Donde reina la inocencia, estalla la paz

niños soldado en Liberia

Instituciones civiles y eclesiales claman contra el reclutamiento de niños soldado

niños soldado en Liberia

Donde reina la inocencia, estalla la paz [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Si la existencia de niños soldado es un hecho tan dramático y real como la propia vigencia de las guerras, tristemente, otra circunstancia irrefutable es que, según van siendo cada vez más numerosos y encarnizados los conflictos armados en todo el mundo, aumenta progresivamente el índice de chicos y chicas a los que la infancia les es arrebatada en el instante en el que les ponen un fusil en sus manos y les obligan a apuntar a otros con él.

Sin embargo, si alguna esperanza hay de que esto cambie, está en las instituciones que interpelan a las sociedades y a sus dirigentes. En este sentido, el último esfuerzo por ofrecer una palabra de denuncia global ha sido la publicación del informe Niños y niñas soldado en el mundo, elaborado a través de datos de Naciones Unidas (centrado en 2012, año de referencia del que se tienen los últimos casos actualizados) y recabado por Amnistía Internacional, Save the Children, Alboan, Entreculturas y la Fundación El Compromiso.

De un modo directo y conciso, uno a uno, el estudio explica la incidencia de este fenómeno en todos aquellos países en los que se produce. Así, se dan a conocer situaciones como las acaecidas en Colombia (con más de 300 denuncias, en 23 de los 32 departamentos estatales y en su mayoría achacadas a las FARC y el ELN); Afganistán (donde en 2012 se reclutaron 66 niños, de los que 19 lo habrían sido por las propias fuerzas policiales); Filipinas (donde han muerto o sufrido mutilaciones 66 menores, recabados por el Nuevo Ejército del Pueblo); Costa de Marfil (con 65 casos confirmados por los 336 de 2011, aunque se han denunciado también 21 actos de violencia sexual); Myanmar (los 274 casos registrados superaron en 28 a los producidos ya el año anterior); Pakistán (pese a la ausencia de cifras oficiales, la ONU teme que decenas de niños sean entrenados como atacantes suicidas por los talibanes); o Sudán y Sudán del Sur (entre ambos países, autónomos después de décadas de enfrentamiento, se dieron en 2012 hasta 379 reclutamientos infantiles, falleciendo al menos 119 niños en el norte).

Dentro de este desolador panorama, una conclusión muy significativa es que África es el continente donde más golpea la realidad de los niños soldado. Así lo reconocen los principales especialistas, como Pablo Funes, responsable de Proyectos África de Entreculturas, institución jesuita que ha colaborado en la elaboración del informe a partir de los datos de la ONU.niños soldado en Liberia

Consultado por Vida Nueva, se muestra pesimista, pues en los dos últimos años ha habido un crecimiento exponencial de algunos conflictos y, en esta vorágine, la más indefensa ha sido la infancia: “Aunque es difícil tener estadísticas fiables, las guerras desatadas en la República Centroafricana y en Sudán del Sur han puesto de manifiesto esta práctica. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia estima que, solo en la República Centroafricana, el número de niños que están siendo utilizados como soldados puede llegar a los 6.000. Desde mi punto de vista, el reclutamiento de niños por grupos armados sigue siendo un hecho común en todos los conflictos africanos. Por tanto, la situación empeora, ya que no veo grandes cambios en la situación general del continente”.

Motivos para la esperanza

Aunque Funes sí observa motivos para la esperanza. Primero, porque algunos de los criminales ya empiezan a pagar por ello –como los señores de la guerra congoleños Thomas Lubanga y Germain Katanga, condenados por el Tribunal Penal Internacional por reclutar y alistar a menores soldado; el último de ellos, apenas el pasado 7 de marzo–.

Pero, sobre todo, porque los gobernantes africanos al fin están impulsando acciones concretas comprometidas con el fin de erradicar la ignominia del reclutamiento infantil: “El propio Gobierno de la República Democrática del Congo y las Naciones Unidas firmaron un plan de acción para poner fin al reclutamiento y la utilización de niños soldado”.

En este sentido, el informe Niños y niñas soldado en el mundo también expone varios ejemplos. Por ejemplo, en Chad, en 2012, se firmó otro plan de acción entre su Ejecutivo y la ONU, designando a técnicos de los ministerios de Defensa y Bienestar Social para que vigilen su aplicación, así como un coordinador superior dependiente del propio presidente.

También en Sudán del Sur se ha establecido un sistema de inspección y detección de niños en riesgo de ser reclutados, gracias al cual, en 2012, se rechazó a 421 niños y 29 niñas que intentaron alistarse como voluntarios en la milicia del Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (SPLA), que, además, fue intervenido en sus cuarteles hasta conseguirse la liberación de otros 230 menores a su cargo, que pudieron reunirse con sus familias y fueron apoyados con diversos programas para su reintegración.

Pero Entreculturas no se limita a diagnosticar y a denunciar, sino que promueve sus propias prácticas. Algo en lo que, como explica Funes, también han debido adaptarse a las circunstancias: “Hasta hace dos o tres años, con nuestro principal socio en África, el Servicio Jesuita a los Refugiados (SJR), trabajábamos en varios proyectos que se basaban esencialmente en nuestra presencia en los Centros de Tránsito y de Orientación (CTO), sobre todo en los procesos de desarme. Entonces, con la colaboración de otros actores humanitarios y de Naciones Unidas, se identificaba a los niños y niñas en los grupos armados, se negociaba su liberación con la presión de los acuerdos de paz en vigor y, por fin, eran ubicados en el CTO”.

“Allí –continúa–, un equipo multidisciplinar (psicólogos, animadores, educadores, enfermeros) intentaba, en un período corto, de tres a cinco meses, devolver algo de normalidad a su vida. Mientras, otro equipo iba preparando la reintegración en sus familias. Esto no era fácil y dependía del contexto, pues, en algunas ocasiones, los niños y niñas habían cometido abusos en sus comunidades y eran rechazados”.

niños soldado en un fotograma de la película Rebelde

Fotograma de la película ‘Rebelde’

“Al concluir ese fuerte trabajo de sensibilización, llegaba el momento más bonito, cuando volvían a sus casas. Normalmente, durante el período en el CTO se trabajaba con los chicos en alguna pequeña formación técnica, como en reparación de bicicletas, costura o peluquería, lo que les permitía una reintegración socio-económica más fácil. Posteriormente, teníamos un seguimiento de estos niños, para ver que todo iba bien y que seguían en sus comunidades”, relata.

Hoy, la estrategia ha cambiado, advierte el responsable de Entreculturas. En parte, por necesidades de reajuste, pues “los proyectos son muy caros, ya que requieren de mucho personal”…, mientras que reciben bastante menos apoyos de la Administración con la justificación de la crisis. Y, por otro lado, porque “ahora nuestra acción se centra más en la sensibilización y en la potenciación de la educación, tanto en la formal –en Primaria y Secundaria, a través de contenidos curriculares sobre esta problemática– como en la alternativa, con programas de alfabetización y talleres de formación profesional y aprendizajes para la vida”.

En definitiva, allí donde, recuperada o salvaguardada, reina la inocencia de los niños, se pone la primera piedra para que estalle la paz.

Ante todo, acompañamiento

Manos Unidas es otra de las instituciones más volcadas en la liberación de los niños soldado, principalmente en el Continente Negro.

Covadonga Orejas, responsable de Proyectos de la asociación católica en África, considera que el fenómeno de la militarización forzada de la infancia “mejora en unos sitios y empeora en otros, según hacia dónde se muevan los frentes”. Eso sí, allí donde este golpea, “supone una lacra para el país, ya que anula y atrapa a los jóvenes, algunos ya irrecuperables por la dureza de las secuelas”.

Ella misma, en las veces en las que ha tenido que atender a “chicos que habían luchado en Liberia, Costa de Marfil, República Democrática del Congo o Ruanda”, ha buscado siempre seguir una misma conducta: “Les he acompañado como a cualquier otro joven que pasa por un momento difícil, aunque sabiendo que su situación psicológica necesita de ayuda especializada y que en África no tenemos siempre medios adecuados para sostenerlos. Aun así, lo más importante es que intentamos ayudarles a tener un proyecto de vida propio y a mantenerse en el camino, a pesar de la dificultad que supone un pasado que les ha marcado tanto”.

En el nº 2.887 de Vida Nueva.

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