El CCEE reflexiona sobre la familia y la reconciliación

M. Á. MALAVIA | La última cita del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), celebrada en Varsovia (Polonia) del 6 al 7 marzo, ha tenido como principal objetivo –según recoge su comunicado final– analizar “los principales desafíos que enfrenta la familia en el contexto del próximo Sínodo de los Obispos”.

Aunque, más allá de lo puramente pastoral y, con el ánimo de ofrecer un diagnóstico concreto y encarnado, esta vez se dieron cita solo los presidentes de los Episcopados de Europa Central y Oriental, que pusieron en común la evolución en sus respectivos países desde la caída del bloque comunista en 1989. En este sentido, se recordó el “papel de reconciliación desempeñado por la Iglesia” en las relaciones nacionales e internacionales durante las dos últimas décadas en esta región continental, y se apeló a “la necesidad de la coexistencia pacífica” y al “reconocimiento mutuo de la identidad nacional de todos los países y a sus culturas y tradiciones propias”.

Sobre la situación de la familia (“particularmente compleja”), señalan “algunos retos comunes que deben afrontar” sus países, como el “colapso demográfico” o el “creciente número de familias fragmentadas”, fenómenos propios de una “sociedad cada vez más secularizada”. En este contexto, hay que alentar “esfuerzos pastorales” que ya se están dando y que se dirigen “a un redescubrimiento de la vida familiar y a una nueva forma de pensar en cuanto a la apertura a la vida y la educación religiosa”.

Y concluyen exponiendo algunos motivos para la esperanza, como las familias numerosas, “cuyo ejemplo debe ser cada vez más valorado por todos los estados”; la acción de los movimientos pro-familia; o “el gran número de familias involucradas en el ministerio pastoral”, sobre todo en la preparación para el matrimonio, donde se requiere una mayor profundización en la formación y en la oferta de testimonios positivos.

En el nº 2.886 de Vida Nueva

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