Soledad Suárez: “Nos hemos olvidado de que vivimos en sociedad”

Presidenta de Manos Unidas

Soledad Suárez, presidenta de Manos Unidas

FRAN OTERO. Fotos: LUIS MEDINA | Soledad Suárez (Madrid, 1950) lleva un año y tres meses como presidenta de Manos Unidas, tiempo durante el que se ha sentido cómoda y ha podido comprobar que trabajar en esta institución eclesial es “fácil y agradable”, a pesar de las dificultades económicas, sobre todo por el descenso de ayuda públicas, que han afectado al número de proyectos que pueden asumir. En cualquier caso, ve el futuro con esperanza y está centrada en la nueva campaña de Manos Unidas, que promueve el octavo y último de los Objetivos de Desarrollo del Milenio –fomentar una alianza mundial por el desarrollo– con el lema Un mundo nuevo, proyecto común.

PREGUNTA.- ¿En qué están trabajando actualmente en Manos Unidas?

R.- Ahora mismo, en el último Objetivo del Milenio que, en realidad, es uno de los más difíciles de explicar a la sociedad española, porque es el único que nos atañe a los países desarrollados y sobre el que más hay que llamar a las conciencias. Tenemos que modificar nuestra vida para que se cumpla este objetivo. Es un trabajo apasionante.

P.- ¿Qué hay que hacer para que se pueda cumplir este objetivo?

R.- Hay que promover una alianza comercial entre los países del Norte y del Sur, así como explicar a la sociedad española por qué se producen las situaciones de injusticia en el mundo, sobre todo, desde el punto de vista económico. Se trata de explicar que hay poblaciones en el mundo que nacen pobres y mueren pobres, de modo que no son conscientes de que pueden salir de esa situación. En Manos Unidas comprobamos que cuando se les explica que no tienen por qué vivir así, se produce un cambio y quieren mejorar. Hay que trabajar mucho con la sociedad española, porque no podemos consumir como lo hacemos. Nos hemos olvidado de que vivimos en sociedad y hemos dado mucha más importancia al individuo. Hemos desmantelado la organización social, el tejido social que teníamos. En vez de trabajar todos juntos, cada uno va a lo suyo. El Papa habla de la globalización de la indiferencia, que, precisamente, es contra la que tenemos que luchar.

P.- ¿Puede la crisis económica ayudarnos a cambiar el estilo de vida?

R.- Es una de las cosas buenas que puede tener: que nos haga plantearnos la forma de vivir y consumir que hemos tenido. No nos hace más felices y es insostenible desde un punto de vista económico, ecológico… Tanto Benedicto XVI como Francisco han hecho, en este sentido, llamadas a la fraternidad, a que nos sintamos hijos de un mismo Dios, hermanos, y que sepamos que, si lo conseguimos, todos vamos a ser más felices.

P.- En España, ¿es cierto que ha descendido la solidaridad?

R.- Sí es cierto que desde el poder político se ha olvidado la Ayuda Oficial al Desarrollo. Lo hemos denunciado de todas las maneras posibles. Por ejemplo, en 2012 el presupuesto destinado a esta partida se recortó en un 70%. Fue un palo descomunal, no solo por el dinero, sino, sobre todo, por el concepto: doy cuando me sobra, cuando no me sobra no doy. Eso es muy peligroso, porque lo que hay que hacer es compartir. A nivel general, la sociedad española sigue siendo muy solidaria, pero se ha cambiado el destino. Los ciudadanos se han volcado con las necesidades del propio país. En cualquier caso, seguimos teniendo un gran número de socios; han bajado, pero poco.

Entrevista con Soledad Suárez [íntegra solo suscriptores]

En el nº 2.881 de Vida Nueva.

 

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