cristianos se sientan responsables de que Europa “no se convierta solamente en un proyecto económico y sin alma religiosa, sino en una comunidad de vida y de destino, como era el deseo de los padres fundadores”.

Así, citando el Evangelio, dijo que aunque los cristianos no son de este mundo, se tienen que ocupar de la sociedad y ofrecer una visión que nace del Evangelio y resplandece en Cristo:

Este patrimonio de humanismo es un tesoro que los cristianos tienen, no para sí, sino para ofrecer. Europa necesita un suplemento de humanismo. La Europa de la moneda única, de las finanzas… no puede resistir sino interioriza una visión, un patrimonio. No se vive solo de economía, se vive de significados y valores. Es una lección que está de actualidad.

Por una Europa de la solidaridad y la paz [íntegro solo suscriptores]

En el nº 2.910 de Vida Nueva

  • ‘¿Una Europa social?’, ponencia del cardenal Marx:

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