Asesinan en Burundi a tres misioneras javerianas italianas

Las primeras hipótesis apuntana a un robo armado perpetrado por un desequilibrado

Olga Raschietti, una de las monjas asesinadas en Bujumbura.

Olga Raschietti, una de las monjas asesinadas en Bujumbura.

JOSÉ LUIS CELADA | Tres misioneras javerianas italianas fueron asesinadas el pasado día 7 en su convento de Kamenge, en la zona norte de Bujumbura, capital de Burundi, en lo que podría tratarse del “trágico resultado de un robo armado por parte de una persona mentalmente desequilibrada”, según apuntan fuentes de la Diócesis de Parma, de donde eran originarias dos de ellas, Lucia Pulici (a punto de cumplir 76 años) y Olga Raschietti (82), cuyos cadáveres fueron hallados en la tarde del domingo en sus respectivos dormitorios por la hermana Bernadetta Bogiann (79 años y natural de Venecia).

Conmoción alrededor del mundo por el triple homicidio.

Conmoción alrededor del mundo por el triple homicidio.

Precisamente, el cuerpo sin vida de esta última religiosa fue encontrado al día siguiente, cuando el padre Mario Pulcini, superior de los Misioneros Javerianos en Burundi y residente en la parroquia San Guido Mª Conforti donde desempeñaban su servicio pastoral las tres fallecidas, acudió a la casa de las misioneras tras ser llamado por estas, alertadas por la posibilidad de que el agresor permaneciera aún en el interior de la misma. Sin embargo, pese a las medidas de seguridad adoptadas pocas horas antes, nada pudieron hacer por ella, víctima de una mortal agresión con arma blanca. “Es difícil conocer las razones que están detrás de estos asesinatos –asegura el P. Pulcini–, pero nada puede justificarlos”.

En este momento de “profundo sufrimiento”, desde la Curia general de la congregación de las Misioneras Javerianas expresan su “gratitud por estas hermanas que, a pesar de su frágil salud, decidieron volver a la misión y han dado su vida hasta el final”. Gratitud que hacen extensiva a cuantos han manifestado su “cercanía y solidaridad” ante tan trágico suceso, mientras se recogen en oración, “incluso por quienes han cometido este acto sin sentido”.

También el Papa –por medio del secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin– ha enviado un telegrama al arzobispo de Bujumbura, Evariste Ngoyagoye, en el que pide al Señor “que acoja en su morada de paz y de luz a estas tres religiosas fieles y entregadas”, mientras expresa su “cercanía a la comunidad religiosa a la que pertenecían, a las familias de las víctimas y a la entera comunidad diocesana”. Francisco espera “que la sangre derramada se convierta en semilla de esperanza para construir la auténtica fraternidad entre los pueblos”, al tiempo que eleva “fervientes oraciones de sufragio por estas generosas testigos del Evangelio”.

En el nº 2.908 de Vida Nueva

 

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