Gustavo Andújar: “No se puede evangelizar sin una buena dosis de audacia”

Entrevista con el Gustavo Andújar, nuevo presidente de SIGNIS

Comodin1

JOSÉ LUIS CELADA | El cubano Gustavo Andújar (La Habana, 1947) es, desde el pasado mes de marzo, el nuevo presidente de SIGNIS, tras ser elegido por la Asamblea de Delegados durante el Congreso Mundial que la Asociación Católica Mundial para la Comunicación celebró por esas fechas en Roma.

Casado, padre de una hija y abuelo de una nieta, Andújar ejerció a lo largo de más de tres décadas como investigador en su especialidad –es químico, doctorado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos–, hasta que, en 2007, empezó a trabajar para la Arquidiócesis de La Habana, donde dirige el Centro Cultural Padre Félix Varela, la revista trimestral Espacio Laical y el semestral ECOS. Un año antes, el papa Benedicto XVI le otorgó la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice y, actualmente, es también miembro del Secretariado Arquidiocesano de Pastoral y de la Comisión para la Comunicación Social de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

Ya colaboraba con OCIC Cuba –la Organización Católica Internacional para el Cine que precedió al organismo que ahora preside– desde mediados de los años 60, elaborando reseñas de películas, pero no sería designado su presidente hasta 1994. En el congreso de SIGNIS en Lyon (2005) fue elegido vicepresidente, y reelegido en Chiang-Mai (2009). Desde ese año, es el responsable del Departamento de Cine de SIGNIS.

P: ¿No resulta paradójico que un cubano presida la Asociación Católica Mundial de Comunicación, con todos los problemas que tienen los cubanos para comunicarse con “el mundo exterior”?

Lora, Andújar y Ortiz, jurado de SIGNIS.

Lora, Andújar y Ortiz, jurado de SIGNIS.

R: La presencia activa de los cubanos en las organizaciones católicas internacionales de comunicación es de larga data. Cuando OCIC (la Organización Católica Internacional para el Cine, antecesora de SIGNIS) celebró en 1957 su primer Congreso Mundial fuera de Europa, no lo hizo en los Estados Unidos ni en Canadá, sino en Cuba, en reconocimiento al trabajo ejemplar del Centro Católico de Orientación Cinematográfica de nuestro país. En el Festival Internacional de Cine de La Habana hay un jurado internacional católico desde hace 30 años, creado en una época de muy escasa comunicación entre el Gobierno y la Iglesia.

En 1998, al cumplir 70 años de su fundación, OCIC otorgó distinciones a seis personalidades destacadas de la organización en todo el mundo. Una de ellas, Gina Preval, es una cubana que, como yo, siempre ha vivido en Cuba. Por último, desde Cuba me he desempeñado eficazmente como vicepresidente de SIGNIS durante los últimos ocho años. Claro que hay dificultades, pero los cubanos tenemos una bien ganada reputación de saber superarlas a golpe de ingenio y creatividad.

P: SIGNIS es una organización católica, por lo tanto universal, de comunicación. ¿Qué prima más en ella: el hecho de llegar a todo el mundo o el ser lo suficientemente clara y creíble en el mensaje que transmite?

R: Ambos aspectos son, en cierta medida, irrenunciables. No queremos ser portadores de un mensaje de un grado de elaboración tan excelso que lo haga accesible solo para un reducido grupo de especialistas, del mismo modo que rehusamos adulterar o diluir el mensaje en aras de una presunta aceptación universal. Es siempre un gran reto el pretender aunar claridad y precisión, pero justamente de eso se trata. Me gustaría destacar especialmente la importancia de la credibilidad del anuncio, que se sustenta sobre todo en el testimonio de la vida. Mucho se ha insistido, y con razón, en que el mundo de hoy no quiere tanto maestros cuanto testigos.

Con el nigeriano  W. Chikwendu, miembro de SIGNIS

Con el nigeriano
W. Chikwendu, miembro de SIGNIS

P: ¿Cómo se están adaptando a la constante y profunda transformación del panorama comunicativo actual?

R: Son nuestros miembros, en la base, los que marcan el paso: son ellos quienes ejercitan continuamente su creatividad al desenvolverse en un universo mediático permanentemente cambiante. Nuestro rol como asociación mundial es, precisamente, potenciar la colaboración y los intercambios entre ellos, divulgar las experiencias exitosas que se van logrando y fomentar su aplicación y su adaptación a otros contextos. La promoción de esos intercambios y colaboraciones adquiere una efectividad adicional por el hecho de que se trata de interacciones esencialmente sinérgicas: sus resultados superan sensiblemente la simple suma de las distintas contribuciones individuales.

P: ¿Hasta qué punto la presencia de la Iglesia en la cultura digital y las redes sociales amplía sus posibilidades evangelizadoras? Los críticos argumentan que se dispersan esfuerzos o que solo se alimentan egos…

R: No se puede evangelizar sin una buena dosis de audacia evangélica. ¡Claro que existen riesgos! Pero la timidez es un defecto del carácter, no una virtud evangélica. El papa Francisco nos repite incansablemente, desde el mismo inicio de su pontificado, que no podemos esperar por los otros, sino que debemos ir a su encuentro. Pues bien, ellos están ahí, en el entorno mediático digital, en las redes sociales, cuyo extraordinario potencial para el desarrollo de las relaciones humanas fuera atinadamente destacado por el papa Benedicto XVI. Sería un terrible pecado de omisión por parte de la Iglesia quedarse al margen de ese mundo, y muy triste que se encerrara en sí misma por el temor a equivocarse.
 

Vocación a la verdad

P: Otra de las preocupaciones de SIGNIS ha sido desde siempre el buen uso de los medios. ¿Ha perdido la batalla la ética frente a los intereses económicos?

Comodin4_SILUETA

R: Sé bien que la nuestra es una naturaleza caída, marcada por el pecado, pero, por encima de eso, creo profundamente en la vocación del ser humano a la verdad, la belleza y el bien. Creo en esa voz de Dios que nos habla a todos a través de nuestra conciencia, y creo en esa sed de absoluto que existe en cada corazón humano. Es a ese nivel del ser humano que dirigimos nuestros esfuerzos formativos, porque es ahí donde está la buena tierra para la semilla del Evangelio. Y sí, hemos visto muchas veces cómo el grano germina allí, dando ciento por uno.

P: Su último congreso en Roma destacó la importancia de los medios para crear una “cultura de paz”. ¿Sigue siendo la prensa el cuarto poder, o depende del servicio que preste y a quién?

R: Los medios –¿quién podría dudarlo?– siguen siendo muy poderosos, pero no siempre ese poder se emplea para el bien, puesto a veces al servicio de intereses políticos o económicos espurios, a veces extraviado en un pantanal de banalidad y mediocridad. El lema de SIGNIS, Medios para una cultura de paz, expresa no solo nuestra convicción de que las cosas pueden cambiar para mejor, sino también nuestra voluntad de actuar para que ese cambio –que sabemos posible– se produzca.

P: Si por algo se conoce también a SIGNIS es por sus premios en reconocidos festivales cinematográficos. ¿Está el cine actual cada vez más alejado de la fe y los valores cristianos, como advertía hace poco la presidenta de SIGNIS Europa?

R: Yo no soy demasiado pesimista en este sentido. Es cierto que se producen no pocas películas nihilistas, con una mirada cínica y desconfiada, pero también veo con cierta frecuencia cintas que demuestran un verdadero afán de búsqueda de valores espirituales. Santo Tomás de Aquino decía que “la Verdad, dígala quien la diga, procede del Espíritu Santo”. Yo afirmo otro tanto de la belleza y el bien, y me da confianza ver que seguimos premiando películas en los festivales. Buena señal, ¿no?

En el nº 2.891 de Vida Nueva.
 

Compartir