‘Locke’: entre el bien y el mal

Tom Hardy es el protagonista absoluto de la segunda película del británico Stephen Knight

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FRAN OTERO | Steven Knight demuestra en su segundo filme como director –el primero fue Redención– que se puede hacer buen cine sin dejarse por el camino una millonada. Un actor, un buen coche y un viaje de hora y media a Londres, que es lo que dura la película, en tiempo real, es suficiente. Un trabajo minucioso que llevó al también guionista de Promesas del Este a grabar cada escena unas diez veces para luego elegir la más apropiada.

El largometraje podría parecer poco atractivo e incluso aburrido a priori dados los elementos, pero no es así. Lejos de ser un trayecto durante el que preguntar en todo momento cuánto falta, se convierte en un viaje a lo más profundo del ser humano, a sus miserias y a sus grandezas, a su voluntad de redención, a reencontrarse con el bien, con lo correcto.

Y es que la vida de Ivan Locke, interpretado por un excelente Tom Hardy (Origen, RocknRolla, El topo, El caballero oscuro…), da un vuelco cuando un suceso inesperado le coloca entre la espada y la pared, entre mantener la armonía en su vida familiar y laboral con la mentira o responsabilizarse de sus actos y poner todo patas arriba. En ese momento es cuando emprende su marcha con la intención de librarse del engaño, de demostrar que él no hará lo mismo que tantos. Deja atrás, por una noche y quién sabe si para siempre, a su familia y su trabajo, en el que al día siguiente tiene que dirigir una operación histórica, el mayor vertido de hormigón de Europa. Pero no se desentiende de ellos.

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A su mujer y dos hijos, que le esperan para ver un partido de fútbol, tendrá que explicar su ausencia, y mientras lo hace deberá atar cabos sueltos para que la obra del siglo sea un éxito. Sin descanso se suceden las llamadas y las voces en las que se mezclan sentimientos encontrados, donde aflora el drama e incluso hay lugar para la comedia.

Lejos de parecer moralizante, el trabajo de Knight nos pone frente a la naturaleza humana y su capacidad de elección, que, en ocasiones a lo largo de la vida, es determinante para el desarrollo de la misma. Y es que, como el protagonista, todos podemos elegir entre el bien y el mal, entre el camino largo y correcto o el fácil y equivocado; entre la puerta estrecha y el camino angosto o los portones y senderos reales; entre la verdad o la mentira.

El resultado es realmente sorprendente y cautivador, y nos recuerda a trabajos como Buried (Enterrado), de Rodrigo Cortés, en los que un solo actor puede captar nuestra atención en un reducido espacio físico y temporal. En fin, una obra que sobresale en una cartelera muy veraniega, ocupada por universitarios, mercenarios y algún que otro dibujo animado.

 

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Locke.

DIRECCIÓN: Steven Knight.

GUIÓN: Steven Knight.

FOTOGRAFÍA: Haris Zambarlouko.

MÚSICA: Dickon Hinchliffe.

PRODUCCIÓN: Guy Heeley, Paul Webster.

INTÉRPRETES: Tom Hardy, Olivia Colman (voz), Ruth Wilson (voz).

En el nº 2.906 de Vida Nueva

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