‘Dallas Buyers Club’: al trote y sin rodeos

Dallas Buyers Club, película

Dallas Buyers Club, película

J. L. CELADA | En los años 80 del siglo pasado, lo que la prensa estadounidense bautizó inicialmente como la “peste rosa”, por las manchas de ese color que aparecían en el cuerpo del infectado, iba a ser identificada como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida. El sida, la gran pandemia contemporánea, irrumpía con fuerza en escena.

No solo por el creciente número de casos que saldrían a la luz –algunos tan comentados como el del actor Rock Hudson–, sino por todas las revelaciones que se sucedieron sobre vías de contagio y grupos de riesgo: lo que hasta entonces se consideraba un “castigo para homosexuales promiscuos”, pasaba a convertirse en una amenaza para drogodependientes y heterosexuales que no adoptaran las debidas precauciones en sus relaciones íntimas.

Testigo –y parte afectada– de aquella psicosis inicial que se desató en torno al sida fue Ron Woodroof, un electricista y cowboy de rodeo de origen texano, a quien en julio de 1985 le diagnosticaron la enfermedad y el amargo pronóstico de un mes de vida por delante. Moriría siete años más tarde, tras una lucha sin tregua contra el virus, contra sí mismo y contra el sistema sanitario de su país.

Ahora, su historia ha inspirado Dallas Buyers Club, nuevo trabajo del canadiense Jean-Marc Vallée, una cinta que recrea la última etapa en la existencia de este héroe anónimo, pero, sobre todo, nos permite descubrir la extraordinaria madurez de un actor, Matthew McConaughey, que se gana a pulso el Oscar recién conquistado.Dallas Buyers Club, película

No era fácil meterse en la esquelética figura del personaje (aunque nada que no solucione un régimen severo) ni en sus destartalados andares; mucho menos poner rostro y voz a un tipo racista, homófobo y propenso a los líos.

Sin embargo, la sola presencia del protagonista –felizmente secundado por Jared Leto y Jennifer Garner–, además de elevar la intensidad dramática de una narración demasiado plana, atrapa la atención del espectador cuando el guión transita por argumentos ya familiares: la marginación social de los seropositivos (Philadelphia), la cruzada de un llanero solitario frente a la Administración y las grandes corporaciones (Erin Brockovich) o los dudosos negocios de las farmacéuticas a costa de la salud de los más débiles y desprotegidos (El jardinero fiel).

Nadie puede negar el interés que despierta este Robin Hood de nuestros días, impulsor del tráfico ilegal de fármacos para sus socios del Club de Compradores de Dallas, mientras los cauces oficiales comercian con la desesperación de los moribundos.

Ahora bien, quizá lo mejor de esta película –junto a su intérprete principal– sea la posibilidad que nos brinda de contemplar la evolución de un hombre obligado a luchar por una vida que no tiene tiempo de vivir; cómo se deja de rodeos (y no solo hablamos de la monta de reses bravas) y toma al trote las riendas de la misma en busca de una oportunidad, de un sentido.

De todo lo demás, incluida su vocación de denuncia, apenas quedará rastro en unas semanas.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Dallas Buyers Club.

DIRECCIÓN: Jean-Marc Vallée.

GUIÓN: Craig Borten y Melisa Wallack.

FOTOGRAFÍA: Yves Bélanger.

PRODUCCIÓN: Robbie Brenner, Rachel Winter.

INTÉRPRETES: Matthew McConaughey, Jared Leto, Jennifer Garner, Denis O’Hare, Steve Zahn, Michael O’Neill.

En el nº 2.887 de Vida Nueva

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