Y la luz se hizo en la catedral de Mallorca

obispo Campins y Gaudí reformadores de la catedral de Mallorca

El cabildo catedralicio conmemora el centenario de la gran reforma que emprendieron Gaudí y el obispo Campins

catedral de Mallorca se cumplen 100 años de la restauración

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | La reforma de la catedral de Mallorca auspiciada en 1914 por el obispo Pere-Joan Campins –y ejecutada por Antoni Gaudí– fue mucho más que una reforma arquitectónica: fue también una reforma litúrgica “que se adelantó medio siglo al Concilio Vaticano II”, según explica Joan Bauzà, canónigo presidente del Cabildo Catedralicio. Dar a conocer ese impulso reformista es uno de los objetivos del denominado Año Campins-Gaudí, con el que el Obispado de Mallorca y el Cabildo Catedralicio conmemora el centenario de la finalización de las obras y de la muerte del obispo Campins.

“La necesidad de reconocimiento del impulso de la reforma de Campins, dar a conocer que la inspiración del obispo fue litúrgica, acercarse a la profunda espiritualidad de Gaudí y conseguir que el arquitecto también sea conocido por su trabajo en La Seu” son, según Bauzà, los grandes retos de un año de actividades que suman conciertos, exposiciones, publicaciones, visitas guiadas, un documental y hasta ejercicios espirituales con Gaudí de fondo.

“Era una figura espiritual cristiana –dice del arquitecto–. Era un hombre de Dios. Hay que conseguir que sea reconocido por la reforma que introdujo en Mallorca”, ha insistido el presidente del Cabildo.

Arquitectura y liturgia unidas por el amor a Dios. “Gaudí entendió que era necesario hacer entrar en la Sede la clara luz del sol mediterráneo a través de vitrales instalados en los ventanales, liberar la nave central que se encontraba fragmentada por el recinto del coro y recuperar el espacio del altar mayor para que el obispo pudiera presidir desde la antigua cátedra, rodeado por otros ministros que participarían desde el coro, que sería reubicado a ambos lados de la cátedra”, explica Joan Bestard, canónigo al frente de las obras de la Seo.

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El obispo Campins y Gaudí

“Para captar la magnificencia del proyecto de Campins y Gaudí –insiste–, habría que viajar atrás en el tiempo y ver cómo era la sede antes de 1904. Algunas fotos que tenemos de la época nos muestran una catedral oscura, con todos los vitrales cegados, excepto el rosetón mayor, dos vidrieras en la capilla Real y los tres vitrales de la capilla de la Trinidad, que se habían abierto en 1898”.

Esa búsqueda de la luz a finales del siglo XIX, que después culminó Gaudí, había nacido de un viaje que el obispo Campins, acompañado por Mateo Rotger, canónigo de la Seo, hizo a Roma y a las ciudades más notables de Italia y del sur de Francia, interesados por las restauraciones que en sus iglesias estaban llevando a cabo. “Su objetivo era contemplar cómo en los viejos templos se estaban haciendo ‘radicales restauraciones’, según manifiesta el propio Rotger”, cita Bestard.

Esas “radicales restauraciones” estaban en “la línea de los nuevos ideales del movimiento litúrgico que se extendía por aquellos países, incluso por Bélgica y Alemania, movimiento que postulaba la participación de todo el Pueblo de Dios en la celebración, sobre todo de la Eucaristía, presidida por el obispo, rodeado de los sacerdotes y de los demás ministros, en torno a un único altar”, como explica el propio Cabildo Catedralicio.

Campins –que fue obispo entre 1898 y 1915, cuando falleció– lo explicó ya entonces: “Nuestro plan no es demoledor, sino restaurador, no nos hemos propuesto eliminar, sino integrar y poner en orden las cosas”.

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Imagen de la catedral antes de la reforma

La idea era, siguiendo su propia confesión, “volver al plan primitivo de la catedral, reintegrar al templo su hermosura y suntuosidad primeras, restablecer de una vez la observancia del ceremonial con sus incomparables magnificencias, respetando todas la obras con que han contribuido a la costosa fábrica las generaciones que nos precedieron”.

Solo Gaudí podía devolver el esplendor gótico ante el desafuero barroco en el que el gran retablo de Giuseppe Dardanone, dedicado a la Asunción de María, “desgraciadamente ocultaba por completo la cátedra gótica del obispo, que había permanecido en desuso durante más de cien años; detrás, el retablo mayor gótico, que había sido mutilado durante la reforma barroca y que se conservaba en un espacio entre el retablo mayor y la capilla de la Santísima Trinidad, que, increíblemente, se empleaba de cocina y almacén”.

Un tiempo récord

Campins fue a Barcelona para convencer a Gaudí, por entonces entregado a la Sagrada Familia. En marzo de 1902 el arquitecto llegó a Palma para iniciar una restauración que se alargaría 13 años. Fue su ayudante, el también arquitecto Joan Rubió, quien comenzó a dirigir las obras el 19 de junio de 1904, año en el que se consiguió que el altar mayor de la capilla Real se convirtiera en el eje de la “nueva” catedral, que iría, literalmente, viendo la luz.

“En este tiempo récord se desmontó y reubicó el recinto del coro desde la nave central en la capilla Real, se trasladó el portal del coro a la capilla de Todos los Santos; se desmontó y trasladó el retablo mayor barroco a la iglesia de Sant Magí; se trasladó el antiguo retablo mayor a su emplazamiento actual, sobre la puerta del Mirador; se desplazaron los dos púlpitos de piedra y se construyó la base para el altar mayor; se desmontó el corredor de los cirios y se colocaron los tabernáculos con las seis antiguas esculturas del retablo mayor gótico; se recuperó el espacio de la Capilla de la Santísima Trinidad y la cátedra del obispo, y se empezaron a construir las tribunas corales”, narra Bestard.catedral de Mallorca se cumplen 100 años de la restauración

Bestard, Bauzà y Gabriel Amengual, canónigo secretario y encargado del patrimonio artístico de la catedral –que presentaron la conmemoración en Palma–, recordaron cómo Gaudí destacó en aquella visita que lo que le atraía de la catedral de Palma, que se comenzó a construir en el siglo XIV, era “la sana proporcionalidad, su armónica correlación de dimensiones, tanto de dentro como de fuera. Catedrales hay en España y por otras naciones que le llevan a esta de Palma grandes ventajas: unas en tamaño, otras en ornamentación y riqueza de conjuntos y detalles. Pero muy pocas son, tal vez ni una, las que la sobrepasen en bellas y gentiles proporciones”.

Gaudí hizo posible la culminación de la “reforma litúrgica” del obispo Campins, aunque la intervención del arquitecto en camino de la beatificación fue polémica. Campins fue, no obstante, un verdadero obispo ilustrado, renovador y visionario, promotor también de proyectos para recuperar el Santuario de Lluc y restaurar la basílica de San Francisco. Además, inauguró el Archivo y Museo Diocesano, del mismo modo que promovió la construcción de un observatorio astronómico de acuerdo a las ideas reformitas de León XIII.

En la programación se incluyen tres exposiciones: una, en el Museo Diocesano sobre la intervención de Gaudí; otra, de fotos de la catedral antes y después de la reforma; y la tercera, de la evolución de la ciudad de Palma vista desde la catedral.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.888 de Vida Nueva

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