Las 34ª Jornadas de Apostolado Seglar apuestan por un mayor protagonismo del laicado

34 Jornadas de Apostolado Seglar 2014

El obispo Osoro incide en la necesidad de ser “sal y luz en el mundo”

34 Jornadas de Apostolado Seglar 2014

F. OTERO | Madrid acogió, los pasados 15 y 16 de febrero, la edición número 34 de las Jornadas Generales de Apostolado Seglar bajo el título Desde la exhortación apostólica ‘Christifideles laici’ a la ‘Evangelii gaudium’. Prospectivas, en la que participaron unas 100 personas, entre representantes de unas 40 diócesis y de 25 asociaciones y movimientos seglares.

Las Jornadas fueron presididas por el arzobispo de Valencia y presidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS), Carlos Osoro, quien dio la bienvenida incidiendo en la necesidad de potenciar la formación del laicado, así como su asociación, para ser “sal y luz en el mundo” y “alimento espiritual para toda la multitud que tiene hambre de Dios”.

También estuvieron presentes los obispos de Teruel y Albarracín, de Sigüenza y de Ciudad Real, Carlos Escribano, Atilano Rodríguez y Antonio Algora, respectivamente, al igual que el arzobispo emérito de Zaragoza, Elías Yanes, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, y el director del Secretariado de la CEAS, Antonio Cartagena, que moderó el encuentro.

Antes de comenzar con los trabajos, Gil Tamayo, también portavoz de la CEE, quiso saludar a los participantes y aprovechó la ocasión para felicitar a los organizadores por el tema elegido, afirmando que Francisco “nos ha puesto una partitura”, la Evangelii gaudium, que definió como “una sinfonía alegre”.

Ya en materia, Salvador Pié-Ninot, presidente de la Fundación Blanquerna de la Universidad Ramón Llull, ofreció una interesante ponencia sobre Claves pastorales desde la ‘Christifideles laici’ y ‘Evangelii gaudium’ a tener en cuenta en la evangelización.

En su opinión, es necesario, entre otras cuestiones, recuperar la urgencia de la misión, ayudar a una pastoral en conversión, fomentar la diocesaneidad, centrarse en lo esencial de la fe, unir mística y compromiso, fortalecer la formación de los laicos, dar un lugar privilegiado a los pobres y generar una catolicidad abierta a la periferia. Propuestas que no son sino una síntesis del mensaje que el papa Francisco hace llegar a través de su exhortación.

Crear espacios

Para expresar su propuesta, recurrió a un texto de la Acción Católica Italiana: “Necesitamos crear espacios motivadores y sanadores para los agentes pastorales, espacios donde regenerar la propia fe, donde compartir las propias preguntas más profundas y las preocupaciones cotidianas, donde discernir en profundidad con criterios evangélicos sobre la propia existencia y experiencia, con finalidad de orientar al bien y a la belleza las propias elecciones individuales y sociales”.

En otro momento, el arzobispo emérito Elías Yanes reclamó para los laicos una formación ordenada de lo más nuclear de la fe cristiana. “Sin un laicado formado, la Iglesia no puede evangelizar”, afirmó.

Del mismo modo, citó la exhortación postsinodal Ecclesia in Europa de Juan Pablo II, para recalcar que los cristianos “han de tener una fe que les permita enfrentarse críticamente con la cultura actual, resistiendo a sus seducciones; incidir eficazmente en los ámbitos culturales, económicos, sociales y políticos; (…) transmitir con alegría la fe a las nuevas generaciones; construir una cultura cristiana capaz de evangelizar la cultura más amplia en que vivimos”.

Al hilo de la formación, Carlos Escribano, también miembro de la CEAS y consiliario de Acción Católica Española, insistió en la necesidad de asociación y de madurar el protagonismo de los laicos en todas sus dimensiones en una ponencia titulada Necesidad para el laicado de una formación cristiana integral. Exigencias y contenidos.

En la clausura de las Jornadas, y después de que los participantes dispusieran de un tiempo para compartir las reflexiones del fin de semana, Carlos Osoro se mostró partidario de promover una mayor corresponsabilidad de los laicos, así como de que los sacerdotes entiendan lo que es el laico cristiano.

En el nº 2.883 de Vida Nueva

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