Editorial

¿Libertad de circulación?

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familia de inmigrantes en Europa

EDITORIAL VIDA NUEVA | Pese a que la Iglesia lleva décadas denunciándolo, y el papa Francisco lo hace siempre con un especial ímpetu, una de las mayores lacras de nuestro tiempo es la cosificación del hombre, junto a la constatación de que la dignidad de millones de personas está por debajo del dinero.

De otro modo, ¿cómo se explica que en la Unión Europea sea incuestionable la libre circulación de bienes y capitales cuando, progresivamente y con la excusa de la crisis, son cada vez más los estados que empiezan a frenar el derecho de los ciudadanos de países miembros de la Unión a establecerse en sus fronteras? Y todo con la excusa de que son una “carga excesiva” para sus arcas al tener que afrontar una situación de desempleo o carecer de cualificación especial.

Es obvio que migrar es una salida dolorosa y muchas veces no es la solución. Pero eso es algo que debe decidir cada persona y no el interés egoísta del Estado.

En el nº 2.892 de Vida Nueva

 

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