Rouco en su última Plenaria describe a la sociedad española como “postcristiana”

El cardenal de Madrid preside por última vez la Asamblea de los obispos españoles

el cardenal Rouco Varela durante la sesión inaugural de la Plenaria 18 noviembre 2013

El cardenal Rouco, en la Asamblea Plenaria del pasado noviembre. (Foto: Enrique Lapido)

MIGUEL ÁNGEL MORENO | El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, afirmó en la mañana de hoy martes 11 de marzo, en la apertura de la 103ª Asamblea Plenaria de los obispos españoles, que la sociedad española vive “una situación cultural” que “bien podemos calificar de ‘postcristiana’”, con “el matrimonio y la familia atravesando una crisis profunda”.

El último discurso de Rouco Varela como presidente de los obispos españoles tuvo un fuerte sabor a balance, al que dedicó una gran parte de su prolongada disertación, en la que no solo analizó sus últimos años al frente de la CEE, sino que revisó el papel del organismo desde su institución, en 1966.

Recuerdo a víctimas del 11-M

Rouco estuvo acompañado en el estrado por el nuncio Fratini, junto al cardenal arzobispo emérito castrense José Manuel Estepa; el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez; el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach; y el cardenal arzobispo emérito de Pamplona y Tudela, Fernando Sebastián. La sesión comenzó con una oración conducida por el secretario general de la CEE, el sacerdote José María Gil Tamayo.

Rouco abrió su comparecencia saludando a los obispos españoles, algunos “directamente llegados de Roma tras la visita ad limina”, agregó el arzobispo madrileño, que tuvo un recuerdo especial para los obispos fallecidos en el último año: el cardenal Ricard Maria Carles, arzobispo emérito de Barcelona; el obispo emérito de Almería, Rosendo Álvarez Gastón; y el obispo emérito auxiliar de Barcelona, Pere Tena Garriga.

El arzobispo madrileño, que llegaba a la Plenaria tras haber presidido la celebración religiosa en la catedral de la Almudena con motivo del décimo aniversario del atentado del 11-M en Madrid, también tuvo unas palabras de recuerdo para las víctimas de aquél terrible suceso. “Encomendamos a la misericordia de Sios a los fallecidos en el atentado terrorista cometido hoy hace diez años en Madrid. Que el Señor cure también las heridas morales de las familias y personas afectadas y que nos conceda a todos la paz”, afirmó Rouco.

Balance e importancia de la CEE

El grueso del discurso de Rouco Varela estuvo centrado en un amplio repaso de la importancia de las Conferencias Episcopales, partiendo de su institución a partir del Concilio Vaticano II y retomando el pensamiento del papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii gaudium, según el cual “no se ha explicitado suficientemente un estatuto de las Conferencias Episcopales que las conciba como sujetos de atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal”, lo cual provoca una “excesiva centralización”, en palabras del Papa empleadas por Rouco en su discurso.

Tras unas reflexiones generales a este respecto, el todavía presidente del Episcopado repasó los casi 50 años de la Conferencia Episcopal, desde su institución en 1966, la configuración de sus Estatutos –“un texto vivo”, calificó–, el “discernimiento” aportado durante la redacción de la Constitución Española de 1978 o el enfrenamiento con la “secularización creciente” de la sociedad española.

También destacó la postura asumida por la CEE contra el terrorismo como actividad “instrínsecamente perversa y nunca justificable”, así como la advertencia en documentos de los últimos años contra las “propuestas políticas encaminadas a la desintegración unilateral de la unidad cultural y política de esa antigua nación que es España”.

En el balance de los desafíos internos acometidos por la CEE, Rouco enumeró la traducción de los textos litúrgicos tras la reforma del Vaticano II, los catecismos elaborados en los últimos años y otros aspectos como las visitas papales, cinco de Juan Pablo II y tres de Benedicto XVI.

Los temas de actualidad

En la última parte de su discurso, pasada ya la media hora de intervención, el arzobispo de Madrid ha acometido los temas de más actualidad, poniendo por delante la noción de que “cuando la Iglesia interviene públicamente sobre estos asuntos” no lo hace “para reivindicar ningún privilegio para ella misma”, sino “para colaborar a la justa ordenación de la vida social y a la tutela adecuada de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos”.

“El Evangelio no se superpone a la vida humana como si fuera algo extraño o exterior a ella, sino que constituye la luz interior de lo humano y la fuerza que lo cura de sus heridas”, dijo el presidente de la CEE, que apeló a continuación a la familia como una realidad que “no es exclusiva o particular de los cristianos”, sino que “constituye la célula básica de todo cuerpo social”.

“En los últimos años, ante la agudización de la crisis social y, sobre todo legal, de la institución matrimonial y de la familia, la Conferencia Episcopal ha dejado oír su voz en diversas ocasiones, con el debido respeto y con la necesaria claridad”, agregó Rouco, que destacó que el Estado “no puede sustituir a la familia ni a la sociedad en la tarea educativa”.

El presidente puso también sobre la mesa la cuestión sobre una renovación de los Estatutos de la CEE para fomentar “una mayor participación de todos sus miembros”, así como enfatizó “la misión y la nueva evangelización” como “la gran tarea pendiente” y reconoció que los obispos españoles han recibido “pistas sugerentes y valiosas” del papa Francisco en la reciente visita ad limina.

“La situación no es fácil. Nos encontramos —como nos recordaba el Papa— ‘ante una cultura mundana, que arrincona a Dios en la vida privada y los excluye del ámbito público’. Por eso, sufrimos el envejecimiento alarmante de nuestra sociedad, con el matrimonio y la familia atravesando una crisis profunda; la cultura disgregadora y materialista del tener y disfrutar se percibe en muchos campos, en particular, respecto de los inmigrantes, afectados, como también las clases medias, por la crisis cultural y económica; la misma nación española se encuentra con graves problemas de identidad, amenazada por posibles rupturas insolidarias; el nivel intelectual del discurso público es más bien pobre, afectado por el relativismo y el emotivismo. Todo ello configura una situación cultural que bien podemos calificar de ‘postcristiana’”, dijo Rouco en los últimos compases de su discurso.

Con la enumeración de los “signos para la esperanza” que encuentra el arzobispo de Madrid, situados en la “nueva generación de sacerdotes y laicos”, los movimientos eclesiales, las familias y los abuelos como “verdaderos apóstoles y evangelizadores”, concluyó un discurso cerrado con la petición de intercesión de la Virgen María.

El nuncio despide a Rouco

El acto de apertura de la Asamblea Plenaria se cerró con unas palabras del nuncio de la Santa Sede, monseñor Renzo Fratini, que fue el primero en mencionar el fin del período de Rouco Varela al frente de la institución.

En las palabras dirigidas por el enviado vaticano, agradeció al arzobispo de Madrid “su generosa entrega con sentido eclesial, su saber actuar desde el conocimiento real de las causas y su confianza en el Señor”.

“Me dirijo a Vuestra Eminencia, Sr. Cardenal Presidente, haciendo propios los sentimientos de viva gratitud de esta Conferencia Episcopal por la tarea desarrollada al servicio de la Iglesia que peregrina en España”, afirmó Fratini, que anticipó sus “mejores votos” y “fraterna ayuda” al próximo presidente del Episcopado, que será elegido mañana miércoles.

En su intervención, el nuncio se refirió a la reciente visita ad limina del Episcopado español, citando gran parte de las advertencias realizadas por el papa Francisco a los obispos españoles. “El Santo Padre, sin ignorar la presencia en la realidad actual de ‘la indiferencia’ de muchos bautizados y del influjo de una ‘cultura mundana’, ha querido dar ánimo al Episcopado español: ‘seguid adelante con esperanza’”, citó Renzo Fratini.

El enviado papal también destacó dos virtudes necesarias para los obispos: “La valentía y la paciencia”. “La valentía de ofrecer con generosidad la propia vida, de consumirse por el rebaño, y la paciencia que descansa en la confianza en el Señor y nos llena de esperanza cada día”, tomando palabras del Papa en su discurso a la Congregación de los Obispos en el Vaticano.

“A punto de cumplirse el primer aniversario de la elección del Papa Francisco, el próximo jueves día 13, termino mis palabras agradeciendo las expresiones de felicitación y la seguridad de sus oraciones, a las que, sin duda, invitan también a los fieles de sus queridas diócesis como signo de la comunión que Cristo ha puesto en su Iglesia”, finalizó el nuncio.

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