España despide a Adolfo Suárez, el presidente de la reconciliación

funeral por Adolfo Suárez, presidente del Gobierno, fallecido en marzo de 2014

García Burillo: “Su política consiguió que las dos Españas volvieran a encontrarse”

funeral por Adolfo Suárez, presidente del Gobierno, fallecido en marzo de 2014

El obispo de Ávila presidió el funeral

F. OTERO | Tras una larga enfermedad y después de que su hijo anunciase el viernes 21 de marzo que su muerte era inminente, Adolfo Suárez, el primer presidente de la Democracia, falleció en Madrid el domingo 23 de marzo.

Comenzaban así día tristes y emotivos para la familia y amigos, pero también para el pueblo español, que le rindió su homenaje en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados. Ahora yace, junto a su mujer, en el claustro de la catedral de Ávila, donde simpre había querido hacerlo.

En la ciudad castellana se le dio el último adiós en un funeral que presidió el obispo de la diócesis, Jesús García Burillo, y en el que también estuvieron presentes el cardenal Antonio Cañizares y el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez.

En su homilía, García Burillo destacó las convicciones cristianas de Adolfo Suárez, que marcaron todo “su quehacer humano y político”. También valoró su aportación a la vida pública: “Su prodigioso trabajo durante la Transición española fue realizado desde la serenidad, el respeto profundo a los demás y la cortesía, que no era formal, sino permanente reconocimiento de la dignidad del ser humano. En cierto modo inauguró un estilo de convivencia política: respetando las posiciones adversas, buscando tenazmente el pacto y el consenso, valorando las posiciones de adversarios políticos. Sin rencor ni revancha, con espíritu democrático, trabajó sin cesar por el entendimiento entre los españoles. En los momentos más difíciles de su carrera se mantuvo erguido, con valor y serenidad. Finalmente, convencido de que no tenía apoyos, dejó el poder sin vacilar, sin amargura, convencido de que era lo mejor para España”.

Del mismo modo, reconoció la reconciliación del pueblo español como su gran aportación a la sociedad española y a la comunidad internacional: “Su política consiguió que las dos Españas volvieran a encontrarse tras décadas de animadversión y de odio. En su proyecto político y social todos habitábamos la misma tierra, bajo las mismas condiciones y oportunidades. La Transición pacífica de los españoles causó admiración en el mundo”.

En el nº 2.888 de Vida Nueva.

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