El gran templo vitoriano vuelve a acoger servicios religiosos 20 años después
Miguel Asurmendi unge el altar.
J.F. | El pasado 8 de junio se reabrió al culto la catedral de Santa María de Vitoria con una eucaristía presidida por el obispo de la diócesis, Miguel Asurmendi, al que acompañaron, entre otros, el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez; el obispo emérito de San Sebastián, Juan María Uriarte; el obispo alavés Juan Ignacio Arrieta, secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos; el obispo de Bilbao, Mario Iceta; y el obispo auxiliar de Pamplona, Juan Antonio Aznárez.
Durante la ceremonia se llevó a cabo la consagración del altar –el actual conserva los pilares del anterior, pero la mesa de piedra es de nueva factura–, que incluyó las Letanías de los Santos y la unción, incensación, revestimiento e iluminación del altar.
A partir de ahora, la catedral acogerá los servicios religiosos habituales y las funciones propias del Cabildo de la catedral, tras 20 años cerrada el mal estado del edificio. Como dijo dijo el obispo de Vitoria en la homilía:
Esta catedral de Santa María es una imagen de los efectos del Espíritu Santo en la Iglesia. Ha sido durante 150 años icono y promotora de cohesión y unidad de las comunidades cristianas: unidad con Cristo y unidad entre los fieles de los territorios de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava; fuente de difusión del Evangelio, de centenares de misioneros sacerdotes, consagrados y laicos.
Al acto, retransmitido por EiTB y Radio Vitoria, asistieron también numerosas autoridades civiles, signo de la gran expectación que ha generado esta reapertura.
En el nº 2.898 de Vida Nueva
- Juan Ignacio Lasagabaster, director de la Fundación Catedral Santa María, sobre la reapertura:
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