Marcela Sáenz: “La promoción de la justicia debe ser el eje fundamental de nuestra vida”

Entrevista con la recién nombrada presidenta de la Confederación de religiosos y religiosas chilenos

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Marcela Sáenz: “La promoción de la justicia debe ser el eje fundamental de nuestra vida” [ver extracto]

CRISTIAN VENEGAS SIERRA (SANTIAGO DE CHILE) | Por segunda vez desde su fundación en 1955, una mujer preside la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile (CONFERRE). Se trata de la hermana Marcela Sáenz Escobar, una chilena de 43 años, aunque nacida en Buenos Aires (Argentina). Pertenece a la congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, donde profesó sus votos perpetuos en 2001. Se licenció en Ciencias Religiosas en la Universidad Católica de Chile y ha desempeñado principalmente labores de formación y gobierno dentro de su comunidad.

La nueva presidenta de CONFERRE es en la actualidad la cuarta vicepresidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), para el trienio 2012-2015, y en el momento de ser elegida era vocal de la junta directiva de la propia CONFERRE.

El pasado mes de abril, a solo unas horas de su elección, y al referirse a su nuevo servicio, manifestaba:

Lo asumo con un anhelo y esperanza muy humildes. Quiero favorecer nuestro camino compartido; poder vivir como Vida Religiosa más desde el Resucitado. Deseo y tengo la intención de fortalecer un ‘nosotros’ y ‘nosotras’ por el camino y búsquedas compartidas. Se trata de un ‘nosotros’ muy abierto, que va más allá de nuestras comunidades, incluso de la Iglesia.

P: ¿Qué destacaría de aquella 46ª Asamblea nacional de CONFERRE?

R: Primero, como siempre, el encuentro fraterno, la sintonía entre nosotros, el regalo de compartir las búsquedas y el camino. Se fortalece el deseo y el compromiso de caminar juntos. Luego, un renovado y gozoso sentido de pertenencia eclesial. Destaco el lugar que tuvieron en nuestra reflexión la exhortación Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio) del papa Francisco y las Orientaciones Pastorales de la Iglesia chilena 2014-2020.

También fue muy importante compartir con Cristina Robaina, teresiana uruguaya y miembro del equipo teológico de la CLAR, que nos ayudó a dejarnos mover desde el icono de Betania que nos inspira este trienio en la CLAR y desde la exhortación papal; suscitó preguntas, amplió las búsquedas.

P: ¿Cuáles son esas búsquedas?

R: Lo más fuerte y lo que más nos desafía en este momento va en la línea de lo que nos lleva más allá de nuestras propias fronteras carismáticas e institucionales. Son los caminos de la intercongregacionalidad, la misión compartida con los laicos, la opción preferencial por quienes más sufren la pobreza y la exclusión. Y también está el desafío de la continuidad con lo que se venía impulsando en el plan trienal con la junta directiva anterior.
 

Una palabra propia

P: ¿A qué “desafíos de continuidad” se refiere y cuáles afloran como propios de su gestión?

R: Me refiero a una presencia más activa de la Vida Religiosa en la Iglesia y en la sociedad, con una palabra propia que ofrecer desde nuestra identidad y misión. Nos supone una mayor atención a los temas más fuertes: la equidad y la falta de ella, los desafíos en educación, por ejemplo. Y no solo “enterarnos”, sino buscar y reflexionar con otros; discernir esas realidades e involucrarnos en opciones concretas de respuesta.

Otro desafío, al interior de CONFERRE, es seguir impulsando la formación permanente como religiosas y religiosos, y en ella apuntar a lo más hondo, a la relación con Dios, como eje desde el que se estructura toda nuestra vida. Que el papa Francisco nos invite a vivir el Año de la Vida Consagrada, a finales de noviembre de 2014, es una oportunidad que nos toca aprovechar todo lo que podamos.

El desafío más de fondo, que atraviesa los demás, es continuar con el intento de la junta directiva anterior de hacer de la promoción de la justicia, con todas sus aristas, el eje fundamental de la vida de CONFERRE. Es imposible separar la relación con Dios de una opción más decidida en favor de quienes hoy son más excluidos de nuestros sistemas.

P: ¿Recibió encargos especiales para su gestión al frente de CONFERRE?

R: A mí me resuenan especialmente tres: seguir fortaleciendo este “nosotros” diverso que somos, desde una apertura al Espíritu que es quien nos configura, nos da identidad y nos envía en misión; continuar apostando por la comunión eclesial desde la diversidad, la inclusión y la fraternidad que el mismo Espíritu suscita; y, en un orden diverso, ver maneras de reestructurar nuestro modo de funcionar como CONFERRE central para concentrar fuerzas en áreas prioritarias como la justicia y la formación.

P: ¿Qué pistas ve para reestructurar ese modo de funcionar de CONFERRE central?

R: CONFERRE tiene varios departamentos y todos impulsan búsquedas y actividades valiosas en líneas diferentes que se entrecruzan. Seguramente, podríamos ganar fuerza y profundidad si sumamos y enfocamos mejor la riqueza de nuestros carismas y el trabajo compartido con laicas(os) en una estructura más ágil, más eficaz por decirlo así, con prioridades más definidas. Es una búsqueda que estamos recién abordando y que no la realizará solo la junta directiva, sino también quienes integran los departamentos y servicios permanentes. Al mismo tiempo, siempre habrá que seguir cultivando y animando la participación y el compromiso de las congregaciones en los liderazgos para los servicios de la Conferencia.

P: Hablaba antes de la intercongregacionalidad o la misión compartida con los laicos como nuevos caminos de búsqueda. ¿En qué sentido?

R. Creo que aquí nos jugamos mucho de la significatividad que podamos tener hoy como Vida Religiosa. La posibilidad de estar más en frontera, de estar donde tenemos que estar y como el Señor quiere que estemos. No “desde arriba”, sino como compañeras(os) de camino, ofreciendo lo que nos ha sido regalado y recibiendo también de otras(os) sus saberes, compartiendo búsquedas. No solo dentro de la Iglesia, sino con tantas y tantos otros que se la juegan por distintos ámbitos de lo humano. Todo lo humano le interesa a Dios y es suyo.

P: Y a los políticos, ¿les interesa también lo humano? ¿Qué opina de las reformas del actual Gobierno?

R: Ojalá tengamos personas capaces de ir más allá de los meros costos políticos o partidistas, para abordar los temas de fondo con diálogo y soluciones también de fondo.

P: Finalmente, como mujer que es y que ahora desempeña un cargo de cierta responsabilidad, ¿siente que han ganado protagonismo en el seno de la Iglesia?

R: La verdad es que no veo mucho empoderamiento de la mujer en la Iglesia. En todo caso, me parece que hay un desafío compartido, que es vernos más como hermanos y hermanas; poder relacionarnos con más autenticidad, reconociéndonos como iguales y diversas(os) al mismo tiempo. Si conseguimos recrear nuestras relaciones –lo que muchas veces supone dejar moldes viejos, dejarnos transformar, crecer–, no solo habrá “empoderamiento”, sino un modo más evangélico y creativo de entendernos como comunidad creyente y de vivir la misión.

En el nº 2.907 de Vida Nueva

 

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