El Greco frente a frente

Una nueva exposición pone el colofón en Toledo a las actividades del IV centenario de la muerte del pintor nacido en Creta

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El Greco frente a frente [ver extracto]

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | El Greco, arte y oficio reúne por primera vez sus apostolados al completo, junto a las distintas versiones de El Expolio, del Cristo abrazado a la Cruz o de la Adoración de los Pastores, entre otras.

En julio de 1577, El Greco recibe los encargos de El Expolio para la catedral de Toledo y de tres retablos para el convento de Santo Domingo el Antiguo. Había llegado poco antes –en plena primavera– a España procedente de Italia. Su cliente era el deán de la catedral de Toledo, Luis de Castilla, con quien había trabado una sólida amistad en Roma. Luis de Castilla solo le exigió que se instalara en Toledo. En el memorando, el deán definió al pintor cabalmente, ante la imposibilidad de justificar tamaño encargo por su inexperiencia:

Tengo informe de que Dominico Greco es un artista eminente en su arte y oficio. Por esto elijo la industria de su persona para dar este encargo.

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Más de 400 años después, la conservadora Leticia Ruiz, jefa del Departamento de Pintura Española anterior a 1700 del Museo del Prado, ha elegido esa definición, “arte y oficio”, para la tercera gran exposición del IV Centenario de la muerte de Domenicos Theotocopoulos (1541-1614), conocido como El Greco:

Cuando dice que es un artista de gran arte y oficio está diciendo la esencia misma de la creación artística, arte como un proceso intelectual, una inventiva, una capacidad de imaginar y de dar soluciones a necesidades iconográficas y artísticas; y el oficio como los mecanismos en la manualidad, la forma de hacer trascender esa intelectualidad artística. Es una frase extraordinaria que a mí me causó mucho impacto.

Leticia Ruiz es la comisaria de una exposición que no es, en absoluto, una más, ni está a la sombra de El Griego de Toledo [ver web] –que cerró en junio con 1,1 millones de visitantes– y de la también exitosa El Greco y la pintura moderna [ver web], abierta en el Museo del Prado hasta octubre. Apunta la conservadora:

Yo creo que el acierto de este año conmemorativo es que se han hecho muchos esfuerzos, y ninguno de ellos es reiterativo, no son una repetición.

El Greco, arte y oficio abre sus puertas el próximo día 9 en el Museo de Santa Cruz con una expectación inusitada, entre otras razones porque, entre sus 92 obras, reúne por primera vez en la historia los cuatro apostolados completos existentes del pintor cretense y los pone frente a frente.
 

La Última Cena.

La Última Cena.

Los apostolados

Apóstoles de Apostolados es el gráfico nombre con el que Ruiz ha bautizado esta inusual reunión:

Por vez primera vamos a poner en una misma sala el apostolado de Oviedo junto al llamado apostolado de Almadrones, el que se descubre a propósito de la Guerra Civil española en la localidad de Almadrones, en Guadalajara, y se dispersó después. Y van a estar enfrente, en la misma sala, unos y otros. Si además tenemos en cuenta que van a estar los de la catedral y el del Museo del Greco de Toledo, que es el mejor sin duda, durante tres meses se van a poder ver en Toledo los cuatro apostolados del Greco.

Y, como espectacular prólogo, el famoso Pentecostés (hacia 1600) del Museo del Prado, anterior a todos ellos, en donde El Greco pinta por primera vez a todos los apóstoles.

Entre todos, el heterogéneo apostolado del Museo del Greco –“de construcción abocetada y llena de energía, donde las figuras aparecen concebidas más como retratos psicológicos que físicos”– es el que menor presencia del taller del pintor tiene. Más debió intervenir dicho taller en el conservado en la catedral de Toledo –aunque ambos quedaron inconclusos a la muerte del Greco en 1614– y, sobre todo, en el apostolado del Museo de Bellas Artes de Oviedo, procedente de la colección del Marqués de San Feliz, que no cuenta con la figura del Cristo Salvador.

El Salvador.

El Salvador.

Similar participación tuvo el taller en el cuarto apostolado, de solo nueve lienzos frente a los trece habituales, el denominado de Almadrones, que en 1941 pasaron al Museo del Prado, donde fueron restaurados; en 1945, el Museo se quedó con cuatro –Cristo Salvador, San Pablo, Santo Tomás y Santiago–, dispersándose por colecciones norteamericanas los otros cinco retratos, que ahora vuelven a España. Como describe la comisaria:

Más allá de la calidad pictórica de cada tela, los apostolados del Greco ponen de manifiesto su capacidad para idear prototipos, rostros cargados de trascendencia, y, en el caso de estas series, con un discurso expresivo que se complementa entre sí.

Para la conservadora de El Prado:

En el tratamiento iconográfico, El Greco mantuvo un interesante equilibrio entre tradición e invención personal. El Salvador, en rigurosa visión frontal y bendiciendo al modo bizantino, enlazaba con un modelo que, al menos desde el siglo XV, se había hecho frecuente en la iconografía cristológica europea, pero, al intensificar el aire de Pantocrátor –rostro alargado, intensa mirada y barba larga y puntiaguda–, El Greco recuperaba y potenciaba la raigambre bizantina de esa imagen.

 

Pentecostés.

Pentecostés.

Gran intensidad

Para esos apóstoles “de gran intensidad espiritual”, el artista retomó una fórmula “que ya había empleado en sus primeros trabajos en España, cuando lleva a cabo las imágenes de San Benito (Museo del Prado) y San Bernardo (Ermitage) para el retablo mayor de la iglesia de Santo Domingo el Antiguo en Toledo (1577-1579). Figuras de medio cuerpo, recortadas sobre fondos neutros, dotadas de monumentalidad formal y de expresividad psicológica”.

Pero El Greco, arte y oficio –abierta hasta diciembre– no son tan solo los apostolados que puso de moda en el siglo XVII.

También va a venir La Anunciación, maravillosa, que es una obra del Museo del Prado, y vamos a poner al lado las dos versiones reducidas del Museo Thyssen y del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Y esa es una imagen muy hermosa.

En total, serán 70 “grecos” autógrafos, más seis cuadros de Jorge Manuel, su hijo, más 16 salidos del taller del griego de Toledo y de la mano de pintores como Pedro Orrente y Luis Tristán. Los “grecos”, además de Madrid, Oviedo y el propio Toledo, proceden de Monforte de Lemos, Bilbao, Sitges, Cuenca, Illescas, Guadalupe y Cádiz; concretamente, de la ciudad andaluza llega la extraordinaria Visión de San Francisco, prestado por el obispado.

El recuento de entidades internacionales que han prestado obras es sobresaliente: Metropolitan Museum de Nueva York, Art Institute of Chicago, el Museo Nacional de Praga, la National Gallery de Edimburgo o, entre otros, la Fundación Jan Krugier de Laussane. Este despliegue permitirá comprender cómo trabajaba El Greco y cómo participaba en su obra su taller.

“Lo que pretende es mostrar ese universo tan singular que es la creación de un artista como El Greco”, explica Ruiz. Por ello, y por primera vez, se podrán comparar diferentes versiones de El Expolio, del Cristo abrazado a la Cruz, de San Francisco, de La Crucifixión o de La Adoración de los pastores. Una oportunidad única para examinar y conocer –las cartelas profundizarán en las diferencias y sus por qués– verdaderamente el arte y oficio de El Greco.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.907 de Vida Nueva

 

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