La Misión Católica Española en París cumple 100 años

Bajo el cuidado de los misioneros claretianos, ofrecen atención pastoral y social desde 1914

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FRAN OTERO | La Misión Católica Española en París está de aniversario. Bajo el cuidado de los misioneros claretianos, hoy con el superior y párroco Arturo Muiño a la cabeza, cumple 100 años al servicio de los emigrantes españoles en la capital francesa.

Por ello, el pasado 18 de mayo la iglesia española de la Rue de la Pompe, en el arrondissement 16, se llenó para iniciar los actos de celebración del centenario con una eucaristía a la que asistieron, entre otros, el provincial de Santiago de los misioneros claretianos y presidente de CONFER, Luis Ángel de las Heras; el embajador de España, Carlos Bastarreche; el director del Secretariado de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el jesuita José Luis Pinilla; así como miembros de otras misiones católicas y asociaciones, y religiosos y religiosas.

Una celebración que sirvió para renovar el compromiso con los emigrantes de habla hispana que llegan hasta la capital francesa, tal y como afirmó Luis Ángel de las Heras:

Que con nuestro sí, personal y comunitario, en misión compartida hagamos nuestros, como Jesús con los discípulos, las alegrías y los sufrimientos de la gente, dando calor al corazón, mientras esperamos con ternura a quienes vienen y seguirán acudiendo a esta misión de lengua española, abrazo de amor de Dios a los inmigrantes en París.

Esta misión nació de la preocupación de Alfonso XIII, a instancias de su capellán, el claretiano Gabriel Palmer, ante la situación que vivían cerca de 90.000 emigrantes españoles que, en palabras del sacerdote, “morían como perros”.

Con la intención de atenderles, se creó, además de una fundación, una parroquia en París, cuya labor pastoral se iniciaría así un 15 de octubre de 1914 con una eucaristía. “Desde entonces, la Historia ha sido testigo de su ejemplar acogida sin discriminación alguna, solidaridad y fomento del Reino de Dios. ¡Que se lo pregunten a los emigrantes, refugiados y exiliados españoles!”, afirma el jesuita José Luis Pinilla.
 

Una casa para emigrantes

Uno de los momentos más importantes se produjo a mediados del siglo XX, con la gran emigración procedente de nuestro país, donde la Iglesia española se hace más presente que nunca, incluso con la oferta de servicios de alojamiento, búsqueda de trabajo, clases de francés… Al claustro de la Rue de la Pompe se la conocía como “la Plaza de España”. Explica Pinilla:

La gran emigración española encuentra en París su casa. Se multiplican centros pastorales en diversas parroquias con sacerdotes, religiosos, trabajadores sociales y voluntarios españoles. Una generosa diáspora de la Iglesia española esparcida por Europa para atender a los emigrantes.

La Misión Católica Española en París cumple un siglo.

Luis Ángel de las Heras, en el centro, presidió la Eucaristía.

Hoy, los claretianos siguen haciendo una gran labor, aunque no dispongan del espacio de antaño –desde 1970, parte de las instalaciones se utilizan para el Colegio Federico García Lorca–. A su labor pastoral, añaden una serie de atenciones sociocaritativas que se explicitan en los servicios de empleo, asesoría jurídica, psicología, clases de francés y ropero.

Un trabajo que no realizan solos, pues unen su compromiso a las demás misiones católicas de lengua española en Francia y en Europa, cuyos delegados se reunieron en esas fechas en la misión parisina.

De hecho, uno de los claretianos que sirve en la Rue de la Pompe, el padre Carlos Tobes, es el delegado nacional, nombrado por la Conferencia Episcopal Francesa con el aval de la española, para los hispanohablantes. “Con las puertas abiertas de par en par, como siempre, la Misión Católica Española sigue en París recogiendo el testigo de los padres Chueca y Alba, piedras vivas recientes de su historia. Y junto con los misioneros claretianos, muchos voluntarios y usuarios.

Sin apenas medios y con una austeridad al estilo de Santa Marta, llevando la alegría del Evangelio en todas sus dimensiones. Es hora de un reconocimiento público a su tarea. Están construyendo una Europa mejor”, concluye José Luis Pinilla.

En el nº2.896 de Vida Nueva

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