Actitudes nuevas, un reto urgente

MARÍA STELLA RODRÍGUEZ | Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá

“Es común que las comunidades religiosas realicen en el final del año, o al inicio del siguiente, elecciones de provincial o de superiores y superioras de comunidad…”

Es común que las comunidades religiosas realicen en el final del año, o al inicio del siguiente, elecciones de provincial o de superiores y superioras de comunidad. Son cambios necesarios y, en realidad, muy útiles en ese anhelo de airear las obras apostólicas o los grupos de comunidad.

Sin embargo, el gran peligro es que estos cambios traigan tensiones negativas, desánimo o divisiones. Que algunas personas sientan que todo será igual y que, sencillamente, lo único que cabe es tener paciencia y esperar a que llegue un nuevo período de nombramientos.

Este panorama es desalentador, pero ¿será posible soñar con una vida comunitaria diferente? Pienso que todo cambio de relación está precedido por un cambio de actitud ante los demás y, aunque no es tan fácil lograr una modificación positiva en todos los casos, sí es posible cuando, antes de señalar a los otros, se hace una evaluación muy sincera de las propias actitudes.

Por ejemplo, ¿conozco más allá de lo superficial a cada persona de mi comunidad? ¿Le dedico un tiempo tranquilo para conversar con cada uno o cada una sin hacer exclusiones o manifestar preferencias? ¿Incluyo en mis oraciones las preocupaciones o necesidades de mis hermanos o hermanas de manera singular y sincera? ¿Tengo algunas formas concretas de hacerles saber que, a pesar de sus defectos o errores, son mis hermanos y hermanas y, por esto, los amo como el Señor nos mandó? ¿Soy capaz de aceptar a las personas, aunque a veces rechace sus comportamientos o manera de pensar? ¿Estoy dispuesto o dispuesta a no aumentar las deficiencias o errores de los demás con mis comentarios y, a la vez, detener rumores que lleguen a mí sobre mis hermanos o hermanas?

Esto fue lo que hizo exclamar a los paganos que descubrían a la comunidad de Jerusalén: “Mirad cómo se aman”. Esto hará que sea creíble hoy el ideal de la Vida Consagrada.

En el nº 2.883 de Vida Nueva.

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