“Más allá de rezar, se debe construir la paz en Oriente Medio”

La religión debería responder al fracaso de la ONU para pacificar la zona

Peregrina en el río Jordán, cerca de Jericó.

Peregrina en el río Jordán, cerca de Jericó.

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva, enviado especial a Amán | Cuando el avión que traslada desde Roma hasta Jordania al papa Francisco aterrice a la una de la tarde del sábado en el nuevo Aeropuerto Internacional Queen Alia (AMM), de Amman, tras la recepción en el Royal Pavilion, como un destacado Jefe de Estado, el protocolo que se ha fijado es el propio de un alto rango.

Nivel elevado por parte de anfitriones que esperan mucho de la visita. Hasta el Palacio Al Huseein para el encuentro con los reyes hachemitas, se ha dispuesto que sean los vehículos rojos que se estrenaron en la visita de san Juan Pablo II los que escolten la comitiva papal. Un gesto más de confianza de los anfitriones en un país con mayoría musulmana, con pocos cristianos, pero que en los últimos años viene llevando a cabo una política de pacificación en la zona para la que buscan encontrar como Estado aliado al Vaticano, aunque su mirada va más allá, buscan a la religión cristiana como aliada.

En esta visita del papa Francisco a Tierra Santa se espera del pontífice argentino “algo más que oraciones y palabras”. Entran en el guión del gobierno jordano y de la corona hachemita. En este breve pero enjundiosa visita, la cuarta de un pontífice (Pablo VI en 1964; Juan Pablo II, en 2000 y Benedicto XVI en 2009) hay un deseo que vaya más allá de restañar las diatribas teológicas o religiosas y que solo queden en el ámbito del diálogo ecuménico, pese a que esta visita se celebra en el 50 aniversario del Abrazo de Pablo VI al patriarca Atenágoras en 1964. Se busca un plus.

Algo más que oraciones

El periódico The Jordan Times, fundado por la Asociación de la Prensa Jordana (JPO) en 1975, y que , pese a su oficialidad, mantiene larvadas opiniones críticas, acababa su editorial de bienvenida [ver original] al papa en la edición del viernes-sábado, diciendo:

Las religiones no solo han de servir para rezar, sino también para contribuir a la salvación del genero humano y la defensa de los derechos humanos que se conculcan frecuentemente en el nombre de la religión.

Un mensaje claro para leerse entre líneas. Cada vez es más frecuente escuchar en boca de cristianos y musulmanes de esta zona, la necesidad de la religión como agente de paz, dado el fracaso de las Naciones Unidas (ONU) en la empresa de pacificación. Y precisamente el Reino hachemita de Jordania tiene clara su tarea con luz larga, mostrando el país como oasis de paz y reconciliación en una geografía convulsa y conflictiva.

Nadie duda del “encaje de bolillos” realizado en el programa de la visita que el papa Francisco inicia hoy a Tierra Santa, con primera y breve etapa en Jordania, altamente significativa. Es la primera visita que el papa Bergoglio hace por propia iniciativa. El viaje a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), estaba prevista antes de la renuncia de Benedicto XVI.

Procesión en el lugar del río Jordán donde se bautizó Jesús (2013).

Procesión en el lugar del río Jordán donde se bautizó Jesús (2013).

Repite el gesto de Pablo VI hace 50 años, comenzar los viajes papales en Tierra Santa. Quizás Francisco pueda repetir aquellas palabras de Montini, casi susurradas en la Cueva del Nacimiento, en Belén: “Que lejos que estamos de aquí”. Si no las dice, al menos, lo pensará. No hay que desdeñar este gesto.

Francisco, además de los asesores en estos temas, llevará dos invitado especiales, dos viejos amigos argentinos, el rabino Abraham Skorka y el profesor musulmán Omar Abboud, en una delicada misión para impulsar su iniciativa basada en el diálogo interreligioso como vehículo para fomentar la paz. Una mirada menos europea puede ayudar.
 

Impulso del Turismo Religioso

“Jordania es tierra bíblica”, es un argumento que se vive estos días en Amán. Antes de mostrar con datos arqueológicos que en el país, junto al Jordán, se sitúa el lugar del Bautismo de Jesús, que Francisco visitará desde la orilla hachemita, fue tierra de profetas y de lugares que fueron escenario bíblico: el castillo de la princesa idumea Salomé, quien recibió de Herodes la cabeza de San Juan Bautista en bandeja de plata; la cueva de Lot en la que se refugió el sobrino de Abraham tras ver convertida a su mujer en estatua de sal; Betania de Transjordania, el lugar donde Juan bautizaba a los fieles y donde bautizó a Jesucristo.

Este lugar sagrado aparece reflejado en textos bíblicos, medievales y bizantinos y se encuentra en una antigua ruta de peregrinaje cristiano entre Jerusalén, el río Jordán y el monte Nebo. En la misma orilla del Jordán está el monte de Elías, un espacio también bautismal, donde según narran las Sagradas Escrituras el profeta subió a los cielos en un carro de fuego.

En el monte Nebo, lugar emblemático por excelencia, que ya visitó Juan Pablo II y que gestionan los Franciscanos, se encuentra uno de los lugares más conocidos de Jordania. Es el sitio desde el que Moisés divisó la Tierra Prometida, a la que nunca llegó, tras más de 40 años de travesía en el desierto.

Aquí murió el profeta a los 120 años y aquí fue enterrado. La tradición judía y cristiana relata que en el monte Nebo ocultó Jeremías el Arca de la Alianza con las Tablas de la Ley que recogen los 10 mandamientos.

Iglesia en el monte Nebo.

Iglesia en el monte Nebo.

Hacia el Norte se erige Umm Qays, con una espectacular vista del mar de Galilea, donde Jesús hizo el milagro del endemoniado ganadero, según san Lucas, y al cruzar rumbo al Sur la milenaria Carretera del Rey aparecen Jerash y Madaba, la ciudad de los mosaicos mencionada en la Biblia que guarda en la iglesia ortodoxa de San Jorge un mapa de teselas bizantino datado en el siglo VI [ver aquí]. El plano representa Jerusalén y Tierra Santa.

Jordania se ha llenado de razones históricas, culturales, bíblicas, turísticas y políticas para expresar al Papa que Jordania es Tierra Santa, pero ante todo, que es un oasis de paz en medio de una zona convulsa.

La Misa en el Estadio Internacional Amán a la que se espera acudan 50.000 personas, entre cristianos y musulmanes, muchos de ellos procedentes de países vecinos, especialmente del Líbano; el encuentro con grupos de refugiados y la visita al lugar del bautismo, son dos ocasiones que abrirán boca para este viaje cuyo programa se ha realizado con encaje de bolillo, pero en el que se advierte la impronta de Francisco de opción por los más pobres, como ha destacado un antiguo ministro jordano.

 

INFORMACIÓN RELACIONADA:

 

LEA TAMBIÉN:

Compartir