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Lo nuclear como proyecto


Las tres obras editadas por George Augustin no solo reúnen calidad en las firmas, sino que comparten el esfuerzo por ir a lo esencial de la propuesta cristiana

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Título: El problema de Dios, hoy

Autor: George Augustin

Editorial: Sal Terrae, 2012

Ciudad: Madrid

Páginas: 200

DIEGO TOLSADA | Llama la atención el interés que la editorial Sal Terrae viene prestando a la obra del cardenal Walter Kasper. Son varias las obras de este publicadas en los últimos años en la colección Presencia teológica sobre temas como Jesús, la Iglesia, el Dios de Jesús, el evangelio de Jesús, la misericordia o la familia.

Otro índice de este interés lo constituyen las también abundantes obras publicadas aproximadamente en el mismo período, que tienen por editor a George Augustin: la temática gira en torno a la nueva evangelización, la liturgia y los temas abordados en las tres que se presentan aquí. Augustin es profesor de teología dogmática y fundamental en la Escuela Superior de Filosofía y Teología de Vallendar (Alemania) y fundador y director del Instituto de Teología, Ecumenismo y Espiritualidad ‘Cardenal Walter Kasper’, vinculado a dicha Escuela.

Las tres obras que presentamos (no se puede hablar de reseña, dado el breve espacio disponible para cada una) son colaboraciones de diversos autores de prestigio en el ámbito de la teología alemana, y han sido publicadas originalmente en una serie editada por el Instituto más arriba citado.

1. La primera de ellas, El problema de Dios, hoy (2012) [ver primeras páginas], recoge colaboraciones de cuatro cardenales de la Iglesia –Kasper, Koch, Lehmann y Müller– y otra del exégeta del Nuevo Testamento Thomas Söding.

Desiguales en sus planteamientos, abordan los temas de la oportunidad de hablar de Dios hoy, el problema de Dios en la sociedad y en la Iglesia, la experiencia del Dios olvidado en nuestro tiempo, Dios como misterio permanente y el monoteísmo paulino. Augustin cierra el elenco con un último artículo sobre la idea de Dios y la Trinidad. Especial relieve tiene el artículo de Lehmann. En otras páginas late el discurso eclesial más oficial al uso sobre la secularización, el relativismo…, ante lo cual solo cabe la afirmación nítida y precisa del absoluto cristiano. Esta es la tesis que unifica como un denominador común las tres obras.

2. La segunda es Jesús es el Señor. Cristo en el centro (Sal Terrae, 2014). Entre los autores se hallan Rino Fisichella y Bruno Forte, siendo el resto profesores de teología alemanes.

Son ocho artículos de los casi cincuenta del libro-homenaje al cardenal Kasper con motivo de su octogésimo aniversario, que llevaba el significativo título de Mi Señor y mi Dios. Confesar y proclamar a Cristo. El absoluto cristiano se plantea aquí desde la figura de Jesús, que aparece como el universal concreto de salvación para todas las épocas y todos los seres humanos (p. 19). Merece especial atención el primer artículo, de Hans Ulrich Weidemann, sobre la cristología de la comunidad primitiva.

3. El tercer libro aborda un tema más particular: Testigos de la fe. El sacerdocio de Cristo y el ministerio sacerdotal (Sal Terrae, 2013). Junto a tres artículos de Augustin, encontramos uno del cardenal Kasper, otro del cardenal Koch y otro de Andreas Wollbold, profesor de teología en Munich.

Tras una presentación amplia del sacerdocio común cristiano, se centra en dimensiones teóricas y prácticas del sacerdote ministerial católico, presentado básicamente como aquel que actúa en la comunidad in persona Christi, ocupando así un puesto totalmente especial, puesto que hay que preservar a toda costa o, en su caso, recuperar.

La primera fortaleza de las obras comentadas es su unidad. Aunque abordando temas muy distintos, se nota una importante presencia del editor a la hora de seleccionar y organizar las distintas colaboraciones. Hay un proyecto teológico, una búsqueda lograda de coherencia en la línea presentada. También hay que destacar la calidad de las firmas reunidas, con la muy llamativa inclusión de la jerarquía europea, especialmente alemana.

Y, sobre todo, merece la pena destacar el esfuerzo por ir a lo esencial. En tiempos de crisis a todos los niveles, hay de dejar muy claro el núcleo básico de la propuesta cristiana, que presenta a Jesús como salvador absoluto del mundo y de los seres humanos.
 

Fortaleza que es debilidad

Pero es esta última fortaleza lo que constituye, al mismo tiempo, la principal debilidad de estas tres obras. La tensión entre lo particular/contingente del hecho histórico de Jesús de Nazaret y la pretensión de ser el salvador universal se decanta sin muchos matices por esta última opción.

El discurso recuerda, especialmente en los artículos de Augustin y Koch, los principios absolutos sin prestar tanta atención a las imprescindibles –guste o no– mediaciones históricas. Por poner un solo ejemplo, ¿se puede a estas alturas hablar del diálogo interreligioso sin citar una sola vez al Espíritu Santo? Al hacerlo, solo queda una salida: recordar la absoluta mediación de Cristo y volver a la clásica teoría de la inclusión. Es así como lo mejor se convierte en enemigo de lo bueno. Lo mismo podría decirse sobre el modo de presentar la figura del sacerdote ministerial.

También cabría señalar, para lectores acostumbrados a la teología política o a la teología de la liberación, el corte claramente abstracto y ahistórico de esta teología centroeuropea.

Será, pues, al posible lector a quien corresponda decidir.

En el nº 2.903 de Vida Nueva

Actualizado
18/07/2014 | 07:00
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