Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá

El pasado 9 de julio celebramos alegres la solemnidad de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en los 95 años de su coronación como Reina y Patrona de Colombia. Esta imagen, como sabemos, se renovó milagrosamente el 26 de diciembre de 1586. Desde entonces ha sido venerada con cariño filial por el pueblo colombiano, que ha visto en ella una manifestación espléndida del amor de Dios con nosotros.

“A través de las distintas advocaciones marianas, dice el papa Francisco, ligadas generalmente a los santuarios, María comparte las historias de cada pueblo que ha recibido el Evangelio, y entra a formar parte de su identidad histórica” (Exhortación Apostólica La Alegría del Evangelio, n. 286) y esa ha sido la historia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá: siempre cercana a su pueblo, acompañando la vida de los colombianos, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. En su santuario se siente cómo María reúne a su alrededor a los miles de hijos que peregrinan con tanto esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella. Quienes la visitan admiran el milagro de la renovación del lienzo sagrado y su propósito fundamental es implorar del Padre Misericordioso, por su intercesión,  también el milagro de la renovación espiritual por medio del sacramento de la confesión.

En estos últimos años hemos venido centrando la intención principal de nuestra devoción a María en la oración por la Reconciliación y la Paz

Este es el ministerio principal de los frailes dominicos desde 1636, fecha en que se les confió la custodia del santuario, seguido por la celebración de la Eucaristía y la meditación con María del Santo Rosario. El 9 de julio de 1919 al ser coronada como Reina y Patrona de Colombia se la denominó también Reina de la Paz.

Reconcialiación y paz

En estos últimos años hemos venido centrando la intención principal de nuestra devoción a María en la oración por la Reconciliación y la Paz. Sabemos del Proceso de Paz que adelanta el gobierno con las Farc en Cuba. También esperamos que se inicie próximamente una nueva negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Oramos para que muy pronto sea firmado el acuerdo que ponga fin a la guerra en Colombia. Este será el comienzo de la paz que refrendaremos los colombianos con nuestro voto positivo y empezará el compromiso serio de todos, instituciones y personas, en la posnegociación para hacer realidad lo que de verdad construye la paz: justicia social, reconciliación de todos, desarrollo humano integral, respeto a los DDHH, equidad y solidaridad. Se hace necesario construir una educación para la paz que se inicia en las familias, se prolonga en los centros educativos y se proyecta en los barrios, ciudades, campos y en todo el país.

Invito a todo el pueblo colombiano a orar por la paz, ya que ella es un don de Dios, y también a comprometerse en su consecución, ya que ella es también conquista humana.

LEONARDO GÓMEZ SERNA O.P. Obispo Emérito de Magangué

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