Cymerman: “Creo de corazón en este encuentro”

Avance de la entrevista que ha concedido a Vida Nueva el mediador para la cumbre del día 8 entre Israel y Palestina

El rabino Abraham Skorka y Cymerman.

El rabino Skorka y el periodista Henrique Cymerman.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | La de Henrique Cymerman es una de las voces más reconocidas y valoradas a la hora de informarse sobre la evolución del siempre enquistado conflicto palestino-israelí.

No obstante, en España, ya se cumplen 25 años desde que empezó a ofrecer su visión como corresponsal de La Vanguardia y Antena 3. Aunque su labor no se queda ahí, sino que colabora en televisiones de los Estados Unidos, Brasil, Portugal, Francia, China e Israel. Nacido en Portugal, de padre polaco y madre española, cuenta con una nacionalidad añadida: la israelí.

“Judío hasta la médula”, ante todo tiene un sueño: que sus hijos (y futuros nietos) vivan en una tierra mucho más pacífica que la que él conoció cuando llegó por primera vez a los 19 años. Para ello, no se ha limitado a informar. Así, desde hace un año, junto al papa Francisco y su amigo el rabino Abraham Skorka, han impulsado un proyecto único y que se conoció en el trascurso del viaje papal a Tierra Santa: sentar a palestinos e israelíes a rezar y a compartir un tiempo de diálogo y conocimiento. Será en el Vaticano, el 8 de junio por la tarde según ha informado el portavoz de la Santa Sede Federico Lombardi.

Buscaban a alguien que les ayudara para hacer de intermediario. Y pensaron en mí, a mi condición de judío se une el que tengo muchos contactos en el mundo árabe.

PREGUNTA: ¿Cómo nació la idea?

RESPUESTA: El Papa y Skorka tenían claro que querían hacer algo para favorecer de un modo real el diálogo. Buscaban a alguien que les ayudara para hacer de intermediario. Y pensaron en mí, pues, a mi condición de judío se une el que tengo muchos contactos en el mundo árabe, manteniendo una relación directa con personajes e instituciones clave.

El rabino vino a escucharme a una conferencia que ofrecí en Buenos Aires. Estuvimos hablando y, de pronto, me lo sugirió: “¿Por qué no vienes conmigo a Roma a ver a Francisco?”. No podía imaginarme algo así. Mi sorpresa fue enorme.

P: Algo que se incrementó al llegar al Vaticano…

R: Fue el 13 de junio del año pasado. Iba acompañado por mi equipo de televisión, por lo que es fácil imaginar la cara con la que se nos quedaron mirando los guardias suizos al entrar en Santa Marta. No querían dejarnos filmar, hasta que apareció el Papa, abrazó a Skorka y, sonriendo siempre, nos dijo que lo acompañáramos.

El Papa me explicó que quería hacer realmente algo por la paz. Inmediatamente, le dije que tenía que viajar a Tierra Santa, que sería algo muy importante.

Estuvimos hablando de muchas cosas, empezando, cómo no, por el fútbol. Estuvimos una hora grabando, incluso mientras comíamos. Fue una charla muy agradable y significativa: ponía mucho énfasis en que había que luchar contra prejuicios como el antisemitismo, que definió como “pecado”.

Hablaba de la necesidad del entendimiento entre las religiones, se refería a nosotros como los “hermanos mayores” de los cristianos y nos contó una anécdota que habla mucho de cómo es él. Una vez, en un encuentro con sacerdotes, varios de ellos empezaron a criticar a los judíos. Él señaló un cuadro de la Virgen María con el Niño y les explicó que este le decía a su madre: “Vámonos, mamá, aquí tampoco nos quieren”.

Yo estaba alucinado, pero pensaba que todo terminaba ahí. Sin embargo, Bergoglio me dijo que quería hablar conmigo por la tarde. Solos los tres, Skorka, él y yo, sin cámaras. Fue entonces cuando me explicó que quería hacer realmente algo por la paz. Inmediatamente, le dije que tenía que viajar a Tierra Santa, que sería algo muy importante.

P: Sin embargo, todo estuvo a punto de fracasar…

R: En abril estaba todo pactado con Peres y Abbas. Pero todo se vino abajo a finales de ese mes, cuando se rompieron las negociaciones entre Israel y Palestina al establecerse la alianza entre Al Fatah y Hamas para establecer un gobierno de unidad nacional palestino. En ese momento, el Papa escribió una carta a los dos presidentes, pero los palestinos no contestaron.

Fue en la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II cuando el representante palestino hizo una gran labor para desatascar la situación. Aun así, la víspera de viajar el Papa a Tel Aviv no había nada confirmado… Esa tarde cruzamos entre todos los implicados varios correos y llamadas. Y, al fin, al día siguiente, lo conseguimos, con la novedad de que, finalmente, el encuentro sería en el Vaticano.

P: ¿Y cómo vive un periodista ser parte de una noticia así?

R: Si te digo la verdad, aún no lo he asimilado. En todo este tiempo, solo me concentraba en los resultados, en que todo saliera bien. Sin duda, será algo muy especial. Como ha dicho el Papa, se tratará ante todo de una oración por la paz. Pero qué duda cabe de que será un encuentro espiritual con un fondo político. Yo esto lo he vivido independientemente de mi función como periodista. Es algo en lo que creo de corazón, y quiero hacer todo lo posible por que salga bien.
 
Henrique Cymerman: “Creo de corazón en este encuentro” [ver entrevista íntegra]

En el nº 2.897 de Vida Nueva

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