Pastoral universitaria más allá de las capillas

El pluralismo y la libertad religiosa piden nuevas formas de presencia

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JUAN RUBIO. FOTOS: ARZOBISPADO DE MADRID. | Vuelve la polémica sobre las capillas en las universidades. El Arzobispado de Madrid ha llegado a un acuerdo con la Universidad Complutense (UCM) para que en el campus madrileño haya un espacio destinado a actividades y celebraciones religiosas.

Hubo demasiada polarización hace unos meses en el asunto. Y el acuerdo, no totalmente satisfactorio para ambas partes, pudiera engendrar futuros problemas.

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No es bueno para la necesaria serenidad social que se repitan los actos vandálicos de hace unos meses, ofensas a la libertad religiosa; como tampoco es bueno que, quienes ocupan un espacio público, lo usen desde una ideologización religiosa, no compartida por muchos sectores eclesiales por su claro integrismo. Ni una cosa ni otra. Serenidad.

He recordado estos días la gran labor de diálogo y calma que Laín Entralgo hizo siendo rector, y que cuenta en Descargo de conciencia (Barral, 1976) [ver obra completa], cuando se aprobó que la asignatura de Religión no fuera obligatoria en los estudios universitarios. Eran tiempos oscuros de la Dictadura y, sin embargo, hubo clarividencia y serenidad; lo que falta ahora.

Es verdad que fue la Iglesia la institución que fundó y cuidó los primeros pasos de la Universidad, pero también es verdad que la sociedad española ha evolucionado y que el pluralismo y la libertad religiosa piden nuevas formas de presencia, más allá de un espacio.

Ya en el siglo XIX pasó con los cementerios, que dejaron de tener titularidad católica por ley, pasando a ser municipales. Aquella polémica fue corta. Había razones higiénicas. Pasado el tiempo, a nadie molesta que en los tanatorios haya lugares que puedan ser usados por todas las religiones. Lo importante es la pastoral ante la muerte y el duelo.

En muchos hospitales, las capillas se van haciendo multirreligiosas y pocos se quejan. Cuando se cerraron las capillas de los institutos de Enseñanza Media, pasando a ser salones de actos, poca polémica hubo. Y en muchos lugares, la Iglesia cedió templos abandonados para uso cultural.

Es verdad también que los estudiantes creyentes tienen derecho a un espacio, sacralizado o no, para que los capellanes puedan usarlos en sus actividades religiosas, aunque no toda pastoral universitaria debe ceñirse a la geografía de un espacio concreto y físico en el campus.

En el distrito de Argüelles-Moncloa-Aravaca, en donde se ubica la Complutense, hay parroquias, colegios religiosos, templos, capillas a mansalva; y muchos de esos espacios, mediante acuerdos, pueden usarse para esta pastoral universitaria, que ha de ir más allá de la simple defensa de un lugar propio para celebraciones litúrgicas.

A nadie debiera dañar el uso de un espacio cuando tantos están desaprovechados y ni de almacén se usan. Y a nadie debiera escocer que sea un espacio para promover valores positivos, pero debieran contenerse, y mucho, quienes, con la excusa de las capellanías, forman un “quintacolumnismo” peligroso y minúsculo que presenta a una Iglesia cerrada y arcaica, no dejando ver la riqueza y pluralidad eclesial.

Los templos vivos que hay que cuidar están en esas barriadas, junto a esas parroquias en donde los jóvenes siguen buscando…

En el nº 2.904 de Vida Nueva

 

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