Los ‘pejigueras’ y la verdad en Julián Marías

Quizás por el centenario del filósofo vallisoletano asome su pasión por la verdad

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JUAN RUBIO. ILUSTRACIÓN: GONZALO R. CHECA. | En el Casino de Madrid se recordaba recientemente el centenario del nacimiento del filósofo Julián Marías.

Un buen amigo, Francisco Serrano Oceja, comentaba en algún lugar que faltaron referencias a su cristianismo y tachaba de pejigueras [ver RAE] a quienes criticaban la ausencia de clérigos en el acto.

¡Llevas razón, Paco! ¡A buenas horas, mangas verdes! La clerecía lo comprendió muy tarde y solo cuando supieron que era discípulo de García Morente, el introductor de Kant en España, quien, convertido al cristianismo, tras una experiencia mística en París, se ordenó sacerdote.

Que fuera discípulo de Ortega, Besteiro o Zaragüeta les daba igual.

Encarcelado tras la guerra, denunciado por su mejor amigo, con la anuencia de sotanas falangistas, lo condenaron a un exilio interior sorprendente. Llamado a declarar contra un compañero, el juez le dijo: “Le recuerdo que usted ha sido llamado como testigo de cargo”. Él contestó: “Ah, yo creía que se me había llamado para decir la verdad”.

Era su honestidad intelectual por la que se le negó el pan y la sal en aquella España, hecha un erial con abrojos de pensamiento único y cultura subvencionada.

Quizás con los homenajes se vuelva a leer y asome, en muchos sectores, su pasión por la verdad.

En el nº 2.900 de Vida Nueva

  • Cuenta y Razón, web dedicada a Julián Marías
  • Anteayer mismo, artículo de Javier Marías por el centenario de su padre
  • Programa especial La razón y la vida de RNE sobre el centenario de Marías:

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