Israel siembra la división entre cristianos y musulmanes

soldados israelíes

El Parlamento aprueba una ley que distingue a los árabes según su religión

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Soldados israelíes

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Con motivo de la pretensión de las autoridades hebreas de aumentar el porcentaje de la población reclutada para el servicio militar obligatorio (en el cual están incluidas las mujeres, siendo el único Estado del mundo en el que se da esta situación), la tensión en Israel se ha elevado en las últimas semanas.

Si bien la atención mediática se ha concentrado en las multitudinarias manifestaciones de los judíos ultraortodoxos –que temen que desaparezca su exención militar por motivos religiosos–, tampoco ha pasado desapercibida la iniciativa legislativa aprobada el pasado 25 de febrero en el Parlamento a propuesta del diputado del Likud Yariv Levin. Aunque, técnicamente, esta ley solo otorga a los cristianos una presencia específica en la Comisión Estatal para la Igualdad Laboral, el objetivo parece ser el inicio de la diferenciación entre los árabes según su confesión religiosa.

De hecho, así lo ha venido a reconocer Levin en el diario Maariv: “Los cristianos y nosotros [los judíos] tenemos mucho en común. Son nuestros aliados naturales. Un contrapeso a musulmanes que desean destruir Israel desde el interior del país y que se identifican con los grupos terroristas palestinos”.

Unas palabras que no tardaron en ser contestadas desde el periódico Haaretz, que, en un duro editorial, calificó el proyecto de “racista”, pues, si bien musulmanes y cristianos comparten una misma condición árabe, con esta estrategia del “divide y vencerás” se buscaría la “distinción” entre supuestos “árabes buenos y malos”, pudiendo derivar, a la larga, en el enfrentamiento.

La cuestión de fondo estriba en saber si este es un primer paso para que los árabes cristianos se integren plenamente en el ejército israelí, del que hoy están exentos. Sin embargo, a lo largo de 2013, han sido varias decenas de cristianos los que han ingresado voluntariamente en la milicia israelí, rondando la cifra actual en torno a los 300 soldados.

Por ello, la ley también ha despertado las críticas de varios diputados árabes, tanto musulmanes como cristianos. Entre los más contundentes, según recoge la agencia Apic, está Basil Ghattas, cristiano ortodoxo y miembro del partido Balad (Alianza Nacional Democrática), quien denuncia que se trata de “una maniobra política de la extrema derecha”, nacida de un “sectarismo sin precedentes”. De hecho, incluso ha escrito al papa Francisco para advertirle de esta circunstancia de cara a su previsto viaje a Tierra Santa, el próximo mayo.

La propia Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por el rais palestino, Mahmoud Abbas, ha rechazado la iniciativa por entender que se trata de un “intento censurable de dividir al pueblo palestino en Israel en base a la religión”.

Trece siglos siendo un pueblo

La ley por la que se sugiere la diferenciación entre los árabes de Israel según su credo no ha dejado indiferente a los representantes de las comunidades cristianas. Ya al día siguiente de su aprobación en el Parlamento, William Shomali, vicario del Patriarcado Latino para Jerusalén y Palestina, declaró que “se trata de una decisión política y no religiosa”.

Así, abordó la cuestión apelando a las raíces que unen a los dos grandes colectivos espirituales del pueblo palestino: “Es una distinción que va contra la historia porque, después de trece siglos, los cristianos se consideran árabes y los musulmanes los consideran árabes”.

Por tanto, esta ley “va en contra de la voluntad de los propios cristianos, que no quieren llegar a ser una entidad separada, un gueto o una minoría dentro de otra minoría”. Por eso, concluye el obispo, resulta “injusta” una decisión adoptada unilateralmente desde el ámbito político y que ha redefinido el estado de los cristianos sin su consentimiento. Una situación que, no duda Shomali, es la antesala de una futura ley “que establezca el alistamiento obligatorio de los cristianos” en el ejército israelí.

En el nº 2.885 de Vida Nueva

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