Ecoambiente de paz

La paz con Dios Creador implica la paz con su Creación, enunciaba san Juan Pablo II. “Si quieres la paz, cuida la Creación”, recordó Benedicto XVI. Por su parte, Francisco explica que el cuidado de la Creación lleva a replantear las relaciones entre pobreza, ecología y paz, e, incluso, ha anunciado una próxima encíclica en la que abordará estos temas.

¿Qué nos dicen estos mensajes en un contexto en el que abusamos de la palabra “paz”? ¿No será que debemos ampliar la mirada antropocéntrica sobre la paz para incluir también la reconciliación con el resto de la Creación?

El problema de la paz está ligado a intereses de dominio sobre el territorio. Los temas ambientales son asunto público y, por tanto, requieren de un debate político. La toma de decisiones sobre suelo, subsuelo, agua, aire, fauna, flora… demandan una gran participación ciudadana. ¿Qué papel están cumpliendo las organizaciones religiosas en la configuración de una sociedad sustentable?

Nuestras creencias y prácticas religiosas están muy alejadas del ejercicio político. Utilizamos a Dios para enjuiciar al adversario electoral pero no para discernir el bien común. Se requiere un giro para integrar la espiritualidad con la praxis política, no como un delirio fundamentalista y excluyente sino como una dinámica que se preocupa por el bien común e incluye a todos los sectores sociales, pues al fin y al cabo, todos compartimos el ambiente de la misma casa. Un principio elemental que la sabiduría del Evangelio propone como regla moral: “Pero yo les digo: amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque Él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores” (Mt 5, 44-45).

Alirio Cáceres Aguirre

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