Las scalabrinianas, volcadas en el abrazo al inmigrante

Lampedusa centró los debates de un foro organizado en Suiza por estas religiosas

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MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Más de 300 participantes de hasta 31 países (entre ellos, Alemania, Italia, Luxemburgo, Holanda, Polonia o Eslovaquia) se han dado cita estos días en el Scalabrin-Fest, el encuentro que cada año organizan las religiosas scalabrinianas en Solothurn, en la diócesis suiza de Basilea.

Como es habitual en este reconocido espacio de reflexión sobre el fenómeno migratorio, en la actual edición –bajo el lema Diferentes orillas, un único mar. Caminos de vida y de fe de los inmigrantes que surcan el Mediterráneo– se ha puesto un especial foco en la situación que se vive en Lampedusa, donde se calcula que han perdido la vida unas 25.000 personas que, originarias de países como Libia, Egipto, Eritrea o Etiopía, trataban de llegar hasta la isla que marca la puerta de entrada a Europa por Italia.

De hecho, según la agencia Fides, las Misioneras Seculares Scalabrinianas, surgidas en 1961 en Solothurn, cuentan desde principios de año con una comunidad propia en Agrigento, la capital de la provincia a la que pertenece Lampedusa. Alessia Aprigliano, una de las dos misioneras que hacen presente esta nueva iniciativa, agradeció en su ponencia la implicación de la Iglesia local con el proyecto.

papa Francisco con inmigrantes en Lampedusa 8 julio 2013

El papa Francisco en Lampedusa.

En otra de las charlas más esperadas del encuentro, Mussie Zerai, sacerdote responsable de la comunidad católica eritrea en Suiza y un pastor muy implicado en la atención a los refugiados que llegan en una situación más desesperada, describió la realidad de los migrantes que, durante meses (o años) y en unas condiciones dramáticas, buscan cruzar territorios desiertos como el Sahara o mares como el Mediterráneo con el único fin de llegar a una Europa, que muchas veces no es la que ellos esperaban.

Por su parte, la teóloga y misionera Anna Fumagalli animó a todo cristiano a que se sienta responsable e interpelado por la difícil situación de los inmigrantes, argumentando que “cada uno puede ofrecer una contribución única e insustituible para el plan de Dios”.

Tristemente, el continuo drama que se vive en Lampedusa coincidió en el tiempo con la celebración del Scalabrin-Fest. Así, el pasado día 12, una barca en la que iban alrededor de 400 personas se hundió cerca de la costa siciliana, aún dentro del territorio libio. Al cierre de esta edición, se contabilizaban al menos 17 fallecidos, aunque la cifra de desaparecidos hacía temer que finalmente pudiera haber en torno a 40 muertos.
 

Contra la “criminalización”

Por otro lado, una de las instituciones que han acompañado el grito de denuncia de la familia scalabriniana ha sido la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA, por sus siglas en inglés). Lo ha hecho en el informe La criminalización de los migrantes irregulares [ver original], en el que se dirige a todos los estados de la Unión Europea para denunciar actuaciones que considera desproporcionadas, pues carecer de la documentación puede significar la expulsión de un país, pero nunca puede equipararse con un delito. Así, rechaza las actuaciones de países como España (donde alguien en situación irregular puede ser multado o internado en un CIE) o Alemania y Reino Unido (con penas hasta de cárcel).

Inmigrante custodiado en un CIE.

Inmigrante custodiado en un CIE.

Además, tal y como informa Europa Press, el documento de la FRA advierte que, frente al extendido prejuicio por el cual un inmigrante tiene más fácil caer en la delincuencia, son muchas veces ellos mismos los que, precisamente, se convierten en “víctimas preferentes” de delitos que quedan impunes: “Los migrantes en situación irregular no suelen denunciar un delito a la policía, ya sea como víctimas o como testigos, ya que tienen miedo a ser detectados y retornados a su lugar de origen. Esto restringe de facto su acceso a la Justicia, dando lugar a la impunidad de los perpetradores de los crímenes”.

Para solucionar esto –plantea la FRA–, una opción viable podría ser la de aceptar la presentación de denuncias anónimas o semianónimas, eliminando así el temor de quienes las presentan a ser expulsados del país que los acoge aun sin contar con la documentación exigida. Igualmente, la FRA rechaza la clandestinidad a la que se ven abocados los migrantes en situación irregular, que “tienen a menudo demasiado miedo de usar las instalaciones médicas, enviar a sus hijos a la escuela, registrar los nacimientos de sus hijos o asistir a los servicios religiosos”.

En el nº 2.894 de Vida Nueva
 

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