Jesús Rodríguez Iglesias, una vida compartida en medio de los pobres

Testimonio de un misionero español que se fue a Chile hace 47 años… y ahí se encarnó

Jesús Rodríguez Iglesias, sacerdote español misionero en Chile

ROBERTO URBINA A. | Son reflejo de una época y espejo para las generaciones presentes, que buscan seguir su estela entregados a la pasión por encarnar el Evangelio en un lugar muy alejado de aquel en el que nacieron. Son los misioneros que, interpelados por un nuevo modo de ser Iglesia a partir de la renovada pastoral del Concilio, preñada de ilusión, dejaron todo y, sin apenas hato ni víveres, salieron a hacerse uno con los pueblos más necesitados.

Fueron miles y miles aquellos que se fueron hace medio siglo y no han regresado, pues saben que, con Jesús, son ya hijos de su pueblo de adopción. Uno de ellos es Jesús Rodríguez Iglesias, sacerdote español que lleva 47 años en Santiago de Chile, siempre en comunidades situadas en los márgenes de la sociedad.

La suya siempre fue una vocación especial. De hecho, le llegó “ya adulto” y siempre con la perspectiva de salir fuera, pues “consideraba que en España había una cantidad excesiva de sacerdotes”. Ingresó en el seminario para vocaciones tardías de Salamanca y, al empezar la etapa de Teología, tomó la decisión de venir a América Latina como misionero.

Tras llegar a Chile, su primer destino fue el sector de La Sierra, poblado por gente modesta que venía de otros puntos del país. Visitaba a los que iban llegando, compartía con ellos y se fue involucrando en la vida y la organización de los pobladores. Se sintió tan “cómodo” con ellos que, a día de hoy, aún sigue viviendo allí, en La Sierra, atendiendo también gran parte del sector vecino, en Cardenal Caro.

“Estoy acostumbrado a escuchar a la gente –explica–, sus angustias por sobrevivir, sus dolores. Sobre todo aquellos problemas cuya principal causa es la injusticia social, de la que uno percibe grandes esfuerzos por ocultarla. Los poderosos buscan tapar el dolor de la pobreza, producto de la injusticia. Uno que vive aquí, lo ve cada día, lo escucha. Al compartir con la gente el pan o una taza de té, también compartes su dolor”.

No se cansa de animar a todos los compañeros sacerdotes a que, como pide el Papa, salgan al encuentro de las periferias, en este caso, tan cercanas a ellos: “La mayoría del presbiterio está en sectores medios y altos, y solo una minoría en los modestos. Eso no se entiende bien a la luz del Evangelio.

Jesús Rodríguez Iglesias, una vida compartida en medio de los pobres [íntegro solo suscriptores]

En el nº 2.883 de Vida Nueva

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