Alegato de Bergoglio en defensa de la infancia en Belén

En el segundo día de su viaje, el Papa viaja al hogar natal de Jesucristo

Francisco con Abú Mazen.

Francisco con Abú Mazen.

ANTONIO PELAYO (JERUSALÉN) | La palabra Belén evoca en muchos de nosotros imágenes bucólicas: pastores con sus rebaños de ovejitas, ángeles revoloteando entre canciones, el pesebre con el buey y la mula (sí, también ellos), montañitas de musgo, ríos de papel de estaño y todo lo que ustedes quieren añadir.

Bien, pues olvídense de todo porque Belén es hoy un poblachón de 25.000 habitantes, un territorio bajo el gobierno de las autoridades palestinas y un lugar donde para llegar hay que traspasar un muro de cemento armado o unas alambradas eléctricas de funestos recuerdos.

En el casco histórico, en torno a la basílica de la Natividad, todo recuerda que aquí hace dos mil años nació en penosas condiciones un niño al que se le puso por nombre Jesús.

El papa Francisco toca el muro que divide Israel de Cisjordania.

El papa Francisco toca el muro que divide Israel de Cisjordania.

Y aquí ha venido esta mañana el papa Francisco para celebrar una misa en la llamada Plaza del Pesebre, la única capaz de acoger una multitud que con mucha generosidad no llegaba a las tres mil personas –en su inmensa mayoría palestinos llegados incluso de Gaza- al frente de las cuales estaba el Presidente de la Autoridad Palestina Abu Mazén con todo su gobierno.

Bergoglio ha llegado en helicóptero desde Amán y ha cumplido con sus obligaciones protocolarias y a las 11 en punto ha comenzado la Eucaristía rodeado de cardenales, patriarcas, arzobispos y obispos.

Ha pronunciado una homilía [ver íntegra] toda ella centrada en los niños “signo diágnóstico para comprender el estado de salud de una familia, de una sociedad, del mundo entero”. El diágnostico, por desgracia, no es muy positivo porque, como ha dicho:

En este nuestro mundo que ha desarrollado las tecnologías más sofisticadas hay todavía tantos niños en condiciones inhumanas, que viven al margen de la sociedad, en las periferias de las grandes ciudades o en las zonas rurales.

Tantos niños que son todavía explotados, esclavizados, objetos de violencias y tráficos ilícitos.Demasiados niños hoy son prófugos, refugiados, a veces ahogados en el mar, especialmente en las aguas del Mediterráneo. De todo esto nosotros nos avergonzamos hoy delante de Dios que se hizo Niño.

También hoy como entonces hay numerosos Herodes que quiere “cargarse” a la infancia. Añadió Bergoglio:

También hoy hay niños que lloran, lloran muchos y su llanto nos interpela. En un mundo que cada día se deshace de toneladas de alimentos y medicinas hay niños que lloran porque tienen hambre y por enfermedades fácilmente curables.

En un tiempo que proclama la tutela de los menores, se comercian armas que acaban en las manos de niños-soldados; se comercian productos confeccionados por pequeños trabajadores- esclavos.Su llanto es sofocado: deben combatir, deben trabajar, ¡no pueden llorar!.

Este ha sido el valiente alegato del Papa en favor de la infancia. Llegado el momento de darse la paz Abu Mazen ha subido al altar para recibir el fraterno abrazo del Pontífice entre los aplausos de la multitud.

¡Ójala que su presencia y su oración desbloquee las negociaciones israelo-palestinas como el mismo Bergoglio deseó ya ayer en su primera jornada de visita a la Tierra Santa!.

Hoy domingo por la tarde, ya en Jerusalén , tiene lugar el momento religioso culminante de este viaje: la celebración ecuménica en la Basílica del Santo Sepoulcro con el Patriarca de Constantinopla Bartolomé y todos los líderes de las iglesias y confesiones cristianas presentes en la Tierra Santa.

  • Misa del Papa en Belén:

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