Asurmendi: “Debemos seguir trabajando por la pacificación y la reconciliación”

El obispo Asurmendi saluda al papa Francisco en la visita ad limina de este año 2014

Entrevista con el obispo que lleva 19 años al frente de la diócesis de Vitoria

Asurmendi-y-Francisco
 
VICENTE L. GARCÍA | “Estoy escasamente a un año de que se cumpla el momento de presentar mi renuncia como obispo de Vitoria, por motivos de edad, al Santo Padre, y puedo afirmar que me encuentro con gusto en esta diócesis. La he visto evolucionar a lo largo de estos años, por la Gracia de Dios y por la labor de tantos cristianos e instituciones”.

Así se expresa Miguel José Asurmendi Aramendía, un salesiano que tomó posesión como pastor de la Diócesis de Vitoria el 4 de noviembre de 1995. El 6 de marzo de 2015 cumplirá 75 años y lleva casi dos décadas al frente de esta diócesis en el País Vasco.

A lo largo de estos casi veinte años, Asurmendi ha vivido momentos que permanecen en su recuerdo: “He presidido todos los funerales por las víctimas del terrorismo de nuestra diócesis. Siempre he procurado acercarme a las familias de las víctimas. De esos encuentros se sale con el corazón apenado. Recuerdo especialmente la figura de un gran político, Fernando Buesa, a quien asesinaron junto a su escolta Jorge Díez. Su figura ha quedado como símbolo de hombre bueno, que lo era. Y lo mataron”.

Sin duda, el tema del terrorismo y la pacificación han ocupado gran parte de su actividad pastoral. De hecho, estas cuestiones se abordaron en el encuentro de los obispos con el papa Francisco: “Hablé de la pacificación y la reconciliación como un trabajo que venimos haciendo en las diócesis del País Vasco desde hace mucho tiempo”. Un tema que se repetiría en la entrevista que los tres obispos vascos mantuvieron con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, de quien recuerda que les dijo: ‘No se queden ustedes callados. A la comunidad cristiana y a otras personas les gusta saber qué piensan los obispos. Por lo tanto, es bueno que de vez en cuando ustedes también se pronuncien’. Yo lo tomé en serio y comparto que hemos de seguir escribiendo sobre este tema. Espero que podamos ofrecer un texto extenso, razonado y meditado; sueño con poder llegar a hacerlo”.
 

catedral de vitoria

Catedral de Vitoria.

Una demarcación eclesiástica

Al cardenal Parolin le hicieron entrega también de una carta en la que se recogía una vieja petición: “La misma que cursamos en el año 1997 a Juan Pablo II: que a las diócesis de Vitoria, Bilbao y San Sebastián nos gustaría estar unidas en una misma demarcación eclesiástica, reflejo, en todo caso, de un pasado común y de un trabajo que se ha venido haciendo de forma conjunta en muchos temas. Le entregamos una carta en la que se resumía esta petición. Nos dijo que estudiarán el tema y que enviarán una respuesta”.

A nivel personal y pastoral, Asurmendi conserva muchos y buenos momentos en Vitoria: “Aquella jornada del 13 de enero de 2001 en Mendizorroza, la llamada común que hicimos las diócesis vascas de forma unánime: ‘Entre todos, la paz para todos’. Fue gozoso ver una Iglesia que se siente llamada y que responde”.

Y otros que quedan por venir: “La reapertura de la Catedral Vieja en la festividad de Pentecostés, el próximo 8 de junio, después de 20 años cerrada, aun cuando está Abierta por obras. Ese lema ha provocado unl millón de visitas y el segundo domingo de junio imagino el templo abarrotado”.

Aunque, a juicio de Asurmendi, nada es comparable a la beatificación de un sacerdote diocesano: “Un total de 58 años ha costado el proceso del siervo de Dios Pedro de Asúa, desde que se iniciara en 1956 y fuera aprobado por el Papa este 27 de enero. La fecha, sin determinar, será probablemente entre finales de octubre y principios de noviembre. Esta ceremonia queremos que tenga una gran dimensión vocacional, no en vano fue el arquitecto de nuestro seminario. Si Dios nos concediese el regalo de las vocaciones, lo aceptaría como el gran fruto de la beatificación”.

Tras la visita ad limina, Asurmendi participó en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y, por tanto, en la elección de su nuevo presidente: “Mantengo un buen trato con Ricardo Blázquez, especialmente desde su etapa como obispo de Bilbao, y, antes de su elección, pude decirle que, si resultaba elegido, sería una gran alegría para mí. Es evidente que se deseaba un cambio al frente de la CEE y Blázquez ofrece esa imagen de hombre bueno, pacífico y pacificador”.

En el nº 2.889 de Vida Nueva

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