Sor Alba Arreaga. Secretaria General de la Confederación Interamericana de Educación Católica

“Ningún cambio social se va a hacer sin la educación”

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Sor Alba Arreaga Rivas, HcIC, es ecuatoriana. Dos veces ha sido elegida como provincial en su país de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Licenciada en Sociología y Economía, y con estudios en pedagogía y en gerencia educativa, durante años se desempeñó como rectora de instituciones educativas de su congregación en ciudades como Quito, Loja, Ibarra y Machala. En esta última, incluso, formó parte del tribunal eclesiástico. Actualmente, Sor Alba es coordinadora general de EDU-CLAR, la comisión de educación de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR). Y a partir de este año es también la nueva secretaria general de la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC). Vida Nueva habló con ella y esto fue lo que nos dijo.

Hasta hace poco usted estuvo el frente de la Confederación Ecuatoriana de Establecimientos de Educación Católica (CONFEDEC). ¿Qué ha significado para usted este trabajo? 

La CONFEDEC es una organización que agrupa a 24 federaciones. Éstas corresponden a las 24 provincias del país y tienen una población estudiantil grande: 1.150 colegios afiliados. Su trabajo es formar a los maestros, animar la pastoral educativa, coordinar las distintas actividades que hay sobre la Educación Religiosa Escolar (ERE) y ofrecer lineamientos para la comunión. Nos ha interesado fortalecernos como institución, basados en criterios de unidad y participación que permitan a los docentes tener una formación en línea, oportuna, ágil y actualizada. Para mí ha significado una experiencia muy importante. Estuve 9 años al frente de la CONFEDEC y uno de los logros personales es el hecho de que todo el equipo que conformaba la oficina central estableció lazos fraternos, realmente fuimos una familia.

¿Ha mejorado la situación de la educación en Ecuador en tiempos del presidente Rafael Correa?

Como señala una investigación, hasta el 2006, un niño indígena o una niña afro ecuatoriana, tenía menos posibilidades de entrar a la escuela que un niño mestizo. Lo mismo ocurría con un niño que vivía en el sector rural o un niño del quintil 1 de la sociedad (es decir, la quinta parte de ecuatorianos que menos ingresos tiene). La escolarización en esos grupos poblacionales era cercano al 88%, mientras que para el resto de la población era del 91%. En 2013, la escolarización alcanzó el 95%, tanto para mestizos, como para indígenas y afro ecuatorianos, igualmente lo es para niños de zonas urbanas, como rurales y para niños del quintil 1.

La educación católica en Ecuador tiene alrededor de 101 escuelas en concesión, localizadas, precisamente, en las zonas más deprimidas y más lejanas del país. El Estado subvenciona toda la planta docente y son gratuitas. Eso ha ayudado muchísimo.

Trabajar para mejorar

 ¿En qué consiste el trabajo de la CIEC que ahora tiene bajo su responsabilidad? DSC05394

El ámbito de la CIEC es América. Agrupamos 21 federaciones y tenemos 3 organismos aliados: la Federación de Colegios Jesuitas de América (FLACSI), Fe y Alegría Internacional y Familias Mundi (un organismo para la formación de docentes en su relación con la familia). El objetivo fundamental de la CIEC es trabajar por el mejoramiento de la educación en todo el continente, difundir y promover los principios, los valores que conciernen a la organización y orientación de la educación católica y fomentar la comunión y la solidaridad entre todos sus miembros, siempre desde una perspectiva evangélica. La CIEC tiene como un proyecto importante a largo plazo hacer suyas las inquietudes educativas de todos los pueblos americanos y desde allí priorizar en la práctica diaria la atención a los problemas de densa significación para el ser humano actual: la calidad educativa, la equidad y la inclusión, la atención a niñas y niños en situación laboral, la formación de las madres y padres de familia, la capacitación permanente del docente, la capacitación familiar y comunitaria en lo educativo, la planificación y la evaluación renovada, y la búsqueda de nuevos modelos alternativos de escolarización.

¿Cómo capacita la CIEC a los docentes? 

Tenemos dos líneas de formación en la CIEC. Una es la revista Educación hoy, que se edita cada 3 meses. En ella sacamos eminentemente temas de formación. Luego tenemos un proyecto de formación online sobre pastoral educativa. A través de este programa se ofrece un diplomado. Además, a través de nuestra página web ponemos a disposición subsidios e insumos que enviamos a los docentes. Por otra parte, en las distintas federaciones cada año se hace un congreso para tratar temas de fundamental importancia y cada 3 años hacemos uno a nivel continental. El próximo congreso tendrá lugar en Brasil y se llevará a cabo en 2016.

Para la CIEC lo más importante es una formación a los docentes, a la cual damos un relevante lugar. Deseamos que tengan capacidad de crear, de inventar y de gestionar ambientes de aprendizaje que sean ricos en oportunidades. Requerimos que sean capaces de respetar las diversidades de las inteligencias de los estudiantes y de conducirlos a un aprendizaje significativo y profundo. Queremos que sepan acompañar a los alumnos hacia objetivos elevados y desafiantes, y demostrar elevadas expectativas. Ningún cambio en la educación se hace sin los docentes. Los grandes cambios sociales no los va a hacer la educación por sí misma, pero yo estoy convencida de que ningún cambio social se va a hacer sin la educación.

Un reto muy importante

¿Qué piensa acerca de la situación de la educación en países como Colombia o Perú, que no dan cuenta de avances en el mejoramiento de la calidad?

A veces pensamos que el ámbito educativo está referido sólo a la escuela, como institución. Y no es verdad. Es la sociedad la que educa. Los índices bajos de evaluación que en América tenemos no son responsabilidad únicamente de la institución educativa, sino de toda la sociedad latinoamericana. Yo a veces pienso que lo que es urgente y necesario es enseñar a leer a los que leemos libros, para poder leer la realidad con los ojos que se necesitan, con los ojos que los jóvenes lo leen.

Ahora bien, uno de los retos importantes que tiene la CIEC es el de poder ofrecer una educación que sea de calidad y al mismo tiempo de calidez. La calidad y la calidez están íntimamente relacionadas, para hacer de ellas un desarrollo potencial de los estudiantes. La cultura actual está atravesando problemáticas que provocan una “emergencia educativa”. La expresión es empleada en Aparecida y nosotros nos referimos con ella a la dificultad para establecer relaciones educativas que sean auténticas y que logren trasmitir a los jóvenes valores y principios vitales. La intención no es sólo ayudar a crecer y madurar a cada persona, sino también concurrir a la construcción del bien común. La evaluación PISA nos ha dejado entre los últimos lugares. Realmente, eso indica que tenemos que trabajar fuertemente para que los jóvenes tengan la posibilidad de incursionar y competir exitosamente en el mundo que se les ofrece, pero como digo, la prioridad para nosotros es que la calidad vaya de la mano de la calidez, porque no se trata de formar seres humanos con multitud de conocimientos sino de seres humanos que sean ciudadanos y cristianos.

Texto y fotos: Miguel Estupiñán

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