El auxiliar emérito de Barcelona fue el fundador del Centro de Pastoral Litúrgica
JORDI LLISTERRI (BARCELONA) | Vivió lo que se ha llamado “el siglo de la liturgia”. Estaba totalmente convencido de que una de las mayores aportaciones del Vaticano II fue la reforma litúrgica. Y no creía en la reforma por la reforma, sino en la reforma para amplificar la belleza litúrgica y para que fuera realmente el centro de la vida de la Iglesia. Pere Tena, un amante de la liturgia, falleció en Barcelona el pasado 10 de febrero a los 86 años.
Su relieve público llegó como obispo auxiliar de Barcelona, entre 1993 y el 2004. Pero su aportación principal ha sido en el campo litúrgico como fundador y director del Centro de Pastoral Litúrgica (CPL) y como subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede, entre 1987 y 1993, año en el que volvió a Barcelona como obispo auxiliar.
Su vinculación al CPL fue constante desde la fundación en 1958, en los inicios de la reforma conciliar. Desde el ámbito más académico, su obra más influyente fue la revista Phase, además de los más de 200 libros y artículos publicados. Y, desde el ámbito divulgativo, su apoyo a Misa Dominical, la publicación con nota para las homilías, moniciones y lecturas que promovió con su amigo Joaquim Gomis.
En los mismos años tuvo una gran implicación en la Facultad de Teología de Cataluña. Fue profesor, vicepresidente y decano en varias etapas, en las que se realizó la unión de los diversos centros universitarios de teología de Cataluña. También fue director del Instituto Superior de Liturgia de Barcelona. En 1986, fue nombrado canónigo de la catedral de Barcelona.
Esta intensa dedicación entre los años 60 y 70 le valió para ser llamado a Roma en 1987 como subsecretario de la congregación romana para el Culto. Bajo el pontificado de Juan Pablo II, participó en la elaboración de la segunda edición del ritual del matrimonio, la segunda edición del ritual de las ordenación y en la nueva edición del ritual de exequias.
En 1993 retornó a Barcelona como obispo auxiliar para colaborar en el equipo de gobierno que el cardenal Ricard Maria Carles formó con los auxiliares Joan Carrera, Jaume Traserra, Joan-Enric Vives y Carles Soler Perdigó. Tena se encargó de una de las demarcaciones pastorales de la ciudad de Barcelona. Como obispo también fue elegido por dos trienios presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española. En 2001, fue reconocido doctor honoris causa por el Instituto Litúrgico San Anselmo de Roma.
Después de su jubilación canónica en 2004, permaneció plenamente activo hasta el último día. Mantenía una memoria prodigiosa que le permitía predicar sin papeles. Y mantenía su labor de difusión litúrgica, por ejemplo a través de los comentarios que publicaba en el semanario Catalunya Cristiana.
El cardenal arzobispo Lluís Martínez Sistach presidió el funeral celebrado el miércoles 12 de febrero en la catedral de Barcelona acompañado de varios obispos y numerosos sacerdotes que fueron sus alumnos.
En el nº 2.882 de Vida Nueva
