Fortunato Pablo Urcey: “Le pido a Dios que todos los agentes de pastoral seamos samaritanos”

Fortunato Pablo, obispo español de Chota, Perú, y secretario de la Conferencia Episcopal Peruana

Obispo de Chota y nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal Peruana

Fortunato Pablo, obispo español de Chota, Perú, y secretario de la Conferencia Episcopal Peruana

Entrevista con Fortunato Pablo [extracto]

JOSÉ LUIS CELADA | El pasado 24 de enero, y sin que él lo esperara, el agustino recoleto Fortunato Pablo Urcey (Estollo, La Rioja, 1947) fue elegido nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) para el período 2014-2017. El obispo de la Prelatura de Chota acepta este servicio con “gran confianza” en Dios y en sus hermanos del episcopado, sabedor de que Aparecida “nos ha embarcado a todos en la misma causa”.

PREGUNTA.- ¿Se esperaba su nombramiento como secretario de la Conferencia Episcopal Peruana? ¿Cómo afronta esta nueva etapa de su ministerio?

RESPUESTA.- La verdad es que no lo esperaba. Acepto este servicio eclesial con una gran confianza; primero, en la gracia del Dios; y después, en los hermanos del episcopado. También confío en la oración prometida por las personas que me han felicitado.

P.- Que sus hermanos se hayan decidido por un obispo misionero para el cargo, ¿es una declaración de intenciones para seguir promoviendo más y mejor el “estado de misión” que impulsó la Conferencia de Aparecida?

R.- El Documento de Aparecida nos ha embarcado a todos en la misma causa: promover la misión. En la Prelatura de Chota hemos trabajado en la misión intensiva y lo seguimos haciendo en la misión permanente. La exhortación apostólica Evangelii gaudium nos viene animando en la misma tarea. Ignoro si los hermanos obispos tuvieron presente este criterio a la hora de elegirme.Fortunato Pablo, obispo español de Chota, Perú, y secretario de la Conferencia Episcopal Peruana

P.- Que el elegido sea el pastor de una prelatura como Chota, ¿es también un signo de que la Iglesia peruana apuesta por “las periferias” que reivindica el papa Francisco?

R.- Bueno, periferias y muy serias las hay en todos los lugares. Pienso en las periferias de las grandes ciudades como Lima. Las periferias en la prelatura tienen que ver con las distancias y el difícil acceso a muchas comunidades.

P.- Perú ya no es aquel país al que usted llegó por primera vez en los años 70. ¿El terrorismo de Sendero Luminoso o la corrupción de gobiernos como el de Fujimori forman parte ya del pasado, o su huella permanece de algún modo en la sociedad peruana?

R.- Las cosas han cambiado mucho desde el año en que llegué a Perú. La zona en que me tocó desplegar el apostolado no fue castigada por Sendero Luminoso. Advertíamos más su saña en los desplazamientos a Lima, donde eran muy frecuentes los famosos apagones en la noche. No obstante, todavía preocupa el que algunos jóvenes y en la zona del VRAEM (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) sigan apostando por Sendero. La corrupción, lamentablemente, sigue en pie; es una de las lacras que más preocupan hoy.

“El Documento de Aparecida nos ha embarcado
a todos en la misma causa: promover la misión.
En la Prelatura de Chota hemos trabajado
en la misión intensiva y lo seguimos
haciendo en la misión permanente”.

P.- Analistas y expertos económicos constatan hoy un importante crecimiento económico del país. ¿Se está traduciendo eso en la reducción de la pobreza y la desigualdad entre su población?

R.- Estamos viviendo un gran crecimiento económico, pero esto no significa que llegue a los más pobres. Es cierto que el Gobierno actual tiene planes para lograr condiciones de vida digna, como la Pensión 65 [Programa Nacional de Asistencia Solidaria para “adultos mayores y en extremo pobres”], pero con excesiva frecuencia somos testigos de que estos apoyos no llegan primero a los más necesitados.

P.- Pese a la amenaza de las sectas, la Iglesia católica sigue gozando de una gran credibilidad entre el pueblo, ¿no es así?

R.- Ciertamente, pero no deja de ser preocupante el avance de las sectas, que atacan lo que más nos une: la Cruz gloriosa, la devoción a la virgen María y a los santos, el cariño hacia el Papa actual y sus predecesores… Tenemos casos muy concretos que claman al cielo: el de pobres enfermos a quienes asedian prometiéndoles la salud si se convierten, y, cuando ven la gravedad del caso, los intentan consolar diciéndoles que van a orar para que Dios los recoja. O el caso de aquel matrimonio joven con dos hijos que le habla al párroco de su intento de suicidio, porque no podían pagar el diezmo. El padre les aconsejó no pagar, pero ellos le dijeron que les estaban amenazando con el infierno. Las sectas hacen su agosto entre las personas que tienen una fe débil. Todo esto nos compromete a seguir evangelizando.

Políticos e Iglesia

P.- ¿Y la clase política, también escucha la voz de la Iglesia? ¿Tiene en cuenta el Gobierno de Ollanta Humala sus diagnósticos sobre la realidad peruana?

R.- Qué duda cabe de que hay políticos comprometidos con la fe. Pero no es infrecuente encontrarnos con planes que la atacan de lleno en lo que se refiere a la dignidad de la vida humana, la ideología de género y, últimamente, en los temas de la religión. Hoy nos preocupa que se quiera retirar de la escuela la educación religiosa, y también la nueva ley universitaria que no respeta la autonomía de la universidad. Felizmente, hay políticos, y también la Iglesia en Perú, que presentan sus propuestas para que estos intentos gubernamentales sean mejorados o suprimidos. Al menos, en estos aspectos tengo que decir que el actual Gobierno no tiene en cuenta la realidad peruana.

“Qué duda cabe de que hay políticos
comprometidos con la fe.
Pero no es infrecuente encontrarnos
con planes que la atacan de lleno.
Felizmente, hay políticos, y también la Iglesia en Perú,
que presentan sus propuestas para que
estos intentos gubernamentales sean mejorados o suprimidos”.

P.- La provincia de Chota y toda la región de Cajamarca llevan tiempo manifestándose contra las explotaciones mineras a cielo abierto de multinacionales extranjeras. ¿Teme que estos negocios reaviven viejos fantasmas, cuando se violaban impunemente los derechos de estos pueblos?Fortunato Pablo, obispo español de Chota, Perú, y secretario de la Conferencia Episcopal Peruana

R.- El asunto de la minería es tremendamente delicado. No es fácil tratarlo debido a su complejidad. El gobierno actual de la región de Cajamarca, con su presidente Gregorio Santos, desde el comienzo ha actuado contra la minería y todo tipo de inversión. En varias ocasiones ha logrado paralizar la región. La disyuntiva que presenta es muy débil. No es una disyuntiva completa, como aprendimos en filosofía: “Oro o agua”. ¿Qué campesino de Cajamarca va a elegir el oro, cuando es el agua la que da vida a sus pastos, a sus campos de cultivo, a sus animalitos, como ellos dicen? Nos quedamos con el agua. Y es entonces cuando toda una región sufre la pérdida de cien mil puestos de trabajo y una tremenda recesión, porque desde antaño Cajamarca es zona minera. Aunque nos cueste creerlo, nos dicen que hay una minería respetuosa con la naturaleza. Estamos de acuerdo en que se refuercen los controles para lograr este tipo de minería, pero resulta difícil pensar una región como esta sin minería.

P.- En 2013, la Prelatura de Chota cumplió medio siglo de vida en los Andes peruanos. ¿Qué le pide su obispo al futuro para la Iglesia que peregrina en aquel rincón del mundo?

R.- En este 50º aniversario que hemos vivido, se ha querido ante todo dar gracias: “Den gracias al Señor porque es bueno”. Es mucho, muchísimo, lo que las provincias de Chota y Cutervo tienen que agradecer a Dios. Enumero lo más resaltante: la presencia de los hermanos del Apostolado de la Oración; esa práctica religiosa cambió la vida de muchos hermanos nuestros. Desde la década de los 70, con la animación del Movimiento por un Mundo Mejor, los religiosos agustinos recoletos entraron en la pastoral de conjunto y dedicaron esfuerzos para la formación de catequistas. En esta tarea contaron con el apoyo de la hermana Carmen Arteche, aci, gran maestra de catequistas. De sus familias surgieron las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. A los hermanos del Apostolado y a los catequistas se fueron uniendo otros movimientos eclesiales: entre los más destacados, la Legión de María y el Movimiento Juan XXIII, además de la catequesis familiar, la escuela de padres… No le pido nada al futuro, le pido a Dios que todos los agentes de pastoral seamos cercanos, misericordiosos, samaritanos…, como nos pide el papa Francisco.

En el nº 2.883 de Vida Nueva

Compartir