El aborto y el paro juvenil, entre los temas tratados en la visita ‘ad limina’

Los obispos españoles, satisfechos del encuentro con el papa Francisco

papa Francisco con los obispos españoles en visita ad limina 3 marzo 2014

ANTONIO PELAYO (ROMA) | No es que este sea un papa imprevisible –que lo es–, sino que los que le siguen y analizan sus gestos o palabras muchas veces sobreponen sus esquemas a los de Bergoglio, esperando de él algo distinto de lo que luego, libérrimamente, acaba haciendo. Abro esta crónica con esta premisa porque ha sucedido, una vez más, exactamente eso.

Con motivo de la visita ad limina de los obispos españoles, muchos esperaban que Francisco les dirigiera un discurso enérgico, denunciador y polémico, y se han encontrado con un programa de tonos muy diferentes, pero totalmente en línea con la que viene siendo su conducta como pastor de la Iglesia universal.

El discurso papal que el lunes 3 de marzo se entregó a cada uno de los presentes hay que interpretarlo como una síntesis de cómo entiende Francisco y deben entender nuestros obispos su misión en esta hora de España, “en la que estáis sufriendo la dura experiencia de la indiferencia de muchos bautizados y tenéis que hacer frente a una cultura mundana que arrincona a Dios en la vida privada y lo excluye del ámbito público”.

En el texto se citan algunas prioridades que la Iglesia española no debe descuidar: la familia (como “valioso agente de evangelización”), la pastoral vocacional (“aspecto que cada obispo debe poner en su corazón como absolutamente prioritario”) y el amor y servicio a los pobres, que son signo del Reino de Dios. “Seguid adelante con esperanza –les anima en su último párrafo–, poneos al frente de la renovación espiritual y misionera de vuestras Iglesias particulares, como hermanos y pastores de vuestros fieles y también de los que no lo son o lo han olvidado”.

Diálogo “con realismo y absoluta libertad”

A los obispos con los que hemos podido intercambiar opiniones sobre el discurso, no les ha sorprendido que el Papa no entrase en al análisis de problemas concretos. “Esos ya han sido tratados muy extensamente, con realismo y absoluta libertad, en las reuniones que hasta ahora han mantenido con el Santo Padre las diversas provincias eclesiásticas”, nos dijo, por ejemplo, Juan del Río, arzobispo castrense.

“El Papa, durante todos estos días –recalcó el secretario general y portavoz de la CEE, José María Gil Tamayo–, ha escuchado y preguntado mucho sobre los desafíos actuales de la Iglesia en España y ha completado el mapa que ya se había hecho de nuestras urgencias pastorales”.

“Hemos vivido –nos decía el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez– un encuentro extraordinario que a todos se nos ha hecho muy corto. Es sorprendente cómo es capaz de crear cercanía y de hacer caer las distancias personales; hemos sentido en primera persona la comunión eclesial con el Papa y con toda la Iglesia de la que es el pastor”.

La agenda de temas ha sido muy variada: la urgencia de la evangelización sin límites; el acercamiento a las periferias geográficas, económicas y espirituales; el lacerante problema del paro juvenil que supone una humillación para quienes lo padecen; los casos de pederastia y la necesidad de aplicar sin reticencias las leyes, colaborando con la autoridad civil; los seminarios y la exigencia en la selección de los candidatos al sacerdocio y de sus formadores; el aborto (cuyas cifras en España, según reveló el mismo Francisco, le han “dejado helado”), el dominio asfixiante de una economía del descarte que pone al hombre al servicio del dinero y no viceversa, etc.

Además del encuentro con el Papa, los obispos han sido recibidos en los diversos dicasterios de la Curia romana y algunos grupos acudieron a entrevistarse con el nuevo secretario de Estado, Pietro Parolin, “muy al tanto de cuanto sucede en nuestro país y en nuestra Iglesia, por la que ha mostrado gran interés”, nos comentó uno de ellos.

Francisco anima a la “renovación espiritual” de España [íntegro solo suscriptores]

En el nº 2.885 de Vida Nueva.

 

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