Abren oficina en México de Ayuda a la Iglesia que Sufre

La institución tendrá registro como asociación civil en México

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México contará con 250.000 euros que destinará este año la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre, anunció Javier Menéndez Ros, presidente de dicha organización, en la presentación oficial de la apertura de su oficina en México.

Menéndez Ros recordó que Ayuda a la Iglesia que Sufre apoya con recursos desde hace 50 años al país para las actividades misioneras; construcción de templos; sostenimiento de sacerdotes y religiosas; promoción para las vocaciones en seminarios; donación de material catequético; ayuda a medios de comunicación que evangelizan y adquisición de medios de locomoción.

Al hacer la presentación oficial de la Fundación, el presidente de esta recordó que México es el segundo lugar con el mayor número de católicos  después de Brasil y se pretende que, una vez instalados con oficina en el país, se motive a los mexicanos para que ayuden a otros que sufren y que viven en otras latitudes, como en Brasil, que aunque es un país que atraviesa por una situación económica emergente, las personas donan poco, pero cada vez se registran más donaciones.

“No nos dirigimos al dinero por el dinero, queremos llegar al corazón de las personas, queremos llegar a trasmitir a Dios, a mí me interesa mucho un millón de personas que den un peso, ese es un modelo que funciona en Brasil y puede ser replicado en México”.

Menéndez Ros señaló que en España, a pesar de que hace tres años inició una crisis económica, la gente está apoyando más a causas que requieren de la generosidad y altruismo ya que se sienten más sensibles en situaciones difíciles; “mostrar la realidad de los cristeros en el mundo que ya no es tener dinero para comer sino para tu sobrevivencia; la dignidad de las personas que por razón de su fe están siendo exterminadas, perseguidas, crucificadas, asesinadas son situaciones que hacen ver que hay una iglesia sufriente, sangrante, que puede despertar el corazón y la sensibilidad”.

Javier Menéndez informó que para garantizar la buena asignación de los donativos se constituirán como asociación civil por las leyes mexicanas y además, al igual que toda la organización internacional, la oficina en México será auditada año con año por una reconocida firma mundial, con el fin de transparentar los recursos que se designan a las obras altruistas y de servicio social.

El presidente de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre en México comentó que con la apertura de la oficina en México, la fundación se instala en 19 países y que la próxima apertura será en Corea del Sur. La Fundación actualmente hace una campaña  en Irak, que atraviesa por momentos de dureza por los conflictos bélicos que han generado situaciones especiales de crisis humanitaria, ya que de ser un millón 600 mil católicos pasaron a ser 300 mil. El conflicto de las dos corrientes islámicas se  aprovecha para quemar iglesias, quemar o expulsar cristianos. Las familias huyen; por lo anterior, Ayuda a la Iglesia que Sufre destina recursos para su supervivencia.

50 años en territorio mexicano

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Ayuda a la Iglesia que Sufre trabaja desde 1964 en México. El primer proyecto que ayudó fue el del sacerdote Agustín Desobry, de la parroquia universitaria en el Distrito Federal, en donde destinó 12.000 dólares para la construcción de una capilla.

Este mismo religioso fue el fundador del seminario para las vocaciones adultas que recibe año con año donativos para su sostenimiento. Después contribuyeron con el Secretariado Social Mexicano en 1966. Y en 1975 empezó a destinar recursos para apoyar a los inmigrantes mexicanos en Texas.

En 1978 el programa con el Movimiento Católico Nacional se benefició con su ayuda y en los ochentas se financiaron programas para el Movimiento Bíblico Nacional y la pastoral bíblica. En 1982 comenzó a colaborar para amueblar la Universidad Pontificia.

Para 1985, junto con el obispo  Sergio Obeso Rivera, se inició la construcción de la casa eclesiástica del centro episcopal. En Antequera-Oaxaca se compró un jeep para los combonianos que trabajan en Chinantla.  

En La Paz se construyó un convento y un centro catequético. Los movimientos focolares en el Distrito Federal fueron apoyados con recursos durante tres años.

En Morelia se construyó una capilla para las Clarisas Cubanas, entre otras donaciones.

Guadalupe Esquivias

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