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Inquietud de la huella


Una obra de Ángel Darío Carrero (Trotta, 2012). La recensión es de Luis Fernando Crespo

Inquietud de la huella, Ángel Darío Carrero, Trotta

Título: Inquietud de la huella. Las monedas míticas de Angelus Silesius

Autor: Ángel Darío Carrero

Editorial: Trotta, 2012

Ciudad: Madrid

Páginas: 352

LUIS FERNANDO CRESPO | “Entreme donde no supe y quedeme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo”. Sirvan estos versos del Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz para introducirnos a este clásico de la literatura mística universal. Inquietud de la huella. Las monedas místicas de Angelus Silesius (1624-1677) es un delicioso regalo para cualquier lector que pretenda acercarse, sin más mediación que unos versos sutiles, a la experiencia de Dios. Experiencia que difícilmente se puede conceptualizar, a la que solo se puede acceder trascendiendo toda ciencia y todo intento de racionalización.

Los versos nos sitúan ante el Misterio que hace vivir al ser humano, mientras le desposee para llevarle a la plenitud. Entrar en estos versos, y en la experiencia de un Dios inasible, intangible, cercano e íntimo hace más respirable la vida humana: “¡Qué locura! / beber en charcos ajenos / cuando en el centro / de mi propia casa / una fuente mana sin cesar”.

Este libro incrementa el tesoro acumulado por la historia religiosa de la humanidad, y se suma a las obras de los grandes místicos. Como señala en el prólogo Juan Martín Velasco, los místicos, como los poetas, nos sitúan ante lo mejor, lo más hermoso, lo más valioso para ellos y para sus vidas: ante Dios. “La Palabra Dios ha alcanzado su mayor fuerza expresiva en aquellos momentos en que los orantes la han pronunciado envolviéndola con incontables recursos en el silencio de la adoración y el sobrecogimiento”.

Así, “cualquier lector mínimamente atento descubre en estos versos verdaderas perlas cuya belleza formal irradia las más variadas irisaciones de la Verdad, del Bien, de lo Sublime que los creyentes invocamos como Dios”.

Libro para orar, para dejar que cada uno de los poemas, de ligera levedad en lo formal y profunda densidad espiritual, nos hagan jugar como niños en la plaza, que juegan sin saber que están jugando. O ser como flores del campo, despreocupadas, por pura y simple alabanza de su gloria: “La rosa es sin por qué / florece porque florece / no se presta atención a sí misma / no pregunta si alguien la ve”. Sirven los poemas de oración, pero van más allá de la oración, pues nos dejan asombrados, embriagados, tras haber bebido en la interior bodega del amado: “En el origen / era el agua / pura y cristalina. / Si no bebo de ella / peligrará mi vida / Dame de beber”.

Más que una traducción

La versión del alemán, del poeta Ángel Darío Carrero, va más allá de una mera traducción: es un acierto de expresividad que resalta la desnudez sutil del lenguaje como vehículo poético de la experiencia mística, de apertura al trascendente. “El mensaje sublime del autor se identifica con esa búsqueda, por parte del traductor, de los espacios en blanco, del silencio… la prueba era delicada, pero ha sido bien resuelta”.

Lógico en un poeta/traductor, capaz de condensar en la belleza de un poema su propia experiencia de encuentro con la luz: “Perseguido / por la luz / más leve / que leve / huyo / hacia la luz”. Silesius siglos antes escribió: “Ardo por dentro / tú eres mi pabilo y mi aceite / y el vaso es mi espíritu / soy la luz eterna”.

Búsqueda, conocimiento, misterio, luz, abandono, nada, vacío, renacimiento, profundidad, silencio, soledad, bondad, belleza, revelación, criaturas, palabas, naturaleza, flores, pájaros, espíritu, fuego, agua, eternidad, tiempo, sabiduría, alma, sed, rocío, incendio, encuentro. “Nada es en verdad extraño / desde el comienzo hasta el fin de sus días / la criatura busca la quietud de su creador / ¿podría ser de otro modo?”. Se trata de apagar el anhelo que lleva a la esposa que se pregunta “por qué este deseo insaciable / si lo tengo todo, / si te tengo a ti”.

Basten estas perlas para engarzar el collar de la paloma con que cada lector, máxime si es creyente, adornará su ser antes de gozar con el Amado. Una joya literaria que, con tan buen criterio, pone la editorial Trotta en nuestras manos, tras recuperarla en esta excelente y sugerente versión, que alcanza su segunda edición en 2013.

En el nº 2.888 de Vida Nueva

Actualizado
28/03/2014 | 08:33
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