Perfilado el Sínodo que afrontará los retos de la familia

Habrá un total de 253 participantes, con representación de toda la Iglesia universal

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Perfilado el Sínodo que afrontará los retos de la familia [ver extracto]

ANTONIO PELAYO (ROMA) | La III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos ya ha entrado en sus carriles. Abordará, entre el 5 y el 19 de octubre, el tema Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización y será seguida, en octubre de 2015, por una segunda Asamblea General Ordinaria, ya con una mayor representación del episcopado mundial.

El martes 9 de septiembre, la Sala de Prensa de la Santa Sede hizo público el elenco de los participantes en la Asamblea Extraordinaria. Estas son las cifras generales de su composición: 114 presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, 13 representantes de las Iglesias orientales, 25 jefes de los dicasterios de la Curia romana y nueve miembros del Consejo Ordinario del Sínodo. La Unión de Superiores Generales (USG) ha designado a tres representantes y el Santo Padre, por su parte, ha nombrado a 26 miembros. Han sido igualmente invitados 16 expertos, 38 auditores y ocho representantes de otras confesiones cristianas. En total serán 253 personas las que tomarán parte en esta convocatoria, cuyo objetivo será “evaluar y profundizar los datos, testimonios y las sugerencias de las Iglesias particulares” sobre el tema indicado. De ellas, 192 tendrán derecho de voto.

Además de las cifras, es interesante considerar la lista de personalidades que, a título diverso, debatirán la problemática de la institución sinodal. Serán siete los españoles que participarán en esta asamblea; dos de ellos son los cardenales Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, y el arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián Aguilar, a quien Francisco hizo purpurado en el consistorio del 22 de febrero de este año. Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid, representará a la Conferencia Episcopal Española (CEE), de la que fue elegido presidente el pasado mes de marzo. El prepósito general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás, ha sido elegido por la USG. Completan el lote español la auditora María Lacalle, secretaria de la Sociedad de Bioética, y, como expertos, la profesora de Derecho Canónico en la Universidad de Comillas Carmen Peña y Alfonso Fernández Benito, profesor de Teología Moral, así como director del Instituto de Ciencias Religiosas Santa María, de Toledo.
 

También habra matrimonios

Los presidentes delegados de la Asamblea, como ya es sabido, son los cardenales André Vingt-Trois, arzobispo de París; el filipino Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila; y el presidente de la Conferencia Episcopal Brasileña (CNBB) y arzobispo de Aparecida, Raymundo Damasceno. Como relator general ejercerá el cardenal Peter Erdö, arzobispo de Esztergom-Budapest, que será secundado por el secretario especial, el teólogo italiano Bruno Forte, arzobispo de Chieti-Vasto. Es interesante que se haya encargado de la decisiva comisión que redactará el mensaje final del Sínodo al cardenal Gianfranco Ravasi, colaborador habitual de Vida Nueva, al frente del Pontificio Consejo de la Cultura, que contará con la ayuda del rector de la Pontificia Universidad Católica argentina, el arzobispo Víctor Manuel Fernández, teólogo de confianza de Bergoglio.

Tratándose de debatir sobre los problemas de la familia actual, entre los 38 auditores convocados se encuentran 13 parejas de esposos, provenientes de países tan distantes entre sí como Brasil, Irak, la República Democrática del Congo, Filipinas, Chile, Ruanda, los Estados Unidos, Líbano, Australia, Francia e Italia, país al que pertenece también el matrimonio Miano-De Simone, colaboradores del secretario especial.

Entre los cardenales designados personalmente por el Pontífice argentino, no podía faltar Walter Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que tuvo la famosa intervención en el consistorio cardenalicio de febrero sobre Biblia, eros y familia, tan alabada entonces por Bergoglio, que la definió como ejemplo de una “teología hecha de rodillas”. Pero también figuran en la lista algunos de los purpurados que se opusieron más firmemente a las tesis de su colega alemán, como el cardenal Gerhard-Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, o el arzobispo de Bolonia, Carlo Caffarra.

Destaquemos, por fin, que, entre los llamados “delegados fraternos,” se lee el nombre de Su Eminencia Hilarión, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, y que uno de los expertos es el jesuita Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica y colaborador de esta revista.
 

Con la patrona de Cuba

Cambiando de registro, el 28 de agosto tuvo lugar en los jardines vaticanos una sencilla ceremonia, pero no por ello carente de grandes significados: ese día se inauguró un monumento con la estatua de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. La ceremonia de bendición fue presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, anterior secretario de Estado, y a ella asistieron los cardenales Giovanni Bertello, presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, y Antonio Cañizares, pocas horas antes de que se hiciera público su nombramiento como arzobispo de Valencia. Desde la isla del Caribe habían llegado el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio Guillermo García Ibáñez; el vicepresidente del Episcopado y obispo de Santa Clara, Marcelo A. González Amado; y otros prelados, a los que acompañaba el embajador cubano ante la Santa Sede, Alejandro López Clemente.

De este acto se hacía eco el papa Francisco en un mensaje dirigido al pueblo cubano y fechado el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de María, la “Virgen Mambisa”, como cariñosamente la llaman los católicos de la perla del Caribe. Bergoglio destaca en él tres verbos que le vienen siempre a la mente cuando lee los pasajes de la Escritura en los que se habla de Nuestra Señora: alegrarse, levantarse, perseverar:

En este mundo, en el que se desechan los valores imperecederos y todo es mudable, en donde triunfa el usar y tirar, en el que parece que se tiene miedo a los compromisos de por vida, la Virgen nos alienta a ser hombres y mujeres constantes en el buen obrar, que mantienen su palabras, que son siempre fieles.

Ese mismo día, los obispos cubanos daban a conocer su plan pastoral para los próximos cinco años. Titulado Por el camino de Emaús, en él realizan un lúcido análisis de los logros y carencias de la Iglesia y de la sociedad cubanas y reconocen que, “en nuestra gente, está viva la sed de Dios y la búsqueda de un sentido para la vida”.

Además, del 7 al 9 de septiembre, la Comunidad de Sant’Egidio ha celebrado en la ciudad belga de Amberes su anual Encuentro Internacional por la Paz, al que han asistido decenas de líderes de religiones diversas que comparten el lema escogido para este año: La paz es el futuro. En un mensaje enviado a Johan Jozef Bonny, obispo de Amberes, Francisco escribe:

Ha llegado el momento en que los jefes religiosos cooperen con eficacia en la tarea de curar las heridas, resolver los conflictos y buscar la paz. La paz es el signo seguro de nuestro compromiso con la causa de Dios. Los jefes religiosos están llamados a ser hombres y mujeres de paz. Son capaces de promover una cultura del encuentro y de la paz cuando otras opciones fallan o vacilan. Tenemos que ser constructores de paz y nuestras comunidades deben ser escuelas de respeto y de diálogo con las de otros grupos étnicos o religiosos, lugares donde se aprende a superar las tensiones, a promover relaciones equitativas y pacíficas entre los pueblos, los grupos sociales y a construir un futuro mejor para las generaciones venideras.

En su conferencia de prensa conclusiva, el fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, el profesor Andrea Riccardi, advertía sobre el peligro de caer en simplificaciones y calificar como “guerras de religión” lo que está sucediendo en Oriente Medio, en Nigeria o en Irak. Aseguró:

El mundo global no se adapta a esas terribles simplificaciones. No es una yihad contra la cruzada. El mundo es complejo y articulado y requiere un esfuerzo de comprensión: yazidíes, sirios, caldeos… Creo que ha llegado la hora de dejar de hablar de guerras de religión. (…) Estamos más bien en guerras infrarreligiosas, nacionalistas; ucranianos y rusos son pueblos hermanos. No es una guerra entre católicos y ortodoxos. En ese conflicto hay un claro motivo nacionalista.

 

¿Una “ONU de las religiones”?

También se refirió Riccardi a la propuesta que hizo Simon Peres al papa Francisco en el largo encuentro que estos mantuvieron el pasado 4 de septiembre en el Vaticano, y en el que el hasta hace poco jefe de Estado israelí y Premio Nobel de la Paz se declaraba favorable a crear una especie de “ONU de las religiones” como única entidad capaz de promover verdaderamente la paz. “La declaración de Peres –acotó Riccardi– muestra la centralidad y la responsabilidad de las religiones para una contacto fecundo. (…) Con estas juntas, habría una nueva estrategia de las religiones en un mundo complejo. No se trata de crear una nueva institución, sino de subrayar la centralidad de las religiones y la necesidad y oportunidad de un contacto permanente, a nivel global y local, entre las religiones”.

En este sentido, recibiendo estos días a los obispos de Camerún en visita ad limina, el Santo Padre afirmaba que la numerosa presencia de musulmanes en sus diócesis “es una invitación apremiante a testimoniar con valentía y alegría la fe en Jesucristo. Desarrollar un diálogo vital con los musulmanes en un espíritu de mutua confianza es hoy indispensable para mantener un clima de cohabitación pacífica y privar de apoyo al desarrollo de la violencia de la que son víctimas los cristianos en ciertas regiones del continente”.

Finalmente, aunque todas las noticias parecen confirmar que se trata de un crimen protagonizado por un demente, el Papa ha manifestado, a través de un telegrama dirigido al arzobispo de Bujumbura (Burundi), monseñor Ngoyagoye, su consternación por el reciente y brutal asesinato de tres misioneras javerianas de nacionalidad italiana: Bernadetta Boggiani, Lucia Pulici y Olga Raschietti.

En el nº 2.908 de Vida Nueva

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