‘The invisible woman’: el amor según Dickens

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JOSÉ LUIS CELADA | Una mujer pasea junto al mar su incesante desazón. Lo hace a buen ritmo, pese a la aparatosa vestimenta que luce. Estamos en la Inglaterra de finales del siglo XIX. Aunque ese desasosiego e incertidumbre los viene arrastrando desde que se cruzó en su vida con uno de los personajes más celebres de la época: Charles Dickens (1812-1870), novelista, declamador, intérprete, hipnotizador y el culpable de que ella acabara convertida en The invisible woman.

Así se titula, justamente, el nuevo trabajo dirigido y protagonizado por Ralph Fiennes, un interesante relato imbuido del universo literario y teatral que alumbró el insigne escritor británico, y que recrea la intensa y discreta relación mantenida con una joven actriz enamorada de su obra (Felicity Jones). Un romance que no solo desafiaba la moral victoriana de entonces, sino que ponía de manifiesto aquello que el propio autor escribió en Historia de dos ciudades (1859): “Es un hecho maravilloso y digno de reflexión que todo ser humano constituye un secreto para los demás”. Y el suyo mejor guardado no fue otro que su pasión por esta mujer invisible.

La narración va y viene de la playa a la campiña, del presente al pasado, para mostrarnos cómo surge y se alimenta ese sentimiento, cómo sortea los obstáculos (un matrimonio y diez hijos) y cómo descarrila sin remedio. Por el camino, mientras tanto, la cámara siempre solícita de Fiennes nos irá descubriendo las miserias de una sociedad donde conviven la prostitución y la mendicidad callejera con las colectas de caridad de generosos benefactores; los afanes de una profesión, la de actor, ciertamente dura, por mucho talento que se tenga; o todo lo que la popularidad arrastra a su paso.

Sin embargo, quien lleva el peso de esta historia no es el afamado padre de Oliver Twist (1838) o David Copperfield (1850), sino esa mujer que se ve obligada a compartirlo en silencio con su esposa y con su público. Gracias a aquel amor negado, y ahora recobrado en forma de recuerdos de su primera juventud, el realizador nos regala momentos de sentida emoción. Un logro imposible de concebir sin la brillante dirección artística y un reparto a la altura de la función (“secundarios” como Kristin Scott Thomas dignifican este oficio).

The invisible woman no es un episodio más en la biografía de Dickens, ese “buen hombre tratando de ser un buen hombre” –le justifica su amante–, pero sometido a los peajes de ser “un gran hombre”. Esta segunda aventura de Fiennes en la dirección, tras su shakesperiano Coriolanus (2011), es, fundamentalmente, una bella película acerca de la humana necesidad de amar y ser amados como esencia de la vida.

Porque el inmortal literato, agudo ilustrador de las Grandes esperanzas (y frustraciones) de sus contemporáneos, sabía también que, por muy doloroso que resulte, estamos solos. Eso sí, no pocas veces –como es el caso– una tarde de buen cine lo remedia.

 

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: The invisible woman.

DIRECCIÓN: Ralph Fiennes.

GUIÓN: Abi Morgan, sobre la novela de Claire Tomalin.

MÚSICA: Ilan Eshkeri

FOTOGRAFÍA: Rob Hardy.

PRODUCCIÓN: Christian Baute, Carolyn Marks, Stewart Mackinnon, Gabrielle Tana.

INTÉRPRETES: Ralph Fiennes, Felicity Jones, Michelle Fairley, Kristin Scott Thomas, Tom Hollander.

 
En el nº 2.898 de Vida Nueva

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