Miedo e indignación entre los cristianos de Pakistán

Monja protestando contra la persecución de cristianos en Pakistán

La condena a muerte de un joven acusado de blasfemia es tachada de “día negro”

Monja protestando contra la persecución de cristianos en Pakistán

Miedo e indignación entre los cristianos de Pakistán [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Los cristianos paquistaníes ya han sido perseguidos y se sienten muy inseguros y vulnerables, sobre todo después de tantos casos de denuncias de blasfemia falsas en contra de ellos. La sentencia de condena a muerte para Sawan Masih, un pobre obrero cristiano, es otro golpe más. El 27 de marzo se recordará como otro ‘día negro’ en el que se ha verificado una nueva injusticia contra los cristianos”. Así de consternado se ha mostrado a la agencia Fides el dominico James Channan, director del Centro por la Paz, dedicado a la promoción del diálogo interreligioso en Lahore.

El juicio contra este cristiano de apenas 26 años concluyó el 27 de marzo con su sentencia a pena de muerte, por considerar probado que en marzo del pasado año blasfemó contra el islam. Sin embargo, el religioso tacha de fraude este proceso, apoyándose en dos datos. El primero, que todo nació de la disputa sobre la propiedad de un terreno entre el condenado y un vecino musulmán. Según él, este último “se aprovechó, encontrando un atajo y acusando a Sawan de blasfemia”. Lo que, a su vez, derivó en el segundo hecho a lamentar: el rumor de la blasfemia alimentó una atmósfera de tensión que llevó a 3.000 radicales islamistas a arrasar con la Joseph Colony, un barrio cristiano de Lahore.

Quema de una cruz en la persecución de cristianos en Pakistán

El resultado lo describe el propio Channan: “Más de 100 hogares fueron destruidos, dos iglesias quemadas y se profanaron biblias y cruces”. Un trauma cuyas consecuencias aún perduran entre la minoría cristiana: “Los cristianos de la Joseph Colony todavía viven en peligro y con temor de que la multitud pueda atacar de nuevo en cualquier momento”.

De cara al futuro, el dominico demanda una profunda reflexión a las autoridades políticas y judiciales de Pakistán con el fin de que hagan suya la protección de las minorías religiosas y no dejen impunes los actos de hostigamiento padecidos por estas: “¿Dónde queda la justicia? ¿Por qué no se hace nada contra aquellos que han atacado a los cristianos inocentes que han perdido sus posesiones? ¿Qué pasa con las iglesias que han sido profanadas, las biblias quemadas y las cruces destruidas? ¿Eso no es blasfemia? ¿Por qué no se ha castigado a ningún culpable después de los horrendos ataques contra aldeas y barrios cristianos, como Shanti Nagar, Sangla Hill o Gojra, donde siete cristianos fueron quemados vivos [en referencia a unos hechos acaecidos en 2011]? ¿Dónde quedan la justicia y el Estado de derecho?”.

En el caso concreto de Masih, sus abogados han recurrido inmediatamente al Tribunal de Apelación. Pese a la difícil situación del acusado, centrarán la defensa en el argumento de que su detención se debió a “motivos de seguridad”, siendo la cabeza de turco que apagó la sed de venganza de los 3.000 fundamentalistas que estaban atacando la Joseph Colony. Así, consideran más que sospechoso que la acusación de blasfemia llegara ocho días después de los supuestos hechos y por parte de un segundo grupo de testigos, distinto totalmente del que ofreció la primera versión.
 

Junto al símbolo de Asia Bibi

hijas de Asia Bibi

Las hijas de Asia Bibi, cristiana condenada a pena de muerte en Pakistán.

Tristemente, el caso de Sawan Masih recuerda demasiado al de Asia Bibi, otra joven cristiana que, también en Lahore, fue condenada a muerte hace cuatro años por un delito de blasfemia del que no existe prueba alguna.

Encarcelada desde entonces y convertida en un símbolo mundial de la persecución religiosa contra los cristianos, su familia y la comunidad cristiana local continúan apoyando su causa, ahora mismo en manos del Tribunal Superior de la región. De hecho, al día siguiente de la sentencia contra Masih, se convocó una jornada de oración y ayuno por ambos, organizada por el Seminario Menor de Lahore. Según recoge Fides, contó con la presencia multitudinaria de sacerdotes, religiosos y laicos del entorno.

Entre los muchos testimonios de solidaridad con los acusados, destaca el de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, que no duda en contextualizar estos hechos dentro de una “nueva ola de intolerancia” por parte de los fundamentalistas islámicos, que incluso han atentado recientemente contra un santuario hindú. El Partido Popular de Pakistán, hoy en la oposición, ha calificado la sentencia contra Masih como “un aborto de la Justicia, que servirá para marginar aún más a las minorías”.

En el nº 2.889 de Vida Nueva
 

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