Vaticano, 11 de febrero: un año tras la gran renuncia

Benedicto XVI se va del Vaticano el 28 de febrero 2013

Personalidades de Iglesia reflexionan sobre el histórico gesto de Benedicto XVI

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Benedicto XVI, en el momento de comunicar su renuncia, 11 de febrero de 2013

MIGUEL ÁNGEL MORENO | Ha pasado exactamente un año, pero bien podría parecer que ha sido mucho más tiempo, especialmente por la profusión de noticias que se han desencadenado en la Iglesia a partir de la renuncia al papado de Benedicto XVI, de la que se cumple el primer aniversario hoy martes 11 de febrero de 2014. El final de su pontificado, la sede vacante y el cónclave y la elección de Francisco, con su notable irrupción en la vida de la Iglesia y en la opinión pública universal, marcan doce meses de actualidad vertiginosa, pero también de vida apartada del que fue Pontífice, ahora oculto en un segundo plano.

El papa Francisco ha reclamado hoy, a través de su cuenta de Twitter, una oración por su predecesor, al que calificó como “un hombre valiente y humilde”. Esas y otras cualidades han marcado los análisis de colaboradores cercanos del papa emérito y de otras personas relevantes del panorama eclesial que durante estos días han reflexionado sobre el gesto de Joseph Ratzinger.

Las palabras de la renuncia

“En el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro”.

Estas fueron las palabras con las que Benedicto XVI anunció el final de su pontificado, en un consistorio ordinario para causas de canonización en el que, al final de la sesión e interrumpiendo el transcurso habitual de estos actos, Joseph Ratzinger hizo pública la gran noticia. [Vídeo y palabras exactas]

La posibilidad de la renuncia ya había sido adelantada por Benedicto XVI en la entrevista con el periodista Peter Seewald recogida en el libro Luz del mundo. En su página 43, dentro del capítulo sobre los escándalos en la Iglesia, Benedicto confirmó que sí podía ser “apropiada” una renuncia en determinadas circunstancias. “Sí, cuando un Papa llega a la clara conciencia de no ser más capaz física, mental y espiritualmente de desarrollar el cargo que le ha sido encomendado, entonces tiene el derecho, y en algunas circunstancias también el deber, de renunciar”, declaró entonces.

La actual vida de Joseph Ratzinger

Los últimos doce meses del que es papa emérito desde las 20:00 horas del 28 de febrero de 2013, cuando se formalizó legalmente la renuncia al pontificado, han transcurrido en el monasterio Mater Ecclesiae, situado en los jardines del Vaticano. Allí reside desde el mes de abril, cuando fueron terminadas las obras de renovación de este monasterio.

Hasta entonces, la residencia estival de los papas en Castel Gandolfo fue su morada, donde acudió a visitarle en varias ocasiones el papa recién nombrado Francisco, cuya elección fue el 13 de marzo.

Allí, Benedicto XVI vive “lejos del mundo pero presente en la Iglesia”, según declaró recientemente el arzobispo Georg Gänswein, secretario personal del Papa y prefecto de la Casa Pontificia, a la agencia Reuters.

El papa emérito “estudia, lee, mantiene correspondencia y recibe visitas”, además de rezar el rosario y tocar el piano, todo ello “en la medida de un hombre con 86 años de edad”, afirmó.

El papa emérito recibe en el monasterio al actual pontífice Francisco, y también visita al papa Bergoglio en la Casa Santa Marta, confirmó Gänswein. “Desde el principio hubo una buena relación entre ellos, y este buen inicio se ha desarrollado y madurado. Se escriben, se telefonean, conversan y se intercambian invitaciones. En muchos niveles, hay un buen feeling entre ellos”, comentó el secretario pontificio.

“Mi última tarea es sostener a Francisco”

Entre los destinatarios de esas correspondencias privadas que mantiene Benedicto XVI está el teólogo suizo Hans Küng, compañero de Joseph Ratzinger durante el Concilio Vaticano II aunque crítico con su pontificado. Küng confirmó al diario italiano La Repubblica que recibe cartas del papa emérito, y reveló entre ellas parte de una de las misivas en la que el pontífice emérito le relevaba cuál consideraba que era su cometido durante el pontificado de Francisco su sostenimiento desde la oración.

“Estoy agradecido de poder mantener una gran coincidencia en los puntos de vista y una amistad de corazón con el papa Francisco. Veo que mi único y último deber es sostener su Pontificado con mi oración”, afirmaba Benedicto XVI en una carta dirigida a Küng y fechada el pasado 24 de enero, según reveló el teólogo suizo.

Las lecturas del gesto

Desde la misma mañana en la que se produjo la decisión papal, que cogió “un poco por sorpresa” en el mismo Vaticano, según reconocía apenas una hora después del suceso el portavoz pontificio Federico Lombardi, las opiniones se fueron sucediendo y las valoraciones a un año vista muestran una mayoritaria percepción positiva del hecho.

El mismo Lombardi calificaba hoy en declaraciones a Radio Vaticano la decisión como de “gran acto de gobierno”, llevado a cabo con “gran coraje”.

En el mismo sentido se pronunciaba ayer en la Cadena COPE el recientemente nombrado secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, para quien Joseph Ratzinger se ha ganado “el respeto de todo el mundo y una gran comprensión”, al haber dado “un paso muy positivo en la Historia de la Iglesia”.

“Cuando Benedicto XVI anunció su renuncia se dio una lección a los poderosos del mundo tan apegados al poder, y de dejar paso, para que se vea que es Dios quien lleva la Iglesia. Y para quienes vaticinaban que esto iba a tener grandes dificultades, que dos papas convivan juntos, vemos como esto sigue adelante y cómo el papa emérito está apoyando de manera fortísima a Francisco”, afirmaba Gil Tamayo.

Para Lombardi, la clave de esta convivencia se basa en la vivencia del ministerio petrino como un “servicio” y no como un “poder”.

“Si se viven los problemas en clave de poder, entonces es claro que dos personas pueden tener dificultad para convivir, porque puede ser difícil el hecho de renunciar a un poder y convivir con el sucesor. Pero si se vive todo exclusivamente como un servicio, entonces una persona que ha cumplido su servicio ante Dios y en plena conciencia pasa el testimonio de este servicio a otra persona, que con actitud de servicio y en plena libertad de conciencia, desarrolla este deber, ¡entonces el problema no se presenta absolutamente!”, declaraba el portavoz vaticano a la radio oficial de la Santa Sede.

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